En la actualidad existe un conjunto de evidencias científicas publicadas y certificadas por expertos, sobre estudios con animales llevados a cabo en muchos países, por distintas entidades (gobiernos, organizaciones científicas independientes y empresas) que demuestran que los transgénicos causan una amplia gama de graves e inesperados impactos en la salud. Adicionalmente, empiezan a surgir pruebas de que si los animales son alimentados con cultivos transgénicos, pequeñas cantidades de substancia genéticamente modificada aparece en los productos derivados de la carne y los lácteos, lo cual no se había identificado previamente.
Una de las principales preocupaciones sobre los cultivos transgénicos es si éstos van a tener efectos negativos para la salud. Esta preocupación fue en un inicio meramente teórica. Sin embargo, en los últimos años ha surgido importante evidencia científica que ha desarrollado sustancialmente nuestra comprensión y demuestra que la ingeniería genética presenta riesgos reales para la salud. En la actualidad existe un conjunto de evidencias científicas publicadas y certificadas por expertos, sobre estudios con animales llevados a cabo en muchos países, por distintas entidades (gobiernos, organizaciones científicas independientes y empresas) que demuestran que los transgénicos causan una amplia gama de graves e inesperados impactos en la salud. Adicionalmente, empiezan a surgir pruebas de que si los animales son alimentados con cultivos transgénicos, pequeñas cantidades de substancia genéticamente modificada aparece en los productos derivados de la carne y los lácteos, lo cual no se había identificado previamente.
Ambas cuestiones plantean graves preocupaciones para la salud humana y animal sobre el uso de transgénicos en los alimentos, así como profundas preocupaciones éticas sobre el hecho de que los alimentos procedentes de animales alimentados con transgénicos siguen sin ser etiquetados. Los resultados plantean además serias dudas sobre la fiabilidad de la evaluación europea sobre la seguridad y sobre los procedimientos de asesoramiento. Con esta evidencia, la Soil Association considera que los cultivos transgénicos no son seguros y no deben ser utilizados para la alimentación.
La leche, los huevos y la carne de animales alimentados con transgénicos ¿contienen sustancias genéticamente modificadas?
Introducción
A menudo, los defensores de los cultivos transgénicos sugieren que no debe haber preocupación por este tema, ya que la substancia transgénica se degrada durante su transformación en alimento y durante la digestión. (Por ejemplo, hay secreciones importante de nucleasas, enzimas que descomponen el ADN, a lo largo del intestino). Hasta hace un par de años, ninguno de los estudios publicados había detectado ADN genéticamente modificado en la leche, los huevos o la carne de animales alimentados con transgénicos.
Sin embargo, varios de estos estudios encontraron que el ADN del cloroplasto de plantas que se usa como alimento para animales está presente en la leche, los huevos y la carne. Este ADN de la planta no es el ADN nuclear, el ADN contenido en los núcleos de las células que es donde los nuevos genes ("transgenes") se insertan generalmente para hacer los cultivos transgénicos. Es el ADN que se encuentra en los cloroplastos, los "orgánulos" la planta que hacen la fotosíntesis y que están presentes en grandes cantidades en las células vegetales. El ADN del cloroplasto es mucho más abundante que el ADN nuclear, ya que cada célula de la planta puede tener miles de copias de genes de los cloroplastos, pero sólo dos o cuatro copias de cada gen nuclear. Por lo tanto, se piensa que el ADN vegetal del cloroplasto es más perceptible en los productos animales que el ADN nuclear, simplemente por su mayor abundancia, no porque sea menos susceptible a la degradación durante el procesamiento o la digestión.
De hecho, es probable que muchos estudios hayan fallado en detectar el ADN genéticamente modificado, ("transgénico"), en los productos animales y los tejidos debido al nivel comparativamente bajo de su presencia y a las limitaciones en la sensibilidad de los métodos analíticos que se utilizan, y no porque el ADN transgénico no llegue a los productos y tejidos de origen animal.
Desde finales de 2005, sin embargo, tres estudios publicados por tres equipos científicos diferentes y un estudio inédito, han detectado ADN vegetal transgénico en los tejidos y la leche animal.
Un equipo canadiense alimentó a cerdos y ovinos con colza (o canola) oleaginosa Roundup Ready y luego examinó diversos tejidos de animales. Los científicos encontraron que el hígado, el riñón y los tejidos intestinales de los cerdos y las ovejas contenían fracciones de los transgenes. En otro estudio, científicos italianos alimentaron a lechones durante 35 días con maíz transgénico de Monsanto (MON 810). Posteriormente, encontraron fragmentos de un transgén en la sangre, el hígado, el bazo y el riñón de los animales.
Otro equipo de investigadores italianos, de la Universidad de Catania, detectó secuencias de soja genéticamente modificada y secuencias transgénicas en leche comprada en tienda, en Italia. Un estudio inédito, realizado en el año 2000 en la Universidad de Weihenstephan en Alemania, también detectó substancias genéticamente modificadas (de soja y maíz transgénicos) en la leche de vacas que habían sido alimentados con grandes cantidades de plantas transgénicas. Los resultados del estudio fueron publicados por Greenpeace en 2004. El investigador ha sugerido que el ADN puede haber sido consecuencia de la contaminación de la leche por el polvo del forraje transgénico en los productos lácteos. Si bien esto no está probado, apunta a una posible fuente común de contaminación con el uso de pasto transgénico y no cambia, ni socava el hecho de que el investigador encontró ADN genéticamente modificado la leche.
La Soil Association también decidió investigar este problema. Pedimos a los agricultores en cuyo forraje se habían encontrado altos niveles de soja transgénica, si podían proporcionar muestras de su leche o huevos para realizar análisis que detecten la presencia de proteínas o ADN genéticamente modificados. Dos productores de leche y un productor de huevos acordaron proporcionar muestras. Cada agricultor proporcionó dos muestras de leche (de dos vacas diferentes) o dos muestras de huevos, así como una muestra de forraje para volver a comprobar el nivel de soja transgénica.
Todas las muestras fueron analizadas por Genetic ID en Alemania. Se encontró que la soja en las tres muestras de forraje era 100% transgénica. Sin embargo, nuestras pruebas no detectaron ningún ADN o proteína, modificados genéticamente en ninguna de las muestras de leche o de huevos. En varias de las muestras de leche, se detectó ADN vegetal, incluyendo ADN de soja, lo que indica la posibilidad de que un nivel muy bajo de ADN genéticamente modificado no haya sido detectado. Posteriormente, cuando supimos de la investigación italiana, que había detectado ADN genéticamente modificado en leche de tienda, llevamos a cabo una investigación similar, pero a menor escala. Las muestras de leche fueron recolectadas en 10 supermercados líderes o cadenas de tiendas de esquina. Todas las muestras fueron analizadas utilizando la misma técnica aplicada por los científicos de Catania, así como por un método propio de la casa. Una vez más, no encontramos ADN o proteína modificados, pero varias muestras contenían restos de ADN vegetal, incluyendo ADN de soja.
En conclusión, basados en el hecho de que el ADN del cloroplasto de cultivos, se encuentra comúnmente en la leche, los huevos y los tejidos animales, y que cuatro equipos de investigación han detectado ADN de cultivos transgénicos en la leche, la sangre, el hígado, los riñones y los tejidos intestinales de animales alimentados con transgénicos, concluimos que es probable que las personas se estén frecuentemente expuestas a ADN genéticamente modificado mediante el consumo de leche y carne de animales alimentados con transgénicos, aunque a niveles muy bajos. Es necesario por lo tanto una investigación adicional sobre este tema.