Por Aldo mariategui
A tenor de lo que uno tiene que leer -sacrificio mental ingrato por lo estúpido de los contenidos- de lo que anda escribiendo la izquierda local, la ruptura de ésta con el gobierno de Humala parece inevitable.
Desde La Primera hasta la CGTP, pasando por presidentes regionales extremistas como el patriarrojero de Cajamarca, las críticas se han intensificado y ya el discurso de estos rojos despechados se parece a los que profieren las esposas a quienes sus maridos les han puesto los cuernos. Están furiosos, confundidos, desengañados...
Esta reacción prueba una vez más lo infantil que es nuestra zurda local y cómo se han quedado en la chilla barata, centrando su accionar político en reivindicaciones absurdas en lugar de concentrarse en asuntos realistas y que beneficien a las mayorías.
Cualquier persona con dos dedos de frente -que lamentablemente no sobran en el Perú- se da cuenta inmediatamente de que Conga es un proyecto que se tiene que ejecutar de todas maneras por la impresionante inversión que significa, por los puestos de trabajo que crea, por los ingresos por canon que le va a significar a la misma Cajamarca (que ellos no sepan gastar el dinero o se dediquen a elegir a inútiles como alcaldes o presidentes regionales ya es otra historia), por los flujos de divisas que garantiza al país, por los impuestos que generará para el fisco y porque tenemos ya de una vez que renovar nuestro portafolio de producción minera, pues la producción de oro y cobre anda cayendo al estar ya agotándose las vetas explotadas actualmente (algo que aún no se nota en los ingresos por exportaciones dado que los precios tan altos maquillan este descenso).
Pero no, la izquierda se opone a Conga simplemente por oponerse, por su demagogia eterna para manipular a las masas, por su cerrazón frente a cualquier diálogo que no sintonice con sus creencias, por su culto a la violencia. Ya les explicaron que se van a reemplazar las cuatro lagunas por reservorios casi naturales enclavados en quebradas y que más bien va a crecer sustantivamente la oferta de agua disponible, pero ni siquiera se ponen a debatir datos que ya son técnicos. Sólo responden irracionalmente.
Pero el rey de los tontos en este debate es el radical presidente regional de Cajamarca, Gregorio Santos, un obtuso que no comprende que precisamente proyectos como éste le van a proporcionar fabulosos ingresos que él podrá administrar en beneficio de los cajamarquinos.
Este maoísta patriarrojero se quedó mentalmente antes de Deng y no entiende que un proyecto como Conga sería precisamente muy impulsado actualmente en China por el buen negocio que representa para las arcas del país.
Desde La Primera hasta la CGTP, pasando por presidentes regionales extremistas como el patriarrojero de Cajamarca, las críticas se han intensificado y ya el discurso de estos rojos despechados se parece a los que profieren las esposas a quienes sus maridos les han puesto los cuernos. Están furiosos, confundidos, desengañados...
Esta reacción prueba una vez más lo infantil que es nuestra zurda local y cómo se han quedado en la chilla barata, centrando su accionar político en reivindicaciones absurdas en lugar de concentrarse en asuntos realistas y que beneficien a las mayorías.
Cualquier persona con dos dedos de frente -que lamentablemente no sobran en el Perú- se da cuenta inmediatamente de que Conga es un proyecto que se tiene que ejecutar de todas maneras por la impresionante inversión que significa, por los puestos de trabajo que crea, por los ingresos por canon que le va a significar a la misma Cajamarca (que ellos no sepan gastar el dinero o se dediquen a elegir a inútiles como alcaldes o presidentes regionales ya es otra historia), por los flujos de divisas que garantiza al país, por los impuestos que generará para el fisco y porque tenemos ya de una vez que renovar nuestro portafolio de producción minera, pues la producción de oro y cobre anda cayendo al estar ya agotándose las vetas explotadas actualmente (algo que aún no se nota en los ingresos por exportaciones dado que los precios tan altos maquillan este descenso).
Pero no, la izquierda se opone a Conga simplemente por oponerse, por su demagogia eterna para manipular a las masas, por su cerrazón frente a cualquier diálogo que no sintonice con sus creencias, por su culto a la violencia. Ya les explicaron que se van a reemplazar las cuatro lagunas por reservorios casi naturales enclavados en quebradas y que más bien va a crecer sustantivamente la oferta de agua disponible, pero ni siquiera se ponen a debatir datos que ya son técnicos. Sólo responden irracionalmente.
Pero el rey de los tontos en este debate es el radical presidente regional de Cajamarca, Gregorio Santos, un obtuso que no comprende que precisamente proyectos como éste le van a proporcionar fabulosos ingresos que él podrá administrar en beneficio de los cajamarquinos.
Este maoísta patriarrojero se quedó mentalmente antes de Deng y no entiende que un proyecto como Conga sería precisamente muy impulsado actualmente en China por el buen negocio que representa para las arcas del país.
¿O creen ustedes que los soviéticos bajo el pragmático Lenin, el sanguinario Stalin o el burocrático Breznev no hubieran explotado Conga en la URSS? ¿No entiende la izquierda (y todos esos lunáticos ambientalistas que la siguen) que le está haciendo el juego a nuestros competidores mineros internacionales con este obstruccionismo antiminero, especialmente a los chilenos en cobre, a los yanquis en oro y a los mexicanos en plata?
Que Humala apoye Conga no significa que se haya vuelto derechista, un esclavo de la Confiep, un vendido a los mineros o algo así, como ya veo que los rojos andan soltando. Lo único que ha sucedido es que simplemente ha entendido que el acto más lógico y racional con respecto a este proyecto es impulsarlo por el buen negocio que le significa al país, por el mensaje a favor de la inversión que significa y, last but not least, porque le va a proporcionar los recursos que necesita para financiar sus programas de Inclusión Social, piedra angular de sus planes de fundar una dinastía política junto a Nadine.
Humala entonces no se ha vuelto liberal. Sólo está haciendo funcionar racionalmente sus neuronas.
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