Uno de los territorios más vírgenes del planeta esconde petróleo, oro, hierro, uranio y minerales estratégicos.
Varios dirigentes de los países más importantes del mundo, incluyendo a la secretaria de Estado norteamericana Hilary Clinton o el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, han visitado recientemente la remota isla de Groenlandia, coincidiendo con un año en el que las altas temperaturas han dejado al descubierto por primera vez en mucho tiempo más del 90 por ciento de la superficie de un territorio habitualmente cubierto por el hielo. Los visitantes no estaban interesados tanto en las causas del poco habitual deshielo de Groenlandia, sino, al contrario, por las perspectivas que ofrece la explotación de las riquezas mineras de un territorio que permanece virgen desde la llegada de los primeros vikingos en el siglo X.
No está claro si aquellos primeros navegantes venidos de la Europa continental llamaron a esa tierra «Isla Verde» -que es lo que significa Groenlandia- porque entonces también habían retrocedido los hielos, o simplemente para atraer a nuevos pobladores. Lo que no podían sospechar es que debajo del hielo se encuentran, según las estimaciones de los geólogos, minerales estratégicos, las llamadas «tierras raras», para cubrir la cuarta parte de las necesidades mundiales en las próximas décadas. Por eso, la Comisión Europea ha decidido enfocar su política de control de materias primas hacia esta isla dependiente de Dinamarca, pero que es el primer territorio que ha decidido salir de la UE.
Adiós a la marca verde
El comisario de industria, Antonio Tajanni, ha propuesto a las autoridades groenlandesas un tratado para el desarrollo conjunto de los yacimientos que podrían ser rentables ahora que la capa de hielo ha disminuido. Los principales objetivos son los 17 minerales que se agrupan en la denominación de «tierras raras», oro y hierro, además de los hidrocarburos -gas y petróleo- que se estiman abundantes en las aguas que rodean a la isla.
Damien Degeorges, un científico francés considerado como uno de los mayores especialistas europeos en Groenlandia y el Ártico, advierte que todavía no existen pruebas concluyentes sobre la existencia de estos depósitos minerales y considera que las autoridades de Nuuk, la capital, deben ser muy cautas respecto a las fórmulas para desarrollar esas potencialidades. «El riesgo existe. Groenlandia es muy consciente de ello, pero pocos se dan cuenta de lo devastador que sería aplicar a la marca verde de Groenlandia la imagen de un témpano de hielo, rodeado por pozos de petróleo en la primera página de los principales medios de comunicación internacionales, incluso en el caso de un derrame limitado. Por lo tanto, Groenlandia nunca debe comprometer la seguridad de las perforaciones.
Si Groenlandia tiene éxito, sin embargo, para invertir los ingresos potenciales de las actividades de hidrocarburos en el desarrollo sostenible, para convertirse en una sociedad baja en carbono a más largo plazo, es posible que haya valido la pena».
Posición estratégica para Europa
Para Degeorges, el sector más prometedor serían precisamente las «tierras raras», que se consideran esenciales para el desarrollo de las nuevas tecnologías, incluyendo las más modernas. Para Europa sería esencial hacerse con una posición estratégica en este campo, teniendo en cuenta que en estos momentos China tiene prácticamente el monopolio mundial en la producción de varios de estos minerales. «Groenlandia tiene el potencial de romper esta situación y por lo tanto, se ha convertido en más valioso no sólo para la industria europea, sino también para China y otros países como Estados Unidos».
El campo del uranio es mucho más sensible, teniendo en cuenta el debate sobre su utilización en el campo de la energía, aunque según Degeorges podría ser realista su explotación «si se cambiase la actual política de tolerancia cero en la extracción de elementos radiactivos, porque podrían reforzar la capacidad para manejar las inversiones tan importantes en otros sectores de la extracción minera.
Para el comisario Tajani, la UE necesita «asociaciones innovadoras con otros países en el campo de las materias primas. Las empresas están presionando a la Comisión para que trabajemos en este campo, porque necesitan para sobrevivir el acceso a estos productos que Europa no dispone en abundancia».
Invasión de multinacionales
Precisamente por su escasez y por su alta demanda, los precios de estos minerales han subido tanto, que hacen más atractivo para las autoridades de Groenlandia el pensar en su explotación y a las empresas europeas en pagar los costes de explotación en un entorno no siempre cómodo, puesto que el hielo que se ha retirado este verano en grandes áreas regresará sin duda en invierno.
Mikkel Myrup, de la organización ecologista «Avataq» es de los que cree que pese a ello, las autoridades locales no tienen todavía los medios para gestionar correctamente una entrada masiva de empresas mineras en un territorio que hasta ahora ha vivido exclusivamente de la pesca y de los limitados recursos del turismo. «No tenemos listas las instituciones, o las competencias, y nos enfrentamos a una enorme invasión de muchas de las grandes empresas multinacionales».
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