¿Quién
o quiénes tienen prisa porque Perú -es decir vía el Congreso- apruebe, a tontas
y a locas, el Acuerdo de Asociación Transpacífico, TPP? A menos que el actual
gobierno de Ollanta Humala, supuesto negado, se haya comprometido a troche y
moche, a ninguna nación puede obligársele a otorgar su aquiescencia sobre un
asunto que NADIE sabe.
La
ministra Magaly Silva ha dicho que el texto del acuerdo recién será conocido en
su integridad a partir del 5 de noviembre. Otro trascendido señala que en
Estados Unidos se está haciendo la traducción en idioma de los países que lo
han suscrito.
Si el
acuerdo está oculto o casi ignoto, ¿cómo armar algaradas contra su aprobación o
denegatoria? La lógica más elemental indica que primero tendrá que ser puesto a
disposición para el análisis exhaustivo a cargo de los inquilinos de Plaza
Bolívar, es decir del Congreso.
Si
las llamadas negociaciones han durado cinco largos años y hubo especial cuidado
en no divulgarlo, hay razones para afirmar que por la misma potente razón, su
estudio, desbroce y exégesis, tendrán que ser un riguroso ejercicio a cargo de
los responsables políticos.
Un
gobierno y un Congreso que se van en medio del descrédito, con imágenes de absoluta
orfandad popular y con una lamentable percepción ciudadana que ambas
instituciones sirven para muy poca cosa, entonces, hay que arribar a la
inevitable inferencia que es mejor que dejen el encargo a la próxima
administración y al nuevo Parlamento.
Apenas
quedan unos días de octubre y se ha anunciado que el texto del TPP será
conocido a partir del 5 de noviembre. Entonces ¿cuánto puede durar el estudio y
cuándo sería la discusión o, mejor dicho, en qué legislaturas? Diciembre es un
mes tradicionalmente corto y, los que se van, alistan bártulos y aseguran sus
gratificaciones y empiezan a otear la reelección.
¿Qué
calidad intelectual tiene este Congreso? De 130 es probable que una centena
haya mantenido a la inteligencia en clandestinidad ominosa. Luego de cinco
años, más de cien legiferantes empiezan a ser conocidos por la ciudadanía y no
por méritos sino por escándalos de baja estofa. Enanos mentales cuyos
pensamientos nunca alcanzarán horizonte de porvenir, se distinguieron por la
palabra PRESENTE a la lista cotidiana de sesiones para el olvido absoluto. Don
Manuel González Prada advirtió con solemnidad que hasta el caballo de Calígula
se avergonzaría ser parte de esa corporación, aludiendo al Congreso. Y tenía
razón.
Entonces,
el encargo rebasa, a simple vista, la capacidad congresal de decir algo decente
y, sobre todo, soberano por digno y en resguardo de los genuinos intereses de
la patria.
Escribimos
pocos días atrás:
"Una
de las virtudes excelsas del acuerdo, convenio o tratado Transpacífico es su
secretismo, muy pocos -los que mandan- saben in extenso de él y las gruesas
capas ciudadanas que habitan en los países supuestamente favorecidos por tanta
magnanimidad, saben poco o nada. ¿Desde cuándo tanto bienestar se guarda muy
mucho en los arcanos de quienes cortan el jamón?
¿Creerá
el presidente Humala que sus alabanzas al acuerdo, convenio o tratado Transpacífico,
eximen a dicho instrumento internacional de los procedimientos previstos en la
Constitución cuando se trata de medidas que afectan, modifican o se refieren a
tributos y al funcionamiento económico del país? Se equivoca si está persuadido
de esta tremenda torpeza.
El
acuerdo, convenio o tratado tiene que ser analizado, revisado prolijamente por
el Congreso y ratificado o denegado y es hasta posible, por la magnitud del
asunto, que se requiera de votación calificada en dos legislaturas seguidas. ¿No
hay quien pueda orientar al jefe del Ejecutivo en esta materia?"
(7-10-2015. TPP: ¿caballazo o contrabando?
http://www.voltairenet.org/article188974.html?var_mode=recalcul)
Tengo
la viva impresión que no basta el Congreso, las agrupaciones políticas deben
aportar planteamientos serios y hacerlos públicos. He allí el barrunto de lo
que la ciudadanía reclama de quienes aspiran a su representación.
Sano
y serio, cuerdo y sereno, sería dejar a los próximos Congreso y gobierno, el
estudio, ratificación o denegatoria de suscripción del Acuerdo de Asociación
Transpacífico, TPP.