Arbetaren
A través del nuevo método para extraer petróleo, la tan mentada “fragmentación” (frackning) EE.UU. está apostando a ser nuevamente una gran potencia energética. Pero el método está encontrando una fuerte resistencia por la existencia de enormes sufrimientos ambientales. El 28 de julio de 2012 hubo una fuerte manifestación de unas cinco mil personas delante del Congreso de EE.UU.
“EE.UU. está en camino de convertirse en una nueva potencia energética mundial”. Eso sostiene la craneoteca de la Foreign Policy Association y aclaran que el país en un futuro relativamente cercano podrá constituirse en un estado no dependiente del petróleo de Cercano Oriente y que además, estará en condiciones de exportar gas a China.
La solución para tantos despliegues es una nueva tecnología de extracción, “frackning”, la cual, junto con el mantenimiento de altas cotizaciones del petróleo ha hecho redituable la extracción de enormes reservas de petróleo y gas de esquisto en el Medio Oeste de EE.UU. La producción del emplazamiento más grande ubicado en los campos de Bakken en el estado de Dakota del Norte ha ascendido de los cien mil barriles diarios de 2005 a los 550 000 barriles diarios actuales.
La técnica de fragmentación consiste en enviar bajo tierra millones de litros de agua con arena y diversos precipitadores químicos en pozos de kilómetros de profundidad, a muy fuerte presión, lo cual raja las piedras de las napas de esa altura, con lo que se libera gas o petróleo “atrapado” hasta entonces y permite que ascienda y se lo envase o entube, según los casos. [1] Una operación de fragmentación es percibida en la superficie de la tierra como un débil terremoto.
El uso del método ha crecido según el modelo de bola de nieve en los últimos diez años, pero a la vez ha ido conociendo la resistencia de los vecinos de los sitios de explotación. El 18 de julio ppdo. manifestaron unas cinco mil personas habitantes de estos parajes, ante el Congreso en Washington [2] y ante las oficinas del lobby petrolero API, según informes del vespertino The Huffington Post. Los manifestantes estaban vestidos con ropas de protección y provistos de frascos y envases plásticos con fango oscuro.
−Ésta es agua de fragmentación. No la queremos en nuestra vecindad. ¡No la podemos beber! ¡Nos gustaría saber si los que perforan nuestro suelo se la quieren beber!
Representantes y referentes de Occupy Wall Street participaron de la manifestación con consignas como “¡Fragmenten Wall Street, no nuestra agua!
−Podemos vivir sin petróleo, podemos vivir sin gas, pero no podemos vivir sin agua, comentaba una dueña de casa, Vicky Bastidas, de Belén, Pennsylvania, en el sitio-e Waging Nonviolence.
Los problemas son varios: contaminación del agua de las napas locales, derrames de petróleo y contaminación del aire con los gases que se escapan de las perforaciones, mucho del cual se quema.
En un video se ve como una familia campesina canadiense enciende fuego directamente de la canilla del agua de la cocina luego que las operaciones de fragmentación subterránea liberaran metano que indudablemente se ha mezclado con el agua de las napas superficiales del lugar.
En el documental Gasland [País del Gas] se entrevista a toda una serie de afectados por las operaciones de fragmentación para la extracción de gas, que empezó antes de que también sobreviniera la técnica para la extracción de petróleo. Decenas de familias han empezado a recibir agua potable provista por las compañías petrolíferas, las que les hacen firmar un contrato comprometiéndose a no aludir a esta situación en los medios de comunicación de masas, de acuerdo con el portal del documental.
Durante una conferencia de la industria en 2011, un representante de una empresa especializada en Relaciones Públicas del sector energético recomendó “trabajar con el manual del Ejército de EE.UU. dedicado a enfrentar disturbios y revueltas”, puesto que la población local que resiste “constituye una revuelta”.
El periodista ambiental británico George Monbiot describió en The Guardian en julio ppdo. en un artículo que mucho llamó la atención, que el proyecto estadounidense de fragmentación forma parte de una nueva ola de gas y petróleo. Placas de esquisto fragmentables para extraer tanto petróleo como gas existen en China, Canadá, Gran Bretaña y hasta en Suecia. [3] Shell, por ejemplo, ha hecho prospección en Escania. [4] Durante los dos últimos años se ha invertido un billón [5] de dólares en proyectos petrolíferos y para 2012 se estima que tales inversiones alcanzarán los 600 000 millones, suma sin parangón hasta hoy.
Junto con otras fuentes de energía no convencional, llega el momento, según Monbiot para echar por tierra con la teoría del Pico de Petróleo.
Monbiot considera que el verdadero problema que enfrentamos no es la escasez de petróleo sino su abundancia. −”Hay suficiente como para freírnos a todos a través del calentamiento global”, explica.
Las estimaciones de Monbiot y particularmente los estudios hechos por una investigación promovida por BP han recibido críticas. Las perforaciones realizadas en Dakota del Norte se han secado mucho más rápido de la previsto inicialmente y por lo mismo se ha tenido que intensificar considerablemente el ritmo de las perforaciones, mucho más de lo previsto, y pese a los nuevos yacimientos, lo obtenido no alcanza ni para cubrir los que se están agotando, según ejemplifica theoildrum.com
Desde el punto de vista climático se calcula que el petróleo de esquisto es de tan mala calidad como el carbón, a causa de la cantidad de energía que insume y de la magnitud de combustibles fósiles que hay que quemar durante el mismo proceso de extracción.
A través del nuevo método para extraer petróleo, la tan mentada “fragmentación” (frackning) EE.UU. está apostando a ser nuevamente una gran potencia energética. Pero el método está encontrando una fuerte resistencia por la existencia de enormes sufrimientos ambientales. El 28 de julio de 2012 hubo una fuerte manifestación de unas cinco mil personas delante del Congreso de EE.UU.
“EE.UU. está en camino de convertirse en una nueva potencia energética mundial”. Eso sostiene la craneoteca de la Foreign Policy Association y aclaran que el país en un futuro relativamente cercano podrá constituirse en un estado no dependiente del petróleo de Cercano Oriente y que además, estará en condiciones de exportar gas a China.
La solución para tantos despliegues es una nueva tecnología de extracción, “frackning”, la cual, junto con el mantenimiento de altas cotizaciones del petróleo ha hecho redituable la extracción de enormes reservas de petróleo y gas de esquisto en el Medio Oeste de EE.UU. La producción del emplazamiento más grande ubicado en los campos de Bakken en el estado de Dakota del Norte ha ascendido de los cien mil barriles diarios de 2005 a los 550 000 barriles diarios actuales.
La técnica de fragmentación consiste en enviar bajo tierra millones de litros de agua con arena y diversos precipitadores químicos en pozos de kilómetros de profundidad, a muy fuerte presión, lo cual raja las piedras de las napas de esa altura, con lo que se libera gas o petróleo “atrapado” hasta entonces y permite que ascienda y se lo envase o entube, según los casos. [1] Una operación de fragmentación es percibida en la superficie de la tierra como un débil terremoto.
El uso del método ha crecido según el modelo de bola de nieve en los últimos diez años, pero a la vez ha ido conociendo la resistencia de los vecinos de los sitios de explotación. El 18 de julio ppdo. manifestaron unas cinco mil personas habitantes de estos parajes, ante el Congreso en Washington [2] y ante las oficinas del lobby petrolero API, según informes del vespertino The Huffington Post. Los manifestantes estaban vestidos con ropas de protección y provistos de frascos y envases plásticos con fango oscuro.
−Ésta es agua de fragmentación. No la queremos en nuestra vecindad. ¡No la podemos beber! ¡Nos gustaría saber si los que perforan nuestro suelo se la quieren beber!
Representantes y referentes de Occupy Wall Street participaron de la manifestación con consignas como “¡Fragmenten Wall Street, no nuestra agua!
−Podemos vivir sin petróleo, podemos vivir sin gas, pero no podemos vivir sin agua, comentaba una dueña de casa, Vicky Bastidas, de Belén, Pennsylvania, en el sitio-e Waging Nonviolence.
Los problemas son varios: contaminación del agua de las napas locales, derrames de petróleo y contaminación del aire con los gases que se escapan de las perforaciones, mucho del cual se quema.
En un video se ve como una familia campesina canadiense enciende fuego directamente de la canilla del agua de la cocina luego que las operaciones de fragmentación subterránea liberaran metano que indudablemente se ha mezclado con el agua de las napas superficiales del lugar.
En el documental Gasland [País del Gas] se entrevista a toda una serie de afectados por las operaciones de fragmentación para la extracción de gas, que empezó antes de que también sobreviniera la técnica para la extracción de petróleo. Decenas de familias han empezado a recibir agua potable provista por las compañías petrolíferas, las que les hacen firmar un contrato comprometiéndose a no aludir a esta situación en los medios de comunicación de masas, de acuerdo con el portal del documental.
Durante una conferencia de la industria en 2011, un representante de una empresa especializada en Relaciones Públicas del sector energético recomendó “trabajar con el manual del Ejército de EE.UU. dedicado a enfrentar disturbios y revueltas”, puesto que la población local que resiste “constituye una revuelta”.
El periodista ambiental británico George Monbiot describió en The Guardian en julio ppdo. en un artículo que mucho llamó la atención, que el proyecto estadounidense de fragmentación forma parte de una nueva ola de gas y petróleo. Placas de esquisto fragmentables para extraer tanto petróleo como gas existen en China, Canadá, Gran Bretaña y hasta en Suecia. [3] Shell, por ejemplo, ha hecho prospección en Escania. [4] Durante los dos últimos años se ha invertido un billón [5] de dólares en proyectos petrolíferos y para 2012 se estima que tales inversiones alcanzarán los 600 000 millones, suma sin parangón hasta hoy.
Junto con otras fuentes de energía no convencional, llega el momento, según Monbiot para echar por tierra con la teoría del Pico de Petróleo.
Monbiot considera que el verdadero problema que enfrentamos no es la escasez de petróleo sino su abundancia. −”Hay suficiente como para freírnos a todos a través del calentamiento global”, explica.
Las estimaciones de Monbiot y particularmente los estudios hechos por una investigación promovida por BP han recibido críticas. Las perforaciones realizadas en Dakota del Norte se han secado mucho más rápido de la previsto inicialmente y por lo mismo se ha tenido que intensificar considerablemente el ritmo de las perforaciones, mucho más de lo previsto, y pese a los nuevos yacimientos, lo obtenido no alcanza ni para cubrir los que se están agotando, según ejemplifica theoildrum.com
Desde el punto de vista climático se calcula que el petróleo de esquisto es de tan mala calidad como el carbón, a causa de la cantidad de energía que insume y de la magnitud de combustibles fósiles que hay que quemar durante el mismo proceso de extracción.
[1] Para completar una sucinta descripción de la técnica de fragmentaciòn, hay que agregar que la perforación vertical de dos, tres o cuatro km, se complementa con otras perforaciones radiales y horizontales a la profundidad a que llega esa perforación vertical, y este segundo momento, inexistente en la extracción “clásica” de petróleo, también consiste en perforaciones de km. de extensión. Como se aprecia, el mero dispositivo inicial para hacer que la tierra tiemble y “libere” gas y líquido, es mucho más agresivo contra la naturaleza que la extracción “tradicional” (que ya tenía rasgos contaminantes y devastadores, apreciables sobre todo en la periferia planetaria, como se conoce en Nigeria o en Guatemala, por ejemplo) (N. del t.).
[2] La distancia entre Dakota del Norte y el D.F. es de unos dos mil km (N. del t.).
[3] Nosotros sabemos que el actual director de la YPF “renacionalizada” o mejor dicho puesta en la órbita estatal como empresa privada de la que el estado argentino es dueño mayoritario, el ingeniero Miguel Galuccio, fue designado como tal precisamente por su especialidad en petróleo y gas de esquisto. Y las estadísticas argentinas sitúan al país como tercero mundial en tales disponibilidades, detrás de EE.UU. y China (N. del t.).
[4] Región del sur de Suecia (N. del t.).
[5] Terminología nuestra, del castellano: millón de millones.
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