Los únicos cultivos transgénicos autorizados en la Argentina, hasta el momento, son el maíz, el algodón y la soja. En la siguiente tabla se especifica el rasgo introducido en cada caso por ingeniería genética:
Cultivo
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Característica Introducida
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Soja
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Tolerancia al herbicida glifosato
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Maíz
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Resistencia a insectos (Lepidópteros)
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Maíz
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Tolerancia al herbicida glifosato
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Maíz
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Tolerancia al herbicida glufosinato de amonio
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Maíz
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Tolerancia al herbicida glufosinato de amonio y Resistencia a insectos (Lepidópteros)
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Maíz
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Tolerancia al herbicida glifosato y resistencia a insectos lepidópteros, acumulados por cruzamiento.
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Maíz
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Resistencia a insectos lepidópteros y tolerancia a los herbicidas glifosato y glufosinato de amonio, acumulados por cruzamiento.
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Algodón
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Resistencia a insectos (Lepidópteros)
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Algodón
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Tolerancia al herbicida glifosato
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Soja tolerante a Glifosato
La soja es la oleaginosa de mayor importancia económica en el mundo. Constituye una excelente fuente de proteínas muy digeribles y de calidad comparable a las proteínas de origen animal. Además, contiene ocho aminoácidos esenciales para la nutrición humana, que no se producen de forma natural en el organismo.
La soja es la oleaginosa de mayor importancia económica en el mundo. Constituye una excelente fuente de proteínas muy digeribles y de calidad comparable a las proteínas de origen animal. Además, contiene ocho aminoácidos esenciales para la nutrición humana, que no se producen de forma natural en el organismo.
La soja fue el primer cultivo en el mercado argentino en incorporar una característica a través de transgénesis. Hoy, la soja transgénica representa prácticamente el 100% de la soja cultivada en la Argentina. Ha sido mejorada por ingeniería genética para tolerar las aplicaciones de herbicidas a base de glifosato, un compuesto de amplio espectro que elimina a las malezas. El glifosato provoca la muerte de las plantas sensibles a él ya que inhibe la acción de una enzima implicada en la síntesis de aminoácidos aromáticos, esenciales para la síntesis proteica.
La soja transgénica tolerante a glifosato se obtiene al insertarle a la planta un gen extraído de la bacteria Agrobacterium tumefaciens. Este gen codifica para la síntesis de una enzima que no es afectada por el glifosato. Por lo tanto, al expresar este gen bacteriano, la planta de soja resulta tolerante al herbicida glifosato y sobrevive a su aplicación, mientras que las malezas que no tienen el gen que confiere tolerancia a glifosato, se mueren.
La utilización de soja transgénica permite controlar las malezas con glifosato que, a diferencia de los herbicidas utilizados en la agricultura tradicional, es más barato y de fácil degradación en el suelo, lo que evita efectos residuales que puedan perjudicar a futuros cultivos, así como la contaminación del medioambiente.
En 1996 fueron inscriptas en el Registro Nacional de Propiedad de Cultivares las primeras variedades de soja tolerante a glifosato y ya en la campaña 97/98 se sembraron en la Argentina 1.750.000 de hectáreas, que llegaron a 15,2 millones en la campaña 2005/2006, a 15,8 millones en la campaña 2006/2007 y 16,6 millones en la campaña 2007/2008.
Actualmente se encuentran disponibles en el mercado más de 70 variedades de soja tolerante a glifosato, adaptadas a una amplia gama de regiones y necesidades. Las evaluaciones muy detalladas sobre seguridad alimentaria confirman que estas nuevas variedades de soja son iguales a otras variedades comerciales en cuanto a sus propiedades nutritivas, a su composición y que no presentan riesgos para la salud o para el ambiente.