A menos de una semana que el ministro de Educación ninguneara el movimiento estudiantil, 150 mil personas en Santiago y miles más en regiones salieron a la calle en una colorida jornada de protesta. Padres y madres, niños, economistas, ancianos e historiadores, entre varios otros, son sólo algunos de quienes acompañaron a los estudiantes en su demanda por una educación pública gratuita y de calidad.
Los estudiantes chilenos salieron a las calles nuevamente. Y, como lo vienen haciendo desde el 2011, la jornada del 28 de agosto pasó a ser la convocatoria más masiva del año para el movimiento estudiantil. Casi una semana después que el ministro de Educación, Harald Beyer, dijera que “las marchas no son masivas y los estudiantes no están siguiendo a sus dirigentes”, 150 mil personas salieron a las calles en Santiago.
Los estudiantes coparon por más de 15 cuadras, en algunas de ellas ambas vías de la Alameda, en una movilización que congregó a estudiantes secundarios y universitarios, profesores, apoderados y a organizaciones ambientales y sociales. Entre los lienzos de varias carreras de todas las universidades del Consejo de Rectores de Santiago y varias privadas, había ancianos, niños y jóvenes que se sumaron a la convocatoria hecha por la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech), la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (ACES), la Coordinadora Nacional de Estudiantes Secundarios (Cones), el Colegio de Profesores y la Asociación Metropolitana de Padres y Apoderados (Amdepa).
El presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECh), Gabriel Boric, sostuvo que “el Gobierno dijo que éramos una minoría: hoy vimos una clara señal de masividad y convocatoria. El Gobierno dijo que estábamos divididos: hoy dimos una clara señal de unidad. El Gobierno dijo que no tenemos propuestas y que somos intransigentes: hemos demostrado que sí tenemos propuestas y estamos dispuestos a discutirlas”.
La marcha ocurre tras un mes de revitalización del movimiento estudiantil iniciado el 2011 y que tumbó dos ministros de Educación y dejó al gobierno de Sebastián Piñera por el suelo en aprobación ciudadana. En las últimas semanas varios colegios a lo largo del país han sido tomados y hubo intensas jornadas de protesta.
La jornada de hoy fue precedida por la toma de la Seremi de Educación Metropolitana por parte de unos 50 apoderados y docentes el lunes. La vocera de los manifestantes, Rocío Herrera, dijo que la acción fue para “demostrar que los estudiantes secundarios no están solos en su lucha”.
El recorrido se inició en la intersección de Alameda con Ecuador, en el frontis de la Universidad de Santiago, para culminar con un acto en Blanco Encalada. Desde el comienzo de la marcha hasta el inicio del acto, todas las calles del recorrido fueron copadas.
RAZONES PARA MARCHAR NO FALTAN
Entre los manifestantes estaba el economista de la Fundación Sol, Marco Kremerman, quien dijo que participa porque en Chile “hemos dejado morir a la educación pública como ningún otro país del mundo lo ha hecho, con excepción de Haití, después del terremoto”.
A juicio del economista, “las condiciones laborales en Chile se precarizan aún más. Chile crece, crece y crece, pero tenemos más desigualdad, más pobreza y precariedad. El dato que más nos sorprende es que si juntas a los dos últimos gobiernos, el PIB entre el 2006 y 2011 creció un 21 por ciento. Cuando la economía está creciendo tan fuerte uno espera que eso se note, pero la pobreza subió de un 13,7 a un 14,4 por ciento y la desigualdad aumentó de 31 veces lo que gana el decil más rico respecto del más pobre a 36 veces”.
También estaba el historiador, Sergio Grez, quien participa en las marchas estudiantiles desde el 2011, y nos cuenta que “estoy acá al igual que todos estoy por una educación pública gratuita, de calidad, igualitaria, laica y democrática”.
Grez recalca que “no se ha obtenido nada a pesar de los discursos del gobierno que hablan de concesiones hechas al movimiento estudiantil, que en la práctica son reformas pequeñas para afianzar el modelo basado en el lucro y la desigualdad”.
Consultado por una perspectiva histórica de estas movilizaciones, Grez dijo que estamos frente a algo muy importante: “Se está marcando un quiebre muy importante desde el año pasado con los años de aletargamiento de los movimientos y organizaciones sociales, bajo el impacto múltiple del terror dictatorial, de los efectos del modelo neoliberal que tiende a atomizar a la población, del imperio de los grandes medios de comunicación que desinforma e idiotizan, como también con las políticas de cooptación de la Concertación de las dirigencias de los movimiento sociales. Eso ha comenzado a terminar desde el 2011”.
“Como todos los movimiento este va a tener avances y retrocesos. No va a avanzar en línea recta, pero me parece que es muy difícil que volvamos a una situación parecida a los ‘90 y el 2000 – agrega Grez- La historia por venir es un libro abierto y depende de nosotros el tipo de páginas que se escriban”.