Greenpeace trabaja por una agricultura beneficiosa para el Planeta y para las personas que lo habitan. Rechazamos la liberación de cultivos transgénicos (OMG, organismos modificados genéticamente). Los OMG (plantas, animales o micro organismos) amenazan nuestra salud, deterioran el medio ambiente y destruyen la agricultura familiar o sostenible, agravando el hambre en el mundo. Es urgente aplicar el principio de precaución y parar el experimento genético que se está llevando a cabo a escala mundial.
Algunos datos importantes:
- Sólo diez multinacionales controlan casi el 70% del mercado mundial de semillas lo que significa que los y las agricultoras tienen poca capacidad de elección.
- Los cultivos transgénicos no alimentan al mundo. El 99,5% de agricultores y agricultoras no los cultivan.
- La agricultura industrial usa fertilizantes sintéticos y agroquímicos que contaminan nuestros suelos y aguas, recursos necesarios para producir alimentos sanos ahora y en el futuro.
- El excesivo uso de fertilizantes de síntesis en la agricultura industrial contribuye al agravamiento del cambio climático.
Greenpeace se opone a toda liberación de OMG al medio ambiente (liberación de animales o plantas). Los ensayos en campo o cultivos experimentales, incluso a pequeña escala, presentan igualmente riesgos de contaminación genética, por lo que también deben prohibirse.
Greenpeace no se opone a la biotecnología siempre que se haga en ambientes confinados, controlados, sin interacción con el medio. A pesar del gran potencial que tiene la biología molecular para entender la naturaleza y desarrollar la investigación médica, esto no puede ser utilizado como justificación para convertir el medio ambiente en un gigantesco experimento con intereses comerciales.
Greenpeace no se opone a la biotecnología siempre que se haga en ambientes confinados, controlados, sin interacción con el medio. A pesar del gran potencial que tiene la biología molecular para entender la naturaleza y desarrollar la investigación médica, esto no puede ser utilizado como justificación para convertir el medio ambiente en un gigantesco experimento con intereses comerciales.
¡Tenemos el derecho y la responsabilidad de conocer y decidir cómo y dónde se producen nuestros alimentos!