jueves, 1 de noviembre de 2012

1 de noviembre: Día Mundial del Veganismo


El Día Mundial del Veganismo, nos invita a unas pocas palabras. De hecho, quienes ya somos veganos, tenemos que decir poco y hacer mucho. Entre nosotros, podrá haber celebraciones donde no existen la muerte ni el sufrimiento de otros animales. Entre nosotros, podemos sentirnos tranquilos y siempre respaldados. Podemos confiar en la comunidad vegana, aun con las infinitas diferencias que tengamos como individuos. Nos une la práctica de una consciencia que toma la capacidad de sentir como motor ético.

Pero esta efeméride, no es fundamental para los veganos. Es para la inmensa mayoría de no humanos que están bajo el yugo de la explotación. Y para los humanos, que son eslabones dentro de esa cadena en que cada uno, es objeto para los intereses de otro. Veganismo significa liberar. En ello, tanto debemos hacer por las víctimas como por los victimarios, puesto que todo victimario, es también víctima de sus propia insatisfacción, dolor, ignorancia, angustia. El camino del veganismo, excluye la violencia. De hecho, el cese del uso de los no humanos por parte de los humanos, es un paso necesario e irremplazable para una coexistencia pacífica. Por tanto, nuestra actuación no censura ni condena a las personas que no son veganas, sino a los resultados de esas acciones. En la práctica de todos los días, nadie puede ser totalmente responsable por lo que hace, puesto que hace en medida en que recibió las acciones de otros (educación, experiencias de vida) y por otra parte, sus acciones pueden tener consecuencias no esperadas. En pocas palabras, no podemos alentar la culpa, sino la reflexión. No podemos considerar al otro “cómplice” sino “vegano potencial”. En el ejemplo que los veganos actuales damos, está la posibilidad de cambio. Sobre todo, porque los animales no humanos, no necesitan más fervor vegano, sino más practicantes veganos. Como se dice en Libera!, debemos ser eficaces.

La conducta especista, es más un mal hábito, extendido e institucionalizado (ser especista, es ser “normal”, ser vegano estriba con la “locura”) que una arremetida odiosa contra la vida sintiente.

Cada vez que cada uno de nosotros, sea quien escribe o lee, tuvo compasión (empatía) hacia el dolor de un animal no humano, la esencia de una vida vegana, se manifestó. Es cuestión de animarse a cambiar y darle práctica. Tal como dice Gary Francione, el mayor doctrinario sobre los Derechos Animales, “hay que ser vegano y hacerlo fácil”* para persuadir con certezas a los aún no-veganos. Por otra parte, el mismo Profesor G. Francione, desde su página de facebook*, constantemente, alega sobre el rescate de animales urbanos en estado de abandono. Una vida vegana no responde sólo al no consumo de animales en la dieta ni en los cosméticos ni en medicamentos ni en divertimento. Una vida vegana implica hacer, más que “dejar de hacer”.

Con ello, queremos invitar a todos los rescatistas de perros y gatos, a que se sumen al veganismo, según sus tiempos y modos. Les resultará fácil y será mejor por ellos, por los animales, por el planeta. Desde nuestro lugar, agradecemos y valoramos su trabajo. Desde el hecho de conocer al no humano que siente tanto como nosotros, puede surgir la conexión hacia el animal distante que tiene su vida hipotecada para el matadero. Que no tiene su vida para sí, sino como despojo.

Todos los veganos sabemos que el momento de un mundo vegano, no está a la vuelta de la esquina. Pero es posible y es mejor, por ello, vale luchar. El veganismo no es un camino de ascetas, es un camino de justicia. Una economía sustentada en el veganismo, debe ser (y será) más equitativa para con los humanos también. Una directriz ética favorable a lo económico y a lo social. Eso es armonía, nuestra actual carencia.

Desde Defensa Vegana, estamos para ayudarte a que seas parte del cambio de paradigma, contanos tus vivencias. Contamos con vos.

“Todos los seres inocentes que no tienen la posibilidad de defenderse, víctimas del terror y barbarie humana. Ahora mismo sufriendo en una jaula, ahora mismo en un matadero, ahora agonizando sin atención. Si somos capaces de dañar de la manera en que lo hacemos a diario, a seres tan parecidos a nosotros, urge la necesidad de reflexionar y revertir estas razones que descartan la justicia, la compasión y la igualdad.”  Ana María Aboglio en su libro Veganismo.

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