jueves, 22 de octubre de 2015

ESCRIBE JUANA GALLEGOS: SE ROMPE EL SILENCIO

Un dibujo ilustra las situaciones vergonzosas que vivieron algunos menores en el Sodalicio
El periodista Pedro Salinas presenta Mitad monjes, mitad soldados, su segundo libro sobre el Sodalicio de Vida Cristiana. En él, recoge denuncias por abuso sexual presentadas contra el fundador de esa comunidad católica, Luis Fernando Figari.
“Era inteligente, sagaz, de los que no daban puntada sin hilo, hábil para detectar los defectos del otro. Era cariñoso con los que necesitaban afecto y exigente con quienes carecían de una figura paterna”.
'Lucas' describe de este modo al fundador del Sodalicio de Vida Cristiana, Luis Fernando Figari, una figura hasta ahora impenetrable. De él solo se sabe que a sus cortos 24 años, y tras estudiar Derecho y Teología, fundó su propio movimiento religioso: el Sodalicio, una de las alas más radicales del catolicismo en el Perú, que tiene como fin, según rezan sus principios, llevar a los jóvenes por el camino de la santidad.
'Lucas', quien prefiere mantener su edad y su nombre en el anonimato, es un ex sodálite que se unió a este grupo a los 15 años, atraído por la vida de disciplina y fe que Figari le prometió cuando lo conoció en un retiro del colegio Santa María.
Han pasado varios años para que 'Lucas', ya alejado de la organización, hable de lo que fue su experiencia entre las cuatro paredes del Sodalicio.
Los periodistas Pedro Salinas y Paola Ugaz han registrado su testimonio en el libro Mitad monjes, mitad soldados (Planeta, 2015), una investigación que se completó en cuatro años y que devela –entre casos ya conocidos de maltratos físicos y psicológicos cometidos en la comunidad– graves casos de abuso sexual.
Domingo tuvo acceso a dos testimonios de ex sodálites que, según se narra en el libro, fueron seducidos por Figari, en ese entonces Superior General del Sodalicio y que hoy, ya alejado de la comunidad, "vive una etapa marcada por el recogimiento y la oración", según señala el portal web de la organización católica.
“Ahora sácate la ropa”
Según los testimonios que ha recogido Salinas, Figari representaba una figura intachable para sus pupilos. Su poder en la comunidad era tal que todos seguían sus órdenes sin chistar: “Si ordenaba algo, todos saltaban para complacerlo”, dice el periodista, quien también fue sodálite y lo conoció: “Te decían que si la vida de Figari corría peligro, tú tenías que poner el pecho para salvarlo”. 
'Lucas' fue uno de los pocos privilegiados que tuvo a Figari como guía espiritual. El "número uno" se ocupaba de él de forma exclusiva en sesiones privadas en las que exploraba su psicología. Todo iba bien hasta que un día su mentor tomó cierta ventaja.
Según narra 'Lucas', en una de sus reuniones Figari le ordenó que se quitara la ropa con el pretexto de que ese “era un método que aconsejaban para identificar cómo era la valoración de alguien sobre sí mismo”. 'Lucas', confiado,  accedió al pedido quedándose en ropa interior. Esto ocurrió en la casa de Figari, donde solía reunirse con sus discípulos.
A continuación un extracto de la conversación que citan Salinas y Ugaz en su libro:
"–¿Qué sientes? –le preguntó Figari.
–Nada –respondió 'Lucas' algo extrañado.
–Bien. Ahora sácate la ropa interior.
–Bueno.
–¿Ahora, qué sientes?
–Un poco de aire –bromeó 'Lucas', para mitigar su pudor.
–¿No te sientes avergonzado? ¿Qué sientes?
–Nada –insistió Lucas.
–Bien. Ahora ven y abrázame".
Figari le habría pedido después al muchacho –según se reseña en el libro– que se echara junto a él en la cama y acto seguido le pidió nuevamente un abrazo, orden que 'Lucas' acató de forma automática:
"–Te felicito –le dijo Figari al finalizar– has pasado la prueba. Debo decirte que eres una persona con mucho autocontrol y dominio de tu sexualidad".
“Nadie imaginó que aquello sucedía en la intimidad del Sodalicio”, dice Pedro Salinas. “Es más, cuando escribí Mateo Diez el 2002 (una novela de ficción que a modo de catarsis escribió sobre su experiencia como sodálite), me buscó muchísima gente para contarme cosas del Sodalicio. De hecho, dos personas a quienes no conocía se me acercaron para contarme de abusos sexuales y comportamientos pervertidos perpetrados por Figari. Pero no les creí. Lamento que haya sido así”, cuenta el periodista.
La crisis
A fines del 2010, Pedro Salinas recibió una llamada telefónica que gatilló su curiosidad. Su interlocutor le dijo que Luis Fernando Figari dimitiría al cargo de Superior General por “problemas de salud”. Por ese tiempo también se corría la voz de que Germán Doig, el delfín de Figari, fallecido hace diez años de un infarto, ya no podría alcanzar el título de santo. Sobre aquello se tejían dos versiones: la oficial decía que ya no sería canonizado porque no había reunido las suficientes "virtudes heroicas". La otra  señalaba que el segundo del Sodalicio, de quien se repartían estampitas con su rostro, había abusado sexualmente de tres menores.
Salinas, nuevamente, no creyó lo que oía, hasta que su interlocutor, a quien nombraremos 'Francesco', le contó con lujo de detalles que él mismo había sido una víctima de Doig al que llamaban el "sodálite por antonomasia".
"Me contó de los encuentros sexuales a los que lo indujo Germán, aprovechando su condición de director espiritual”, cuenta Salinas.
El 2011 fue una año difícil para el Sodalicio. Sus paredes temblaron cuando las víctimas de Doig dieron sus testimonios a la prensa. Los casos se ventilaron en Diario 16, Caretas y La República. Ante la presión mediática, la institución terminó reconociendo la falta: “Dejamos en claro que estas conductas contrarias a nuestra vocación cristiana deben ser denunciadas y rechazadas con energía", señalaron en un comunicado en el que se comprometían, además, a retirar los retratos de Doig de todos sus espacios. 
"La ecuación estaba clara. –dice Salinas– ¿Acaso Figari, quien, como todos decían, tenía el don de saber lo que piensas con solo mirarte a los ojos, nunca sospechó de las conductas de Germán? ¿Acaso no sabía tampoco de las faltas del sodálite Daniel Murguía, que el 2007 había sido atrapado por la Policía en un hostal tomándole fotos a un niño a quien le había ordenado bajarse el pantalón? Murguía era muy cercano a Figari, ¿no te parece raro que el líder del Sodalicio no se haya dado cuenta y haya renunciado después de todo el escándalo?".
"¿Cuál es tu tipo?"
En Mitad monjes, mitad soldados
Se reúnen treinta testimonios de ex sodálites. Los 44 años de vida del Sodalicio se narran en la voz de quienes abandonaron la comunidad hace varias décadas y quienes acaban de renunciar hace un par de años.
'Juan' es otro ex sodálite que declara en el libro haber vivido  episodios muy vergonzosos con Figari. Dice: "Al rato Luis Fernando entró a su cuarto y sacó un par de revistas pornográficas de hombres desnudos, al abrirla en una página que tenía marcada me preguntó: "¿Te gusta este? ¿O te gusta este otro? ¿Cómo es tu tipo de hombre?". Esto sucedió durante una sesión espiritual a solas con el líder del Sodalicio; 'Juan' le había confesado previamente, y tras la insistencia de Figari, que era homosexual.
En otra oportunidad pasó  lo siguiente: "Estábamos solos. Entró a su cuarto de donde sacó un palo. Con el rostro adusto me dijo: ¡Levántate! Puso el palo en el sofá y dijo: Ahora siéntate encima. Figari le preguntó: ¿Te gustó? Acto seguido le mostró un crucifijo".
En el libro de Salinas se consignan tres testimonios de ex sodálites que aseguran haber sufrido abuso sexual de parte del fundador del Sodalicio.
El 2011, las tres víctimas presentaron sus respectivas denuncias ante el Tribunal Eclesiástico del Arzobispado de Lima, institución que imparte justicia en la Iglesia Católica y que está moderada por el cardenal Juan Luis Cipriani.
Pedro Salinas asegura que el presidente del Tribunal, el reverendo Víctor Huapaya, tiene conocimiento de estos casos. Sin embargo, hasta la fecha, el Sodalicio no ha sido notificado. Fernando Vidal, asistente de comunicaciones del Sodalicio, respondió a Domingo que no podían comentar nada del libro de Salinas hasta que este sea público. Precisó además que el Tribunal Eclesiástico no les ha notificado sobre ninguna denuncia contra Figari.
Salinas asegura que sus entrevistados están dispuestos a declarar ante un juez si fuese necesario. El silencio está por romperse.

No hay comentarios:

Publicar un comentario