Joel Spiroux. Presidente del CRIIGEN Comité de Investigación e Información sobre genética manifestó que:
“Las pruebas reglamentarias se hacen durante un periodo de tres meses, pero las patologías más graves, especialmente la muerte de las ratas por tumores, tiene lugar al cuarto mes. Eso quiere decir que las pruebas reglamentarias de tres meses no son eficaces para determinar el impacto sobre la salud de un tratamiento genéticamente modificado a lo largo de una vida”.
Desde París y Bruselas se pide la aplicación del principio de precaución y medidas más estrictas para la autorización de OGM. Para los ecologistas, es el momento de activar la alarma.
Corrine Lepage, diputada europea y presidenta fundadora de Criigen : “Hemos metido la pata y espero de verdad que las cosas cambien. He pedido a los 27 ministros de los países miembros y al señor Dalli, comisario europeo de Agricultura, que se hagan estudios de dos años sobre todos los organismos modificados genéticamente que se consumen en Europa”
Pese a la avalancha de protestas, sobre todo, en la calle, la única reacción oficial de Monsanto ha sido la de pedir tiempo para analizar las conclusiones del estudio financiado por la fundación CERES con fondos de 50 empresas que no producen OGM.
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