La Iglesia católica de Australia ocultó durante décadas los abusos
sexuales a menores de edad cometidos por miembros de la congregación
eclesiástica. El cardenal George Pell, uno de los ocho cardenales
elegidos por el papa Francisco para el asesoramiento en la reforma de la
administración de la Iglesia, reconoció en el Parlamento del estado de
Victoria que la institución australiana encubrió a varios sacerdotes
pedófilos, aunque negó su participación en dichas ocultaciones.
"La
principal motivación era mantener la reputación de la iglesia [...]
había miedo a un escándalo", manifestó Pell durante la sesión final de
la comisión que investiga los casos de pederastia cometidos en las
distintas órdenes religiosas.
La Iglesia católica confirmó en
septiembre del año pasado la existencia de 620 casos de abusos sexuales
contra menores, incluidos niños de 7 y 8 años, cometidos en Australia
por sacerdotes desde la década de 1930. La mayoría de los abusos fueron
consumados entre la década de 1960 y la de 1980, mientras que otros 13
se registraron después de 1990, según un informe eclesial.
Durante
la sesiones anteriores, varias víctimas que fueron violadas por
sacerdotes relataron sus traumáticas experiencias ante la comisión
investigadora. Pell, quien es el actual arzobispo de Sídney, pidió
disculpas a las víctimas al inicio de su intervención y mostró "el
arrepentimiento" por parte de la comunidad católica australiana por no
haber actuado de manera más rápida contra los pedófilos. "Estoy de
acuerdo en que hemos sido lentos al actuar frente a la angustia de las
víctimas y que tratamos con ello de manera imperfecta", señaló el
clérigo australiano.
"No creo que muchos de los líderes de la
iglesia católica conocieran el horrendo y amplio problema" en el que
estaban inmersos, se defendió Pell. El clérigo admitió que los traslados
de los sacerdotes pedófilos a otras parroquias para tapar sus delitos
habían tenido consecuencias desastrosas. "No hay duda de que muchas
vidas han sido arruinadas", incidió el arzobispo al señalar que muchos
de estos crímenes han contribuido al "suicidio" de víctimas.
Además
de la comisión investigadora en el estado Victoria, que tiene previsto
ofrecer sus conclusiones a finales de año, también hay abierta una
investigación a nivel nacional y comisiones especiales para Nueva Gales
del Sur y en Hunter Valley, al norte de Sídney. Según las asociaciones
de víctimas, el número de los que sufrieron abusos puede superar los
6.000 sólo en Victoria. En su visita a Australia, en julio del año
pasado, el Papa Benedicto XVI se reunió con algunas de las víctimas, a
las que pidió perdón en nombre de la Santa Sede.
A finales del
mes pasado, un sacerdote católico de 67 años de edad se entregó a la
policía de Melbourne después de ser acusado de 10 cargos por abuso de
menores cometidos en una parroquia de las afueras de la Melbourne entre
los años 1976 y 1985.
¿Se imaginan que cualquier otra institución se hubiera comportado como la Iglesia católica encubriendo esos horrendos crímenes durante décadas, extorsionando a las víctimas y a sus familias para que no denunciaran los abusos y escondiendo a los asquerosos violadores? Con total seguridad esa empresa, colectivo o asociación hubiera sido declarada ilegal y habría pasado a ser perseguida por la Interpol en todo el mundo, para ser finalmente desmantelada hasta no dejar rastro alguno de ella, quedando su recuerdo para la posteridad como un oprobioso ejemplo de asociación criminal. Pero en lugar de ello milagrosamente, la iglesia católica sigue incólume como ejemplo de rectitud y guía moral y con los gobernantes de medio mundo postrándose humillados y solícitos ante cualquier absurda, antidemocrática o alucinada declaración de sus seniles y ridículos dirigentes. http://diario-de-un-ateo.blogspot.com.es/2012/09/la-iglesia-catolica-admite-cientos-de.html
ResponderEliminar