Señor Presidente Rafael Correa Delgado: en los últimos meses, se ha reabierto un debate público acerca de la pertinencia o no de liberar en el Ecuador cultivos y semillas transgénicas. Usted ha manifestado en repetidas ocasiones su desacuerdo con el mandato constitucional que declara al Ecuador libre de OGM. Al respecto, la Comisión Nacional de Consumidores por la Soberanía Alimentaria; el Movimiento de Economía Social y Solidaria del Ecuador; el Colectivo Nacional por la Agroecología -que integra a múltiples redes y federaciones nacionales y centenares de organizaciones de agricultores y campesinos-, conjuntamente con centros de investigación, científicos y académicos de prestigio presentamos las siguientes consideraciones.
ESTAMOS ABIERTOS AL DIÁLOGO
Nos satisface que una vez más se abra un debate nacional sobre este tema, tal como se hizo en la Constituyente de Montecristi (2008), y en la Comisión Legislativa del 2009 al aprobarse la Ley Orgánica del Régimen de Soberanía Alimentaria (LORSA). Centenares de organizaciones e instituciones, que representamos a su vez a miles de familias ecuatorianas, hemos presentado sólidos argumentos científicos, económicos, agronómicos y políticos a favor de una agricultura sustentable y contrarios a liberar los transgénicos. Fruto de amplios, profundos y serios debates públicos nuestras propuestas fueron acogidas y luego ratificadas en el Referéndum que dio al Ecuador la Constitución más progresista y participativa de la historia.
HABLEMOS CLARO: Mitos y verdades sobre los transgénicos. Basados en evidencias científicas y en la realidad más concreta, sin apasionamientos ni discursos ideológicos, respondemos algunas aseveraciones vertidas en el enlace ciudadano del sábado 1° de septiembre:
¿Son los transgénicos una tecnología superior que resolverá nuestros problemas? Luego de más de 20 años de haberse difundido y comercializado estos cultivos a gran escala habría que preguntarse: ¿hay menos hambre en el mundo? ¿Los campesinos han salido de la pobreza? ¿Se han incrementado los rendimientos de los cultivos por los transgénicos? Respuestas todas negativas, y las explicaciones son sencillas: ni el hambre, ni la pobreza rural, ni la productividad dependen solamente de la variedad de semillas que se use. Dependen de una comprensión más integral de los sistemas agrícolas; de recuperar la fertilidad natural de los suelos; de mantener y estimular la agrobiodiversidad; de reconstruir los sistemas mercados y hacerlos más eficientes y justos; de reorientar las políticas y recursos públicos hacia la agricultura familiar campesina, entre otras medidas que el propio Relator de Naciones Unidas para el Derecho a la Alimentación ha señalado y recomendado a los gobiernos del mundo, en su informe de marzo 2011.
Los cultivos transgénicos producen 4 veces más que las variedades normales
Falso. Ocurre lo contrario: los rendimientos son similares o inferiores hasta en un 10% a las variedades comunes. Esto se explica porque los transgénicos no son diseñados para rendir más (no producen más quintales por hectárea) sino que usan las mismas variedades convencionales y les agregan una característica específica (por ejemplo, resistencia al herbicida Glifosato). Lo que sí ocurre, como en el caso de la Soya RR en EE.UU. o Argentina, es que se intensifica la producción: se expanden las áreas de cultivos con alta mecanización y altos insumos; se cosecha y se siembra sin rotaciones ni descanso para los suelos. Este insostenible y costoso modelo se ha mantenido gracias a ingentes recursos públicos que subsidian la producción, desplazando y abaratando la mano de obra campesina, y de esta forma artificiosa se supone alta productividad y bonanza.
Los transgénicos están ampliamente difundidos y son incontrolables
Igualmente falso: más del 94% del área cultivada con transgénicos en el mundo (170 millones de Ha) se destina únicamente a 4 cultivos: soya, maíz, canola, y algodón; y únicamente con 2 características: resistencia a herbicidas, y autoproducción de insecticidas. El resto de cultivos transgénicos se hace en extensiones menores y experimentales. En el mundo solo una treintena de países han autorizado y desarrollan de forma extensa estos cultivos (principalmente EE.UU., Canadá, Brasil, Argentina, India, Paraguay…) y - por el contrario- son muchos más los que rechazan esta tecnología, entre ellos varios países de Europa; y por tomar esta decisión ¿podrían considerarse atrasados?
Gracias a estudios realizados por organizaciones de la sociedad civil, en pruebas de campo y utilizando la tecnología disponible, se ha demostrado que al momento no existen cultivos transgénicos en el Ecuador, aunque existen sospechas sobre ciertos cultivares de soya, y un experimento de laboratorio de la ESPOL sobre banano (con autorización del Gobierno nacional). Pero esto demuestra que con los instrumentos técnicos, la adecuada organización institucional y participación social, sí se puede controlar transgénicos.
¿El Ecuador consume transgénicos?
Así es. Y no es una buena noticia. Consumimos subproductos de origen transgénico de forma indirecta a través de los balanceados para alimentación animal que usan soya o maíz transgénicos importados, así como varios alimentos industrializados que contienen aceite y lecitina de soya, aceite de canola, fructuosa y otros subproductos del maíz OGM. Vale recordar que nuestra legislación obliga a “etiquetar de forma clara y explícita” cuando un producto contenga material de origen transgénico, norma que hasta el momento no ha sido cumplida, y si estos productos significan riesgos para la salud humana, los ecosistemas o la soberanía alimentaria, la Constitución ordena que deben ser prohibidos (Art. 15)
Pero, a fin de cuentas ¿los transgénicos son o no peligrosos?
Contestamos con las siguientes preguntas: ¿Cuántos cigarrillos se necesitan fumar para adquirir cáncer? ¿Cuántos muertos queremos ver antes de prohibir definitivamente los transgénicos? Hace 15 años se decía que no había evidencias contundentes sobre los peligros de los transgénicos, a pesar de las advertencias de científicos con algo de ética e independencia. Ahora no podemos ser ciegos ante la realidad; aquí una brevísima muestra de lo que penosamente está ocurriendo:
1. Daños a la salud humana:
Caso del Maíz Starlink: primer transgénico prohibido para consumo humano ¿No se supone que eran inofensivos? ¿Y por qué se prohíbe su consumo? Precisamente porque este fue el causante de miles de casos de alergias y daños a la salud en ciudadanos de EE.UU. Cantidades enormes tuvieron que ser retiradas de perchas de supermercados en un escándalo público y televisado que ocurrió en 2002. A pesar de ello, la variedad Starlink aún se cultiva para usos industriales, pero son comunes los casos de contaminación genética y venta ilegal en otros países.
Daños en órganos internos: varias investigaciones en mamíferos demostraron que el consumo continuo de soya transgénica causó daños y malformaciones en órganos internos (hígado, páncreas), baja fertilidad, crías con poco crecimiento, entre otros problemas. El estudio más difundido es del reconocido investigador húngaro Arpad Pusztai.
Todos los transgénicos contienen genes de resistencia a antibióticos, lo cual es causa de preocupación para la comunidad médica. La última crisis europea (2011) de los llamados “pepinos españoles”, causada por una extraña cepa de la bacteria E. Coli resistente a 7 antibióticos diferentes, que infectó a mas de 3 mil personas y provocó más de 40 muertos en Alemania y cuyas causas de mutación genética no han sido aclaradas públicamente, muy probablemente tengan relación con la transgénesis, ya que E. Coli es ampliamente usada en los laboratorios que usan esta tecnología y esta bacteria está presente en el tracto digestivo del ganado vacuno que en Europa se alimenta con soya transgénica desde hace mas de 10 años.
En general, la tecnología concibe enormes incertidumbres ya que los genes no operan de forma mecánica, la transgénesis no es predecible ni estable, como aseguran sus promotores.
Por cierto, nadie ha afirmado que el consumo de transgénicos produce “conversiones mutantes” como las que usted mencionó en el enlace ciudadano; un comentario exagerado y que confunde a la opinión pública y a la población.
2. Daños agronómicos y al ambiente:
Los transgénicos incrementan el uso de pesticidas, herbicidas y fertilizantes químicos. ¿Evidencias? Gracias a la soya transgénica, Brasil es hoy es el primer consumidor mundial de pesticidas y fertilizantes químicos. Argentina incrementó en 200% el uso de glifosato al ampliarse el cultivo de Soya RR (cultivo transgénico diseñado para tolerar amplias aplicaciones del herbicida Glifosato), en los últimos 10 años.
Los transgénicos han provocado el aparecimiento de “supermalezas” precisamente porque ellas van adquiriendo resistencia al herbicida Glifosato para el cual están diseñados y adaptados los transgénicos.
En Colombia los cultivadores de algodón fueron afectados por el fracaso de la variedad transgénica BT que suponía ser resistente a insectos plaga (los transgenes BT hacen que la planta produzca una sustancia insecticida), las plagas no desaparecieron, pero sí desaparecieron las variedades de semillas convencionales y los agricultores se vieron obligados a depender de una semilla más cara e ineficiente, aunque ya no la quieran; además, muchos consumidores rechazan en su dieta un maíz insecticida. Hace pocas semanas el gobierno de Burkina Faso decidió renunciar al algodón transgénico Bt, que constituye el 60% de las exportaciones del país, y que es producido por pequeños agricultores. La introducción del algodón transgénico aumentó el costo de las semillas ¡de 550 francos a 27.000 francos!
Los transgénicos son resistentes a heladas y sequías
Si esto fuera así ¿dónde están esas semillas? Por supuesto que es deseable tener cultivos resistentes a heladas, sequías, plagas, enfermedades, pero nuevamente aquí el mismo error paradigmático: los transgénicos no pueden y no podrán enfrentar estos fenómenos, esto solo será posible si cambiamos la comprensión y hacemos un diseño más inteligente de los sistemas agrícolas, tal cual lo propone la Agroecología. Adaptarse con éxito a climas y circunstancias extremas depende del manejo adecuado de suelos, de riego, de pisos climáticos, cultivos diversificados y asociados, barreras vivas, terrazas, y por supuesto también de variedades adaptadas, como lo hicieron los pueblos campesinos con las centenares de tipos de papa, maíz, quinua, amaranto... Un diálogo de saberes entre las ciencias occidentales y los conocimientos ancestrales es el camino para dinamizar y modernizar la agricultura y resolver la crisis.
¿Qué hay con los medicamentos que se hacen con OGM?
El uso confinado de microorganismos con fines médicos, como la producción de insulina a partir de bacterias transgénicas, es un procedimiento que incluye estrictas medidas de bioseguridad, y se desarrolla en áreas de laboratorio estériles y aisladas herméticamente, aún así existen riesgos. Pero estos procedimientos distan muchísimo del cultivo masivo al libre ambiente de millones de hectáreas de cultivos transgénicos que interactúan con el ecosistema, que se convierten en nuestra comida y en parte de nuestro propio organismo con efectos aún inciertos. Además, los fármacos no son en sí organismos transgénicos, son subproductos (como la insulina) que no contienen los transgenes y son consumidos solo eventualmente, a diferencia de los alimentos transgénicos (como la soya o el maíz), que consumimos directamente, casi a diario y que contienen en sí mismos a los transgenes, que la mayoría de las veces incluyen material genético de virus y bacterias infecciosas. Cualquier científico, con algo de ética, supondría de inmediato que esto implica riesgos.
Además, Sr. Presidente, recordemos que la causa del 70% de los problemas de salud pública en el mundo, y particularmente la diabetes (a cuyos pacientes se administra insulina) son efectos de una mala alimentación que bien podría prevenirse con una adecuada promoción de una dieta sana, que a su vez puede ser provista con productos agrícolas de mejor calidad y diversidad, justamente lo que ofrece nuestra Agrobiodiversidad y el modelo de producción Agroecológica.
Presidente Correa, si renunciamos a nuestra condición de territorio libre de transgénicos, sin duda corremos riesgos altísimos e innecesarios:
1. En riesgo nuestra Agrobiodiversidad: a diferencia de lo que aseguraron los promotores de los transgénicos en los años 90, los cultivos OGM pueden contaminar genéticamente a variedades normales, tal como ocurre actualmente en México, centro de origen del maíz y que lamentablemente ha encontrado en sus campos de variedades nativas contaminación con transgenes de maíz bt. Otros estudios han encontrado ya transgenes tanto en bacterias del tracto digestivo humano y animal, como en algas marinas, es decir que efectivamente pueden transferirse en la cadena trófica, a pesar de que se aseguraba que esto era imposible. Para qué insistir: Ecuador, el país de la megadiversidad, no necesita transgénicos. 2. Rechazo internacional a nuestros productos:los consumidores estadounidenses y europeos, nuestros principales mercados, rechazan de forma creciente los alimentos transgénicos, lo cual afecta de manera importante a la exportación de productos primarios de nuestros países. Ya ocurre actualmente con la miel de abeja de México y Centro América que se exporta a Europa y al detectarse que contiene polen de maíz BT está siendo rechazada. 3. Hemos recibido cartas de movimientos de consumidores, tales como Slow Food Internacional (el más grande e influyente del mundo), quienes alertaron a sus miembros sobre el experimento de banano transgénico de la ESPOL, y están a la expectativa de que Ecuador mantenga su condición de país libre de esta tecnología. Esta alerta llegó incluso al propio sector bananero y muchas de sus asociaciones han comunicado ya su preocupación al respecto.
Ser país libre de transgénicos nos coloca en una situación de alta competitividad más aún con el sustancial crecimiento de la demanda mundial de productos limpios y orgánicos (negocio de 40 mil millones USD/año a un ritmo de crecimiento del 9% anual). Idea que se refuerza con la imagen de vanguardia internacional que el Ecuador proyecta como país ecológico (Proyecto Yasuní, derechos de la naturaleza, libre de transgénicos).
Los wikileaks y los transgénicos en Ecuador
Considere también las aseveraciones de los cables “wikileaks” difundidos por nuestro asilado político Julian Assange, respecto de los transgénicos en Ecuador, donde se explicita el interés de EE.UU. y las industrias transnacionales en lograr un cambio en la Constitución y legislación ecuatorianas para favorecer sus intereses. Los cables afirman lo siguiente:
1. El departamento de Estado de los EE.UU. ha financiado una “gira” para periodistas de medios privados a fin de adiestrarlos en comunicar positivamente el tema transgénicos y biotecnología, la gira tuvo un costo de 25 mil usd. “La Oficina solicita financiamiento para apoyar los viajes de cinco periodistas ecuatorianos a los Estados Unidos para participar en un tour sobre biotecnología (transgénicos) de una semana. El propósito de la gira de biotecnología para los periodistas es instruir a los formadores de opinión acerca de la biotecnología…. en consonancia con la posición del Gobierno de los Estados Unidos sobre ella”
“Dado que el Ecuador es un mercado comercial para estos productos, (en 2008, Estados Unidos exportó al Ecuador más de usd 33 millones en harina de soja y más de $ 44 millones en cereales secundarios), es de interés del Gobierno de Estados Unidos obtener apoyo público para la biotecnología (transgénicos). La cobertura de los medios de comunicación ecuatorianos respetados, en favor de los transgénicos ayudará a cambiar la opinión pública….la cobertura de la prensa en favor de la biotecnología sentará las bases para una opinión positiva y ayudará a prevenir protestas públicas si el Presidente, o la Asamblea Nacional permiten la aprobación e implantación de biotecnología”
Agrega además el cable: “La excepción presidencial contemplada en la Constitución (art. 401) fue añadida solo como resultado del cabildeo de los influyentes agro-negocios del Ecuador….. lamentablemente es de esperarse que la Asamblea Nacional apruebe una legislación que afecte a la biotecnología, al uso y comercialización de semillas transgénicas y a asuntos sobre la protección a consumidores respecto de los transgénicos”
TENEMOS RESPUESTAS, PROPONEMOS ALTERNATIVAS
Creemos en la ética de la ciencia y en el desarrollo del conocimiento. Proponemos un gran plan nacional de investigación y desarrollo de nuevas tecnologías Agroecológicas y Sustentables, y trabajar en el reconocimiento y fomento de nuestra increíble agrobiodiversidad. Además, podemos desarrollar biotecnología sustentable en sus múltiples ramas: microbiología agrícola, biorremediación, bioreactores, biofiltración y centenas de posibilidades que no representan riesgos y no están de ninguna manera prohibidas en nuestra norma. Pero introducir los transgénicos sería perpetuar el actual modelo agrario que está colapsando. Si existe un interés auténtico por impulsar su desarrollo, pensemos primero en los problemas estructurales que enfrenta nuestras familias campesinas y que aún no han sido resueltos: agua, tierra, comercio justo y muchos más.
Contamos con la experiencia y el talento suficiente para recuperar la producción e impulsar una auténtica revolución agraria, enfrentando y resolviendo la pobreza rural, protegiendo nuestros cultivos de las abundantes plagas y enfermedades que proliferan, sabemos y podemos recuperar la fertilidad de nuestros suelos y por tanto su productividad. Aspiramos a que este diálogo que hoy se abre nos permita mostrar las evidencias de nuestra aseveración. Invitamos a conocer las centenas de experiencias de familias campesinas que hoy hacen frente con éxito a los problemas de la agricultura en el Ecuador, y esperamos del Gobierno Nacional una respuesta innovadora para impulsarlos. Igualmente, las familias consumidoras ecuatorianas estamos creciendo en conciencia acerca de la crisis agraria y alimentaria ¡no queremos más veneno en nuestra comida! Y juntos, productores y consumidores, campo y ciudad unidos, afirmamos de forma categórica: ¡no necesitamos transgénicos!
Finalmente, queremos compartir y contagiar de esta visión a todo el Ecuador: “alimentos sanos, ricos y de nuestra propia tierra, para nuestro pueblo y para repartir a todos los pueblos y naciones”. “Ser reconocidos como el País donde se cultivan los alimentos más sanos y ricos del mundo: libres de pesticidas, agrotóxicos y libres de transgénicos” ¡Ese es el Ecuador agrario que queremos! ¿es posible? ¡Claro que sí!
Ecuador, septiembre de 2012