Todavía
no conocemos todo el contenido del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP,
por sus siglas en inglés) cerrado provisionalmente el 5 de octubre por
negociadores de 12 países de la costa del Pacífico, pero los críticos ya lo
condenan por numerosas razones, entre ellas sus generosas concesiones a la
industria farmacéutica.
Médicos
sin Fronteras (MSF) afirma que el TPP “pasará a los anales de la historia como
el peor acuerdo comercial para el acceso a medicinas en países en desarrollo”.
[1] El motivo es que el TPP ampliará la protección de las patentes para
medicamentos de marca, con lo que impedirá que lleguen al mercado medicamentos
genéricos similares (mucho menos costosos), lo que aumentará los precios.
Judit
Rius Sanjuan, asesora de política legal de MSF, declaró a voz.com que el TPP
crea obligaciones relacionadas con patentes en países que nunca las habían
tenido antes. Los habitantes de “Perú, Vietnam, Malasia y México” se verán
especialmente afectados, dijo. “Se enfrentarán precios más elevados durante más
tiempo”. [2]
Ruth
Lopert, profesora en la Universidad George Washington, declaró a Bloomberg News
que varias provisiones en el acuerdo TPP afectarán a presupuestos de atención
sanitaria en todos los países firmantes, pero especialmente en los más pobres.
“Hasta 40.000 personas en Vietnam, el país más pobre en el acuerdo, podrían
dejar de obtener medicamentos para combatir el VIH por provisiones que
aumentarán el precio de la terapia farmacéutica”, afirmó. [3]
Otros
países como Canadá también se verán afectados por unos costes más elevados. El
Consejo de Canadienses dice que “si se ratifica el TPP, se prolongarán varias
patentes farmacéuticas, con lo que se retardará la puesta en circulación de
medicamentos genéricos más asequibles y se agregarán 2.000 millones de dólares
a nuestra cuenta anual de atención sanitaria”. [4] En EE.UU. muchas personas ya
no puede permitirse el pago de los costosos medicamentos que podrían salvar sus
vidas y tratan de recurrir a genéricos disponibles en el extranjero.
La
ampliación de los derechos de patentes para medicamentos que salvan vidas es un
obvio obsequio a las grandes compañías farmacéuticas. Conor J. Lynch en
opendemocracy.net lo ha calificado de “evidente regalo corporativo que
afectaría al acceso internacional y definitivamente causará muertes que se
pueden prevenir. El objetivo obvio en este caso es el aumento de los beneficios
de la industria, simple y llanamente. No es sorprendente, es lo que hace la
industria privada, pero constituye un serio dilema moral.” [5] Las recientes
informaciones hacen aún más evidente ese dilema moral.
Trampas
tributarias
En
una irónica coincidencia se llegó al Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP)
el mismo día que Citizens for Tax Justice y el US Public-Interest Research
Group Education Fund publicaban un informe condenatorio sobre evasión fiscal
corporativa (Offshore Shell Games 2015). El informe revela en qué medida
importantes compañías estadounidenses utilizan paraísos fiscales como Bermudas,
Luxemburgo, las Islas Caimán y Holanda para establecer “subsidiarias de evasión
fiscal” que a menudo no son sino una dirección postal.
De
las 30 principales compañías de las 500 compañías de Fortune con más dinero en
países fiscales en el extranjero, nueve son compañías farmacéuticas: Pfizer
(74.000 millones de dólares mantenidos en el extranjero), Merck (60.000
millones de dólares), Johnson & Johnson (53.400 millones), Proctor &
Gamble (45.000 millones), Amgen (29.300 millones), Eli Lilly (25.700 millones),
Bristol Myers Squibb (24.000 millones), AbbeVie Inc. (23.000 millones) y Abbott
Laboratories (23.000 millones de dólares). [6]
El
informe señala acerca de Pfizer, el mayor fabricante de medicamentos del mundo
(con unas ganancias declaradas de 22.000 millones de dólares en 2013): “La
compañía hizo más del 41 % de sus ventas en EE.UU. entre 2008 y 2014, pero
logró informar sobre ningún ingreso imponible para siete años seguidos. Esto se
debe a que Pfizer utiliza técnicas contables para transferir offshore la
ubicación de sus beneficios imponibles. Por ejemplo, la compañía puede
transferir patentes por sus medicamentos a una subsidiaria en un país de bajos
impuestos o libre de impuestos. Entonces, cuando la división estadounidense de
Pfizer vende el medicamento en EE.UU. ‘paga’ a su propia subsidiaria offshore
altos aranceles por licencias que convierten los beneficios en el interior en
pérdidas en los libros y transfiere los beneficios al extranjero.”
En
general, el estudio estableció que las 500 mayores compañías de EE.UU. tienen
más de 2,1 billones (millones de millones) de dólares en beneficios acumulados
offshore. “Para muchas compañías, el aumento de los beneficios mantenidos
offshore no significa construir fábricas en el extranjero, vender más productos
a clientes extranjeros o realizar cualquier actividad verdadera de negocios en
otros países”, sino simplemente establecer una dirección postal.
Algunas
compañías utilizan el dinero supuestamente “atrapado” offshore como “colateral
implicado” a fin de pedir prestados fondos a tasas insignificantes para
invertir en activos en EE.UU., el pago de dividendos a accionistas, o recomprar
acciones.
Por
cierto, como deja en claro el informe, “el Congreso, al no actuar para terminar
con esta evasión de impuestos, obliga a los estadounidenses de a pie a
compensar la diferencia. Cada dólar de impuestos que evaden las corporaciones
utilizando paraísos fiscales debe ser compensado mediante impuestos más
elevados a los ciudadanos, recortes en inversiones públicas y servicios
públicos, o un aumento de la deuda federal.”
El
informe establece que mediante una variedad de medidas de evasión de impuestos
las 500 mayores compañías con su sede en EE.UU. deben colectivamente 620.000
millones de dólares en impuestos en ese país.
Golpe
corporativo
Ahora
el TPP (que se está denominando “NAFTA con esteroides”) otorgaría a las grandes
compañías farmacéuticas y a otras multinacionales aún más “derechos”
corporativos en más países, incluyendo el controvertido mecanismo de arreglo de
disputas entre inversionistas y Estados (ISDS, por sus siglas en inglés)
mediante el cual pueden demandar a los gobiernos firmantes por cambios reguladores
que afecten sus beneficios.
Como
señala el sitio en la web canadiense rabble.ca : “El gobierno canadiense está
siendo demandado a través de NAFTA por Eli Lilly, una compañía farmacéutica
estadounidense, por haber invalidado las extensiones de patentes de la firma
para dos medicamentos de salud mental. Una Corte Federal canadiense decidió en
2010 que las extensiones de las patentes no habían generado los beneficios
prometidos y que por ello los medicamentos deberían ser liberados a la
competencia genérica. Los medicamentos genéricos reducen significativamente el
coste para los usuarios, pero Eli Lilly reclamó y lanzó una demanda según ISDS
contra el gobierno por 500 millones de dólares en compensación por los
beneficios perdidos. El caso todavía se está considerando, pero sin tener en
cuenta el resultado podemos esperar que el TPP lleve a disputas de ISDS
semejantes. Poderosas compañías farmacéuticas multinacionales utilizarán todos
los medios disponibles para aferrarse a los monopolios de medicamentos a
precios exagerados. Las mayores protecciones de propiedad intelectual en el TPP
les otorgaránuna base casi legal aún más fuerte para demandar a los gobiernos y
excluir la competencia de [medicamentos] genéricos.” [7]
El
texto final del Acuerdo de Asociación Transpacífico no estará disponible por lo
menos hasta dentro de un mes, probablemente semanas después de la elección
federal canadiense del 19 de octubre. Los detalles revelarán indudablemente más
concesiones generosas a las multinacionales. Corresponderá a los legisladores
elegidos en los doce países aprobar o rechazar el TPP. En Canadá, el dirigente
del NPD Tom Mulcair ha prometido descartar el acuerdo si es elegido Primer
Ministro y explicó que el gobierno de Stephen Harper no tenía mandato para
firmarlo durante una campaña electoral ya que es solo un gobierno “temporario”.
El
sitio en la web estadounidense zerohedge.com califica el TPP de “caballo de
Troya” y de “golpe de las corporaciones multinacionales que quieren un
sometimiento global a sus planes”. De manera muy clara, agrega: “Consumidor,
cuidado. Ciudadanos, cuidado.” [8]
Notas/Enlaces:
[1] http://www.theaustralian.com.au/business/latest/tranpacific-partnership-deal-reached/story-e6frg90f-1227558154056
[2] Julia Belluz, “How the Trans-Pacific Partnership could drive up the
cost of medicine worldwide”, Vox, 5 de octubre de 2015.
http://www.vox.com/2015/10/5/9454511/tpp-cost-medicine
[3] “Pacific Deal Rewrites Rules on Trade in Autos, Patented Drugs”,
Bloomberg News, 5 de octubre de 2015.
http://www.bloomberg.com/news/articles/2015-10-05/pacific-deal-rewrites-rules-on-trade-in-autos-patented
[4] Council of Canadians, “Tell party leaders: Reject the TPP”, 6 de
octubre de 2015.
[5] Conor J. Lynch, “Trans-Pacific Partnership’s Big Pharma giveaway”,
Open Democracy, 14 de febrero de 2015.
http://www.opendemocracy.net/conor-j-lynch/transpacific-partnership%E2/80%/99s-big-pharma-giveaway
[6] http://ctj.org/ctjreports/2015/10/orrshore_shell_games_2015.php//executive
[7] Hadrian Mertins-Kirkwood, “Trans-Pacific Partnership a big win for
corporate interests”, Rabble.ca, 6 de octubre de, 2015.
[8] Tyler Durden, “Trans-Pacific Partnership Deal Struck As ‘Corporate
Secrecy’ Wins Again”, Zero Hedge, 5 de octubre de 2015.
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