La ONU ha lanzado una iniciativa más para llamar la atención sobre la suerte
de los bosques del mundo: a partir de 2013, el 21 de marzo será el Día
Internacional de los Bosques. Pero, si se considera que el Año Internacional de
los Bosques celebrado por la ONU en 2011 pasó mayormente desapercibido, ¿logrará
este Día cambiar algo para los bosques y la gente que de ellos depende? Un
llamado a detener de manera urgente la destrucción de los bosques, combatiendo
las causas subyacentes.
De hecho, la ONU debería estar al frente de las medidas para detener la deforestación tropical y, por
lo tanto, conocer y tratar adecuadamente las causas de la pérdida de bosques. Las causas directas más
importantes son muy bien conocidas, e incluyen la explotación de madera, la
conversión de zonas boscosas para la agricultura y la ganadería, las
plantaciones industriales de árboles, la urbanización, la minería, la
explotación de petróleo y gas, las represas hidroeléctricas y la cría industrial
de camarones. En cambio, las causas subyacentes de la deforestación, que son
múltiples y están estrechamente relacionadas entre sí, son menos fáciles de ver,
y suelen ser menos discutidas y comprendidas. Un análisis profundo de las causas
subyacentes de la deforestación, emprendido por la ONU a fines de los años 1990
con una significativa participación de la sociedad civil, concluyó que dichos
factores de deforestación están relacionados con la tenencia de la tierra, la
gestión de los recursos, el comercio, las relaciones económicas internacionales
en general y la exclusión social.
La FAO afirma que la deforestación fue menor en el
período 2000-2010, comparado con la década anterior. Sin embargo, durante ese
período se destruyeron anualmente 13 millones de hectáreas de bosques principalmente tropicales,
manglares incluidos, y la cifra actual es probablemente aun más alta, dado que
la FAO sigue considerando a las plantaciones industriales de árboles como bosques. Al definir el
“bosque” como cualquier tierra con cierta cantidad de árboles, la FAO
distorsiona los datos: la pérdida de bosques reales parece menor de lo que es,
porque para la FAO un monocultivo industrial de árboles es lo mismo que un
bosque diverso que provee hogar y alimento a quienes de él dependen.
El Día Internacional de los Bosques deriva del renovado interés
internacional por los bosques tropicales, que comenzó cuando los negociadores
del clima incluyeron el papel de los bosques en la agenda de las negociaciones
climáticas de la ONU: desde 2007, las cumbres de la ONU sobre el clima están
debatiendo sobre REDD – Reducción de las Emisiones derivadas
de la Deforestación y la Degradación
de los Bosques. ¿Pero acaso los esfuerzos dedicados a REDD+ han logrado reducir
la deforestación o, al menos, invertir la tendencia actual? ¿Las muchas
iniciativas emprendidas desde que apareció REDD han aminorado la pérdida de
bosques en el mundo? ¿Los manglares (“carbono azul”) están hoy menos degradados
que en 2007? ¿Los derechos de los pueblos de los bosques están siendo mejor
protegidos hoy que en ese año? ¿Las promesas de los gobiernos del Norte de
aportar 7.700 millones de dólares, y la renovada atención internacional hacia
los bosques, han logrado realmente disminuir y finalmente detener la
desaparición de los bosques?
Informes recientes provenientes de Brasil e Indonesia, los dos países donde
hubo mayor pérdida de bosques entre 2000 y 2010, indican que,
luego de disminuir durante poco tiempo, según estadísticas de la FAO, la deforestación continúa y hay
varias nuevas zonas boscosas amenazadas por actividades a gran escala, llevadas
adelante por empresas comerciales, que resultan destructivas para los bosques.
Los actores implicados en la destrucción de los bosques suelen participar al
mismo tiempo en proyectos que, supuestamente, apuntan a protegerlos, como por
ejemplo los proyectos REDD+. Entre dichos actores figuran
empresas transnacionales, gobiernos del Norte - aunque también del Sur -,
instituciones financieras como el Banco Mundial, grandes ONG conservacionistas y
organismos de certificación. Con la ONU a la cabeza, todos ellos defienden la
llamada “economía verde”, presentada
como una propuesta “con la que todos ganan”, que aduce combatir tanto la crisis
económico-financiera como la crisis ambiental, redirigiendo inversiones para
desbloquear el llamado “capital natural”, con nuevas tecnologías, supuestamente
limpias (como las basadas en la biomasa), el “mercado del carbono” y el comercio
de “servicios ambientales” en
general. En los países de bosques tropicales, esto está provocando conflictos,
violaciones de los derechos humanos y resistencia. Lejos de desaparecer o, al
menos, de disminuir, la destrucción ha aumentado. (1)
¡Es urgente detener la destrucción de los bosques!
Esta carta es un llamado internacional a detener, y no sólo a “reducir”, la
destrucción de los bosques. Los bosques son vitales para los pueblos que allí
viven y cuya forma de vida depende de ellos. Un líder indígena de la región
oriental de la República Democrática del Congo declara:“El bosque y los
pueblos indígenas pueden ser descritos como amigos inseparables. La vida de un
pigmeo depende enteramente del bosque, porque el bosque es nuestro hogar ‘por
excelencia’. Puedo afirmar que, sin el bosque, no puede haber vida para los
pueblos indígenas”. (2) Para los pueblos en aislamiento voluntario es
especialmente importante que se detenga la deforestación y se reconozcan sus
derechos territoriales. El aumento de la apropiación de tierras, que ocurre
principalmente en zonas boscosas, y la continua destrucción de los bosques,
sobre todo a través del “modelo de concesiones” para la extracción de madera, la
agricultura y la minería, pone en
peligro la permanencia del aislamiento voluntario porque, la mayor parte de las
veces, las zonas donde los pueblos voluntariamente aislados pueden aún
sobrevivir en este planeta y mantener su forma de vida son las que los
acaparadores de tierras tienen en la mira.
Detener la pérdida de bosques es
también crucial para combatir la exclusión social y respetar los derechos de la
Naturaleza y su valor intrínseco. Además, los bosques son importantes para la
humanidad en general, y especialmente para las poblaciones de los países de
bosques tropicales. Es muy preocupante que los bosques estén siendo cada vez más
afectados por los efectos del cambio climático. La perpetuación del actual
modelo de producción y de consumo está en el origen tanto de la crisis climática
como de la crisis de los bosques. Así, toda iniciativa que apunte a detener
verdaderamente la deforestación – o a evitar un cambio climático incontrolable –
deberá ocuparse de las raíces del problema.
Para detener la deforestación,
es necesario eliminar las causas subyacentes de la pérdida de bosques. Las
medidas urgentes para ese fin son:
- Reconocer los derechos que poseen sobre sus territorios comunales las
comunidades del bosque y las que de él dependen, y en especial los pueblos
indígenas en aislamiento voluntario. Entre esos derechos debe figurar el de
controlar las decisiones que afectan sus territorios.
- Definir los bosques en función de su verdadero significado para los pueblos
que de ellos dependen; excluir de dicha definición las plantaciones industriales
de árboles: las plantaciones no son
bosques.
- Denunciar y detener la destrucción causada por las empresas transnacionales
y otros actores que lideran el proceso de acaparamiento de tierras; en la última
década se vio que las transnacionales no pueden ser reglamentadas: su existencia
y creciente influencia es la principal amenaza para el futuro de los bosques
tropicales.
- Exponer y poner fin al modelo de falsas soluciones que proponen las grandes
empresas, como actividades a gran escala “sostenibles” en bosques tropicales, REDD+, comercio de servicios ambientales,
asociaciones entre los sectores público y privado, “economía verde” certificada,
etc. Proponer y defender en cambio soluciones auténticas, es decir, defender las
economías locales en lo que respecta al uso, por ejemplo, de los minerales, la
biomasa y la energía. Reiteramos el llamado de la red internacional Oilwatch:
¡Dejen el petróleo y el carbón en el subsuelo!
- Apoyar las iniciativas tendientes a consumir menos productos que destruyen
el bosque, en vez de las que promueven la compra de productos certificados
provenientes de operaciones a gran escala y de compañías que siguen destruyendo
los bosques.
Sobre todo, en este primer Día Internacional de los Bosques exhortamos a la
ONU y a sus instituciones relacionadas con los bosques a tener en cuenta las
lecciones de iniciativas pasadas: mientras no se tomen medidas para eliminar las
causas profundas de la deforestación, será ilusorio intentar detener la
desaparición de los bosques.
Notas
(1) Para más información sobre la deforestación, ver el boletín nº 188 del
WRM, que figurará próximamente en www.wrm.org.uy.
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