Por José De Echave C.
El martes 17 de abril fue un día de impericia pura. Será recordada como una fecha plagada de situaciones absurdas. Queda por averiguar a quién se le ocurrió organizar el programa de presentación del esperado y controvertido peritaje del proyecto minero Conga. ¿A algún enemigo?
Las varias postergaciones de la entrega del informe crearon un clima de expectativa. Los peritos estaban allí, sentados frente a los medios, pero sólo para entregar el informe al primer ministro. Es decir para la foto, para responder cuatro preguntas que se sortearon entre los medios presentes y luego pasar a una sesión reservada, que al parecer fue una suerte de curso magistral intensivo en el peritaje para tres ministros seleccionados y después ir a tomar el avión para salir zumbando del país.
¿Por qué los peritos no hicieron la presentación que se esperaba? ¿Desconfiaban de su capacidad, manejo del idioma o algo parecido? ¿Los peritos necesitaban intérprete? ¿Por qué esta absurda puesta en escena que deja la impresión que algo se quería ocultar o postergar? ¿Por qué tres ministros se prestaron a tremendo papelón? ¿Se necesitan 24 horas para subir un documento de algo más de 200 páginas a un sitio web?
Parece que el ministro del Ambiente aprobó el curso intensivo de dos horas y se convirtió al final de la tarde del mismo día en una suerte de cuarto perito y comenzó a explicar lo que debieron explicar los señores que fueron contratados y que ya estaban, en ese preciso instante, subiendo al avión en una salida que más parecía un escape ¿A todo ese montaje se lo puede denominar -como lo dijo uno de los ministros-, una prueba de la política de transparencia que aplica el gobierno? Todo lo contrario.
Esta situación echa más sombras al proceso del ya famoso peritaje y por supuesto no ayuda a mejorar el clima en la zona de influencia del proyecto. Cabe recordar que el proceso comenzó con unos términos de referencia definidos entre cuatro paredes, una designación de los peritos que fue guardada bajo siete llaves durante un buen tiempo y finalmente terminó con varias postergaciones de la entrega y con esta presentación desconcertante.
¿Qué tenemos por delante? En primer lugar la revisión del informe de los peritos muestra que varios temas propuestos en el informe del Ministerio del Ambiente (MINAM), en la gestión del ministro Giesecke, han sido ratificados. Por ejemplo, el no afectar las cuatro lagunas, sobre todo las que querían ser secadas para ser utilizadas como botaderos y la necesidad de reubicar los desmontes. Claro que cuando lo dijo el MINAM, la empresa y sus aliados saltaron hasta el techo y se lanzó la acusación de haber elaborado un informe alarmista que buscaba traerse abajo el proyecto. Por supuesto, ahora nadie se atreve a defender el proyecto tal y como fue aprobado.
Pero además, a estas alturas nadie puede dudar que el caso Conga es un verdadero parte aguas. Marca un antes y un después. Resume precisamente lo que no funciona desde hace un buen tiempo en la relación minería, comunidades y ambiente en el país: estrategias erradas desde las empresas, políticas públicas desactualizadas y una clamorosa inacción desde el Estado para modificar esa relación.
Conga muestra que los instrumentos de certificación ambiental no funcionan, porqué en parte no se renuevan desde hace 20 años. Conga también ha puesto en evidencia que el Ministerio de Energía y Minas no puede seguir siendo juez y parte y que el Ministerio del Ambiente debe convertirse en una verdadera autoridad y dejar de estar pintado en la pared. Conga también ha puesto en agenda la necesidad de que el país defina una política hídrica.
Todo indica que un conjunto de reformas son necesarias para canalizar los conflictos ambientales por vías institucionales, pacíficas y democráticas. Para ello se necesita voluntad política que es lo que precisamente falta en el actual gabinete. Lo cierto es que si no se producen las reformas, los conflictos seguirán aumentando en número e intensidad y en el país ya hemos perdido el derecho a sorprendernos cada vez que un nuevo Conga aparece en el horizonte.
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