Hace
unos días, la fiscal de Arequipa, Alejandra Cárdenas, ha dado a conocer el
resultado del levantamiento del secreto bancario al abogado Jesús Gómez Urquizo,
un personaje clave en los sobornos del caso Tía María. La información es
relevante y es muy positivo que la fiscal la haya hecho pública, aunque su
interpretación es desconcertante. Veamos.
Jesús
Gómez es un abogado ambientalista que había militado en la izquierda setentera.
Cuando estalló por primera vez el caso Tía María, durante el mandato de Alan
García, Gómez fue defensor del Frente de Defensa y estuvo del lado de siempre.
Pero luego algo sucedió. Cambió de bando y Southern lo contrató; según dice la
misma empresa, como consultor en temas ambientales.
En
efecto, Gómez participa de una ONG especializada en temas ambientales que
lógicamente asesora a diversos entes interesados en su colaboración
profesional. Pues bien, de acuerdo al levantamiento del secreto bancario,
resulta que Gómez ha recibido de Southern un millón seiscientos mil soles en
menos de dos años. No terminan ahí las cuentas, porque además una
hidroeléctrica vinculada a la misma empresa le ha pagado doscientos mil soles,
haciendo un total general de 1,800,000 soles. Aproximadamente 80,000 soles
mensuales por 24 meses. Bastante suertudo, cambiar de camiseta en un momento
crucial y recibir billetes como cancha.
Pero
¿qué trabajo ha realizado el doctor Gómez para Southern a cambio de esta enorme
suma de dinero? La empresa dice que ha sido consultor ambiental, pero no ha
mostrado los documentos que supuestamente ha elaborado, tampoco se sabe que
esta empresa pague de esa manera a sus otros consultores; es decir, son precios
fuera del mercado.
A
continuación, el mismo informe de la fiscal Cárdenas muestra que el abogado
Gómez ha entregado un cheque por casi 200,000 soles al dirigente Pepe Julio
Gutiérrez, célebre por el audio de las “lentejas”, que el mismo Gómez dio a
conocer a la opinión pública. Si uno ata cabos, todo parece indicar que a
cambio de dinero, Gómez habría tratado que Gutiérrez apague el incendio de Tía
María y permita la apertura de la mina. Asimismo, Gutiérrez en el audio estaría
pidiendo más dinero para terminar de dar el paso. Esta interpretación es muy
plausible porque los tiempos coinciden, el cheque es anterior a la grabación.
Ese cheque se puede interpretar como un adelanto y luego Pepe Julio pedía una
millonada para cerrar.
Pero,
la fiscal ha construido un caso muy diferente, según el cual Gómez y Gutiérrez
sumados a otros dirigentes del valle de Tambo se habrían confabulado para
extorsionar a la empresa Southern, que aparece como víctima. Este argumento es
muy sorprendente.
No sé
qué pensará el lector, pero me parece obvio que Gómez es el intermediario para
sobornar a los dirigentes y terminar con la protesta que impedía el
funcionamiento de Tía María. El origen de la cadena sería una mala práctica
corporativa de Southern, que buscó solucionar el conflicto sobornando a los
dirigentes a través de un abogado, a quien conocían de cerca por haber militado
con ellos durante años.
La
explicación de la fiscalía es desconcertante porque supone que unos individuos
se habrían puesto de acuerdo para extorsionar a Southern, que habría cedido
ante el chantaje y habría procedido ingenuamente, entregándole una gran
cantidad de dinero a uno de ellos y dejando a los otros sueltos que siguieron
armando lío. Es tan extraña esta idea que bien podría manejar otras hipótesis, más
acordes con nuestra cultura política y empresarial.
Finalmente,
Southern también debería revisar sus procedimientos, porque trabaja en el Perú
desde los años 1950 y viene siendo parte del núcleo de empresas líderes de la
economía nacional. Independientemente del caso legal, la opinión pública se
está formando la opinión de que ha pretendido corromper para superar las
objeciones a Tía María, en vez de atender los reclamos de la población. Es
fatal, si de verdad aspira a obtener la licencia social.
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