Por Raúl Wiener.-
¿Como fue que la Gran Transformación se transformó en el proyecto Conga? Es seguro que los investigadores del futuro intentarán develar el misterio sobre la manera como el candidato al que los mineros querían detener a cualquier precio para seguir convirtiendo al país en una gran concesión a las empresas trasnacionales, se convenció que la financiación de sus reformas requería mantener la marcha del plan de la SNMP y que los equivocados eran los que gritaron a su lado que las comunidades toman agua y no comen oro el plena segunda vuelta, en mayo del 2011.
Ahora, como presidente quiere que los campesinos acepten que se pueden hacer las dos cosas. Pero el oro de Conga mata al agua irremediablemente. Entonces si hay que escoger. Por eso el otro argumento que el proyecto viene de atrás y ya todo está firmado, y no hay retroceso posible. Ahí Ollanta es muy diferente al de 2006-2010 que decía que el gobierno aprista estaba amarrando las cosas para quitarle margen de acción a su sucesor, como hizo Toledo con el TLC. Por eso la Gran Transformación era una rebelión contra las reglas impuestas, no una administración del pasado.
No se trata de discutir sobre posiciones extremas. ¿O acaso el intento de convertir tres provincias cajamarquinas en enormes tajos mineros no es un extremo de codicia empresarial y de debilidad del Estado? Pero tal vez los más desconcertados no sean los cajamarquinos que probablemente se vayan a la huelga por lo que sienten una traición a los compromisos; sino Roque Benavides que financió la campaña por Keiko y contra Ollanta, para garantizar la mina Conga. Tal vez se habría ahorrado un buen dinero si alguien le decía que en el gobierno nacionalista iba a haber quién les volviera a abrir la puerta de Palacio.
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