Vem Pra Rua, uno de los grupos
que movilizó a millones de brasileños contra la presidenta de izquierda Dilma Rousseff,
convocó a una protesta el 26 de marzo contra aliados del presidente de
centroderecha Michel Temer que buscan ponerse a salvo de investigaciones de
corrupción.
Bajo
el lema de "Basta de impunidad", Vem Pra Rua (VPR, Sal a la Calle)
denuncia "la tentativa" de miembros del Congreso de "salir
impunes utilizando sus prerrogativas legislativas", dijo su líder, Rogério
Chequer, en una entrevista telefónica con la AFP.
Temer
"ha escogido personas equivocadas y está perdiendo una gran oportunidad de
ser un interlocutor directo de la sociedad", señaló el empresario, de 48
años.
Ya
en diciembre, VPR movilizó a sus huestes contra el entonces presidente del
Senado, Renan Calheiros, un aliado clave de Temer, que enfrenta un juicio en la
corte suprema por desvío de fondos públicos y fue denunciado por la Operación
Lava Jato, que investiga sobornos masivos en Petrobras.
Chequer
estima que la manifestación será "un enorme éxito" si supera a la de
diciembre, que según VPR movilizó a unas 200.000 personas en Sao Paulo (donde
se carece de estimaciones oficiales) y a un millón en todo el país.
Tras
las fiestas de fin de año y de Carnaval, Brasil vuelve a la realidad de sus
crisis, con la mirada puesta en el inminente levantamiento del secreto de
sumario de las "delaciones premiadas" de 77 exejecutivos de la
constructora Odebrecht, uno de los principales implicados en el caso Petrobras.
Las
primeras filtraciones de las denominadas "delaciones del fin del
mundo" mencionaron a Temer y apuntaron a varios de los principales
colaboradores y aliados del mandatario conservador, quien asumió el cargo el
año pasado tras la destitución de Rousseff por manipular las cuentas públicas.
Temer
perdió ya a seis ministros por causas vinculadas a la Lava Jato, y debió
bloquear, debido a la presión social, varias tentativas de los jefes del
Congreso para desactivar las denuncias que se avecinan.
El
mandatario brasileño tiene una popularidad bajo mínimos (en torno a un 13%),
pero espera llegar a las elecciones de 2018 -en las que prometió no
presentarse- gracias a un plan de ajustes ampliamente apoyado por los mercados
para sacar al país de la recesión.
Las
últimas encuestas de cara a 2018 dan como favorito al expresidente de izquierda
Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), pero Chequer no cree que a un año y
medio de distancia esos sondeos sean significativos. Hay que dar "tiempo
al tiempo", se limita a decir, en espera de que los brasileños decidan en
ese momento dar una sacudida a la "vieja política".
Chequer
descarta que la "nueva política" pueda ser encarnada por el juez de
primera instancia Sergio Moro, símbolo de la Operación Lava Jato que ya llevó
tras las rejas a decenas de peces gordos de la política y las finanzas.
"Moro está cumpliendo papel fundamental. Que permanezca ahí",
responde, al ser interrogado al respecto.
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