Cómo y con qué contamina la minería a cielo abierto?
Hablando claro y sin vueltas, la minería a cielo abierto es una actividad en extremo venenosa y contaminante, porque dispersa en el aire el polvillo, polvo fugitivo o material particulado, elevado a la atmósfera con motivo de las explosiones con que se vuelan las montañas y de ese modo al fragmentarlas, se facilita su transporte
en las minas hacia las respectivas plantas de trituración donde también
es muy importante la cantidad de particulado desprendido.
Es una consecuencia de la actividad extractiva que los mineros no pueden ni podrán nunca controlar o manejar. Los
vientos o corrientes aéreas arrastran ese polvillo a grandes
distancias, depositándolo sobre extensas regiones, incluyendo ciudades y
pueblos. Esto se suma a otros catastróficos resultados de la
megaminería a cielo abierto, en especial la destrucción y contaminación
de las fuentes de agua tanto superficiales como subterráneas y en las
montañas, la afectación de los ambientes glaciar y periglacial, además
de la contaminación del suelo.
¿Qué es lo que contiene ese polvillo?
El polvillo levantado en las minas está formado por partículas que contienen decenas de elementos químicos (Ver Tabla Periódica de Elementos). La Geomedicina
nos dice que si bien algunos de ellos son indispensables para la vida
en el Planeta (Hierro, Calcio, Cloro, Magnesio, Iodo, Selenio, Fósforo,
Potasio, Sodio, Azufre, etc.), otros son venenosos y tóxicos (Arsénico, Cadmio, Plomo y Mercurio) y finalmente los temibles radioactivos (Uranio, Torio y Cesio).
¿Cuáles son y dónde se originan los elementos químicos?
Según la Geología, (y a grandes rasgos), los elementos químicos presentes en las rocas derivan del magma, que es una masa fundida, muy caliente y viscosa, que se ubica por debajo de la Corteza Terrestre
a profundidades variables (40 a 60 kms, debajo de los continentes y 8 a
10 kms, por debajo de los fondos oceánicos), en lo que sería el manto
externo del Planeta.
Está compuesto por una mezcla indiferenciada de los 92 elementos
químicos Naturales (Tabla Periódica), sólidos, líquidos y gaseosos
(metálicos y no metálicos). Ese magma, a causa del choque de las placas
tectónicas, subió y sube desde hace millones de años a la superficie
en forma de lava, enfriándose y formando las rocas volcánicas que alojan
en su interior zonas de enriquecimiento mineral los que posteriormente
dan origen a ciertos tipos de yacimientos o minas (Ej. minas La Alumbrera y Agua Rica en Catamarca).
Los elementos químicos también se encuentran concentrados en las vetas o filones
rocosos originados por magma que llenó fisuras en el interior de la
corteza, y que en ciertos casos afloraron por la erosión. Todo ello en
un proceso físico-químicoextremadamente complejo (Ej. mina San Jorge en
Mendoza).
Los magmas que dan origen a los yacimientos minerales siempre son
diferentes, aún dentro de la misma región geológica, lo que explica la
diversidad y cantidad de metales que contiene cada mina. Un ejemplo es
el Complejo Volcánico Minero Farallón Negro, en Catamarca, con
numerosas minas con minerales de metales de alto valor como Oro, Plata,
Cobre y porcentajes variables, desde los de más alta ley, hasta los más
escasos (a nivel de trazas). Es de destacar que en ese Complejo, en su
conjunto, el Segemar (Servicio Geológico Minero Argentino) contabilizó
alrededor de 60 elementos químicos en un informe pericial de 2008, con alto grado de Uranio, Torio, Cesio y Arsénico.
En resumen, las partículas que componen el polvillo que contamina el aire, poseen idéntica composición química que las rocas de las minas molidas con explosivos y trituradas en planta, y por lo tanto similar al magma que les dió origen.
¿Cómo se comprobó la presencia de los elementos químicos en las minas?
En la Argentina, la Secretaría de Minería
de la Nación llevó a cabo a partir de 1995 un programa de Exploración
Minera intensiva para localizar yacimientos mineros, utilizado dos
procedimientos o métodos, la Geofísica Aérea y la Geoquímica. Éstos
estudios científicos contienen la prueba irrefutable de lo que
afirmamos.
Los estudios de Geofísica Aérea se hicieron con aviones y helicópteros
equipados con tecnología especial, cubriendo amplias regiones del país,
que posibilitaron la ubicación exacta de yacimientos mineros, en base a
la detección en superficie de la radiación gamma emitida por el Uranio y el Torio
contenidos en las rocas de esos yacimientos. La radioactividad más
intensa indica la presencia de áreas o terrenos con mayor cantidad de
metales (mineralización), las que coinciden con zonas volcánicas,
filones aflorantes o concentraciones de otro origen como placeres
sedimentarios, orlas de contacto para depósitos metamórficos, etc.
Con esta técnica se localizaron centenares de nuevos yacimientos en todo
el territorio nacional, cuya existencia no se conocía o no se habían
planteado a la luz de las nuevas tecnologías.
Así tenemos la primera prueba de la existencia de Uranio y Torio en la
roca de los yacimientos; estos se desarrollan haciendo estallar las
montañas con explosivos, lo que produce una altísima emisión de
polvillo. Este hecho es verificable en las Cartas de Geofísica Aérea
levantadas en todas las regiones con depósitos mineros, publicadas en
los últimos años por el Segemar.
La Prospección Geoquímica consiste en la toma de muestras de
suelos y sedimentos de arroyos, en las zonas donde los estudios
geológicos o de geofísica aérea previos señalaron la existencia de “alta
mineralización”, para someterlas a análisis de laboratorio con técnicas
especiales.
El fin es conocer los elementos químicos (Tabla Periódica) contenidos en
cada muestra, su cantidad y las probables concentraciones metalíferas
en las profundidades y alrededores.
El Segemar ha publicado detalladas y reveladoras Cartas Geoquímicas de
la Región Cordillerana y de la Patagonia, con las concentraciones de
hasta 48 elementos químicos prefijados.
¿Cómo se contaminan o envenenan los ecosistemas?
El polvillo resultante de dinamitar las montañas y procesar las rocas en
planta, está compuesto por partículas invisibles, extremadamente
livianas aunque se trate de los elementos químicos radioactivos,
que tienen mayor masa o “peso atómico” y los comúnmente conocidos como
“metales pesados”. Por ello son fácilmente arrastradas por los vientos
hacia zonas pobladas en los valles y regiones circundantes, pudiendo
alcanzar distancias de cientos de kilómetros. No olvidemos que en los
desastres de las plantas nucleares de Chernobyl (Ucrania-1986), y de
Fukushima (Japón-2011) los elementos radioactivos fugitivos como Uranio y
Cesio fueron detectados a miles de kilómetros de distancia (Nueva York y Madrid).
Otro aspecto crucial a tener en cuenta a la hora de medir los riesgos es
la dirección de los vientos predominantes, que conducen el polvo de la
roca con todos sus minerales, en mayor medida hacia determinadas
poblaciones.
Ese material particulado o polvillo se deposita en los suelos y en los
cursos de agua. No existen ambientes que puedan escapar a la acción
contaminante de la minería
a cielo abierto. Además de las personas, el veneno minero también
perjudica la fauna, la flora y a las actividades productivas como la
agricultura y la ganadería. El daño alcanza a las cadenas tróficas y
alimentarias, con lo cual aumentan los riesgos para la salud.
¿Cómo se produce el daño sobre la salud humana?
Al iniciarse una explotación minera a cielo abierto, los daños ambientales son inmediatos, profundos y duraderos.
Las poblaciones locales no están lo suficiente informadas sobre los
riesgos de la actividad minera, y entonces toman agua “envenenada” y
respiran aire contaminado. Además, consumen alimentos contaminados por
los metales tóxicos presentes en el agua y el suelo.
Hay que recalcar que la contaminación o veneno minero no es de carácter biológico, es decir no proviene de microorganismos, bacterias, virus, etc. Es de índole química por un lado y por otro radioactiva, lo que crea una situación de máxima amenaza para la salud pública.
¿Porqué hablamos del Uranio, Torio y Cesio?
Reiteramos que los estudios científicos geoquímicos y geofísicos hechos por el Segemar, han demostrado que todos los yacimientos, sin excepción, contienen siempre decenas de elementos químicos en diversa proporción, entre ellos los radioactivos Uranio, Torio y Cesio, que emiten radiación alfa, beta y gamma (Ver Chernobyl y Fukushima) y los tóxicos como el Arsénico, Plomo, Mercurio, etc.
Los yacimientos son identificadas por el o los metales predominantes. La Alumbrera, por caso, es conocida como una Mina de Oro y Cobre, pero también se extrae mucha Plata y Molibdeno e insospechadamente, encierra Uranio y Torio en “alto grado”, entre otros contaminantes o tóxicos (Datos de un Informe oficial del Segemar).
A su vez una mina de Uranio, como Río Colorado en Tinogasta, tiene trazas de Oro, Cobre, Plata, etc.
El Uranio y sus “hijos” radioactivos, como el gas Radón, constituyen una seria amenaza para la salud de las poblaciones asentadas en regiones próximas a las explotaciones mineras, ya que tiene una alta acción cancerígena, porque sus isótopos destruyen o alteran el ADN y con ello el comportamiento de las células.
¿Qué pasa con la salud de los empleados y operarios que trabajan en las minas?
Los geólogos y personal directivo de las mineras conocen a la perfección el efecto letal de las partículas del polvillo
que levantan las explosiones y los movimientos en la planta de
procesamiento (transporte, trituración, molienda, etc.). Para impedir la
aparición de graves enfermedades entre el personal y no resentir la
"productividad", realizan un riego intensivo y permanente con
camiones-cisterna en los caminos adentro y fuera del cráter y las áreas
de instalaciones, para evitar que vuele polvo y sea aspirado por los que
allí trabajan, entre otras medidas preventivas. Esta actividad también demanda grandes cantidades de agua.
¿Es verdad, como dicen algunos, que no hay que preocuparse por los metales tóxicos pues están desde siempre en los ecosistemas y no han traído problemas?
Los metales radioactivos y tóxicos
se distribuyen en la corteza terrestre en mínima cantidad y con un
proceso de decantación natural, que los hace compatibles con la vida.
Pero se convierten en contaminantes y venenosos cuando aumenta considerablemente su concentración y acumulación en los ecosistemas a causa de las emisiones de polvillo venenoso producto de la minería a cielo abierto, en especial.
El efecto concentrado de gran cantidad de metales tóxicos que
súbitamente aparecen por la minería en una región, causan estragos en el
ecosistema y en la salud humana.
¿Cuál es el peligro del cianuro?
El polvillo o material particulado es el principal veneno producido por
la minería a cielo abierto, pero no el único. El drenaje ácido de las
rocas y el cianuro también representan amenazas concretas para el medio
ambiente.
No obstante, la discusión en torno a la peligrosidad del cianuro ha sido promovida y usada por los mineros para desviar la atención de la sociedad en torno al principal agente minero contaminante; con ello han fomentado una estéril discusión que ha servido a sus objetivos de desinformar a la sociedad.
¿A qué regiones o países afecta esta destructiva actividad?
Es obvio que los impactos destructivos de la minería a cielo abierto tienen un alcance general, allí donde existen explotaciones. Por lo tanto la destrucción
de las fuentes de agua, el envenenamiento del aire, el agua y los
suelos, y el saqueo desenfrenado de los recursos naturales, se extienden
por varios países de Latinoamérica y de otros Continentes que son víctimas de la codicia de la megaminería transnacional.
En la Argentina, el caso paradigmático lo constituye Andalgalá (Catamarca), donde se concentran todos los impactos destructivos de la megaminería, comenzando por la contaminación o envenenamiento ambiental y el colapso en la salud de su población.
¿Es posible un cambio de tecnología para extraer el mineral diseminado en la roca?
No, no es posible porque la actual tecnología no ofrece otras opciones
fuera de la minería a cielo abierto, que implica la absoluta destrucción
con explosivos de las montañas, del paisaje y los ecosistemas. En consecuencia este sistema extractivo es absolutamente inviable.
¿Se puede reducir o anular la emisión del polvillo en la demolición de los cerros, sierras y montañas?
En la práctica resulta imposible reducir la nube de polvo con mineral incluído que levantan los explosivos al estallar. La apresurada extracción de metales requiere demoler las montañas, triturar y pulverizar rocas con urgencia, lo que se consigue con cargas explosivas de altísima potencia, que inevitablemente van a impulsar grandes cantidades de polvo tóxico hacia la atmósfera. Bajar las emisiones de polvillo se conseguiría usando poca dinamita pero eso significaría bajar la “productividad” y a la “gran minería” no le interesa.
¿Porqué lo referido a la contaminación minera tiene escasa difusión en el gran público?
La megaminería a cielo abierto (o el extractivismo irracional) es tan brutal en sus procedimientos que únicamente puede desarrollarse si el país y la sociedad donde se enquista, en forma previa o durante la explotación, son sometidos a una extraordinaria campaña de desinformación para ocultar o desvirtuar sus dañinos métodos y sus destructivos impactos. La perversión de la “corporación minera” reside en que conoce el real daño que causa y para ocultarlo ha montado una gigantesca red para acallar a la mayor parte de la prensa con sobornos.
La escasa información técnica que trasciende, es incompleta, tendenciosa y en muchos casos falsa. Por ejemplo, los mineros al referirse al “material” que posee un yacimiento, jamás revelan la Geoquímica (detalle y proporción de elementos químicos) e invariablemente hablan de Rocas (conjunto de minerales), con lo cual ocultan datos claves a la opinión pública.
Entonces, ¿cuál es la solución?
Hay una sola. La resistencia total a estas explotaciones asesinas, para forzar a los gobiernos a que por las vías institucionales que correspondan, promuevan la sanción de las Leyes de Prohibición absoluta en Territorio Argentino de la explotación minera a cielo abierto.
Adicionalmente, la Sociedad Argentina tendrá que considerar y analizar a futuro, y dada la ferocidad del ataque lanzado por la megaminería, las responsabilidades institucionales, profesionales o técnicas y finalmente las académicas de los personeros locales que generaron esta situación en nuestro país.
Material consultado:
• Minería transnacional y dispositivos de intervención en la cultura, Antonelli M. (2009). – Buenos Aires.
• América Latina: Extractivismo, fronteras ecológicas y geopolítica de los recursos- Delgado Romas G.C. (2012),Quito, Ecuador.
• Testimonio: Nuevos colonialismos en América del Sur y Africa, Rodríguez Pardo J. (2012) – Buenos Aires.
• Volumen "Ciencias de La Tierra" - Tarbuck-Lutgens – 8va Ed. (2011) - Madrid.
• Cartas de Geofísica Aérea - Magnetometría y Espectrometría de Rayos
Gamma – Concentraciones Uranio/Torio, publicadas por el SEGEMAR (Hojas
Belén, Esquel, Tres Cerros y otras).
• Cartas Geoquímicas publicadas por el SEGEMAR (Hojas Belén, Villa Unión, Malimán y otras).
• Estudios científicos y técnicos especiales sobre Geología, Geoquímica y
Geofísica, realizados y publicados por profesionales de la Secretaría
de Minería de la Nación y de Universidades Nacionales.
• Artículos e informes sobre Geología y temas conexos, publicados en la Revista de la Asociación GeológicaArgentina.
• Sitios de Internet especializados en las disciplinas que tienen relación con la minería a cielo abierto.
Notas
* Dr Carlos A. Seara - Geólogo - Experto en Hidrogeología Naciones Unidas.
** Roberto Luna - Investigador de Temas Mineros.
* Dr Carlos A. Seara - Geólogo - Experto en Hidrogeología Naciones Unidas.
** Roberto Luna - Investigador de Temas Mineros.
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