Por: José Sant Roz
No cabe la menor duda que te indujeron ese cáncer, amado comandante. Los gringos no se andan por las ramas, y disponen de los más terribles y penetrantes elementos para todos los crímenes. Ellos envenenaron a Diógenes Escalante para que Rómulo Betancourt diera el golpe de Estado el 18 de octubre de 1945. Ellos mataron a Carlos Delgado Chalbaud por proponer enlaces con los países árabes e iniciar acuerdos petroleros para la confección de la OPEP.
Ellos mataron a Sandino, a Francisco Caamaño Deño, a Allende y al Che.
Ellos le lanzaron más de 500 atentados contra Fidel Castro.
Ellos han llenado de asesinatos a toda la América Latina.
Y que has muerto tú, Gran Capitán, como Bolívar, presenciando todos nosotros los esfuerzos infinitos que hiciste para unir a América Latina e imponer la libertad donde reinaba antes la traición y el coloniaje.
Tú, que con desinterés lo abandonaste todo por protegernos y darnos patria.
Tú, que fuiste víctima de todos los medios comunicación poderosos del mundo, cuyo fin fue siempre abusar de la credulidad tanta gente, para luego hollar lo más sagrado de tu corazón, tu reputación y tu amor a la libertad y así seguir dominándonos y explotándonos.
Tú, que fuiste víctima de la inclemencia asesina del imperio norteamericano, el que te condujo al sepulcro.
Nosotros no los perdonaremos nunca.
Tomamos tus últimas palabras como un manifiesto de fe para todas nuestras luchas: que debemos trabajar por el bien inestimable de la Unión: los pueblos obedeciendo a tu mandato, de que sea Nicolás Maduro nuestro próximo Presidente y que tus hermanos militares sigan empleando su espada para defender las garantías sociales.
Tú podrás bajar tranquilo al sepulcro porque hemos llegado, al PUNTO DEL NO RETORNO tal cual como tú lo aspirabas.
Ellos mataron a Sandino, a Francisco Caamaño Deño, a Allende y al Che.
Ellos le lanzaron más de 500 atentados contra Fidel Castro.
Ellos han llenado de asesinatos a toda la América Latina.
Y que has muerto tú, Gran Capitán, como Bolívar, presenciando todos nosotros los esfuerzos infinitos que hiciste para unir a América Latina e imponer la libertad donde reinaba antes la traición y el coloniaje.
Tú, que con desinterés lo abandonaste todo por protegernos y darnos patria.
Tú, que fuiste víctima de todos los medios comunicación poderosos del mundo, cuyo fin fue siempre abusar de la credulidad tanta gente, para luego hollar lo más sagrado de tu corazón, tu reputación y tu amor a la libertad y así seguir dominándonos y explotándonos.
Tú, que fuiste víctima de la inclemencia asesina del imperio norteamericano, el que te condujo al sepulcro.
Nosotros no los perdonaremos nunca.
Tomamos tus últimas palabras como un manifiesto de fe para todas nuestras luchas: que debemos trabajar por el bien inestimable de la Unión: los pueblos obedeciendo a tu mandato, de que sea Nicolás Maduro nuestro próximo Presidente y que tus hermanos militares sigan empleando su espada para defender las garantías sociales.
Tú podrás bajar tranquilo al sepulcro porque hemos llegado, al PUNTO DEL NO RETORNO tal cual como tú lo aspirabas.
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