Ollanta tenía dos opciones para elegir cuando ganó las elecciones: o cumplir con lo prometido a los pueblos en lucha contra el neoliberalismo o dejarse secuestrar por la derecha y gobernar con el programa que fue derrotado en las elecciones. Lamentablemente ha elegido a todas luces lo segundo. Desde la continuación de los programas de erradicación compulsiva contra el campesinado cocalero, grupo humano que lo apoyó como nadie, y ahora yendo contra su palabra en campaña de respetar la decisión de los pueblos en contra de la minería que destruye el medio ambiente, no industrializa, explota al trabajador y se niega a compartir los dulces de la piñata, reprimiendo a las mayorías que se oponen a esta barbaridad saqueadora que continúa con la ligazón colonial de ver al Perú como un dispensario de materias primas, minerales sobre todo.
Y para defender la represión sale el Premier Salomon Lerner a decirle al Perú, que tranquilos, que esos 35 heridos en Andahuaylas (un niño a causa de bala policial y uno que protestaba que ya perdió un ojo por obra y gracia de las bombas que avientan los de verde) representan a una minoría de radicales azuzados por terrucos, agitadores y radicales, copiándole el discurso a todos los neoliberales desde Fujimori, pasando por Toledo y García. Nos dice que ellos demostrarán que son un gobierno de mano dura y que harán respetar el Estado de Derecho, léase, el status quo.
Y con eso nos dice que aquí se le dará impunidad a los contratos mafiosos que entregan las riquezas del Perú al mejor postor, que previa aceitada a los corruptos de todos los tiempos, pretenden que nos demos por vencidos a la tarea de la oligarquía entreguista.
Para esto copian también la estrategia de los gobiernos que lo antecedieron, cargando con muertos, heridos, encarcelados y procesados por cientos. No escuchan a las comunidades afectadas ni dan soluciones a los conflictos, tranzan con las trasnacionales, y cuando estalla el conflicto mandan a reprimir. Ya que esto no resulta mandan a “comisiones de alto nivel” (que terminan huyendo) a mecer a los pobladores para luego reprimir con más fiereza. Firman, para salir del paso, papelitos llenos de promesas que luego desconocerán y la bomba de tiempo comienza a correr nuevamente, hasta estallar.
El gran problema para este gobierno, si no quiere terminar peor que los anteriores, es que no hay más salida para la paz social que cambiar el modelo económico, tal como el mismo Ollanta entendió y prometió durante toda la campaña. El Perú bajo esta Constitución mafiosa permite que el gobierno pueda rematar las riquezas donde y cuando quieran sin consultar a nadie. La ley de Consulta previa tampoco alcanza para las comunidades pues no es vinculante y sólo sirve para medir la temperatura de los pueblos frente a la gran inversión, pero al final la decisión termina siendo gubernamental. Pero, además, lo ya concesionado no puede ser consultado, la ley no es retroactiva y ésta con mucha suerte estará reglamentada para enero; mientras tanto el Ministerio de Energía y Minas sigue promocionando y negociando lotes por todo el Perú.
Y como colmo de los males frente a la minería trasnacional el Perú ha firmado el TLC con los norteamericanos que pone de rodillas al Estado frente a las querencias de las mineras. Ahí el Estado está obligado a entregar los lotes que necesite el mercado. Ahí el Estado no puede poner trabas medioambientales, ni obligarlas a pagar impuestos reales, ni sobreganancias, ni leyes laborales que cuiden al obrero. Ahí, en este tratado que por ser de carácter internacional la Constitución nos obliga a acatar sin chistar, si al Estado se le ocurre no dar las concesiones mineras y de hidrocarburos está obligado a pagar lo que las trasnacionales crean que perdieron por la inversión que no realizaron. Súmenle a eso la gran cantidad de Otorongos que sus campañas fueron financiadas por las mineras y el cuadro queda completo. Se seguirá rematando y Ollanta bailará Conga tal y como ha declarado con respecto al Proyecto que genera problemas en Cajamarca.
El plan de la derecha peruana se va cumpliendo metro a metro. Secuestraron el gobierno, se viene aplicando el programa saqueador y le dejan a Humala, para que se sienta “progre”, la aplicación de los nuevos programas sociales y declaraciones de solidaridad internacional con causas justas. Y mientras eso sucede, esos mismos que aplauden la continuación del modelo que desangra al país y lo empobrece, hablan de desgobierno. Quieren la cabeza de Humala para volver a las andadas de los últimos 20 años, pues no les gusta ser actores secundarios en el remate del país, sino figuras principales de la película del abuso.
Y que no nos vengan los que se acomodaron al Gobierno, pero se desacomodaron con su conciencia, de que esto recién empieza y que hay que esperar, porque esa canción el pueblo se la sabe de memoria. El pueblo tiene 5 siglos de espera y el hambre, la miseria, la explotación y el abuso han logrado que ya no se le crea a nadie.
Los gobiernos son lo que aplican en el día a día, y aquí Ollanta prometiendo que nada va a cambiar y que se respetará la Constitución que no respeta a los peruanos y asegurando la continuidad de los contratos lesivos para las mayorías que generan la conflictividad, se pone en el bando de los que derrotamos las pasadas elecciones. Si así sigue, gobernando como si fuera PPK, que no se queje que los cambios se den con él, a pesar de él o con la cabeza de él.
Y para defender la represión sale el Premier Salomon Lerner a decirle al Perú, que tranquilos, que esos 35 heridos en Andahuaylas (un niño a causa de bala policial y uno que protestaba que ya perdió un ojo por obra y gracia de las bombas que avientan los de verde) representan a una minoría de radicales azuzados por terrucos, agitadores y radicales, copiándole el discurso a todos los neoliberales desde Fujimori, pasando por Toledo y García. Nos dice que ellos demostrarán que son un gobierno de mano dura y que harán respetar el Estado de Derecho, léase, el status quo.
Y con eso nos dice que aquí se le dará impunidad a los contratos mafiosos que entregan las riquezas del Perú al mejor postor, que previa aceitada a los corruptos de todos los tiempos, pretenden que nos demos por vencidos a la tarea de la oligarquía entreguista.
Para esto copian también la estrategia de los gobiernos que lo antecedieron, cargando con muertos, heridos, encarcelados y procesados por cientos. No escuchan a las comunidades afectadas ni dan soluciones a los conflictos, tranzan con las trasnacionales, y cuando estalla el conflicto mandan a reprimir. Ya que esto no resulta mandan a “comisiones de alto nivel” (que terminan huyendo) a mecer a los pobladores para luego reprimir con más fiereza. Firman, para salir del paso, papelitos llenos de promesas que luego desconocerán y la bomba de tiempo comienza a correr nuevamente, hasta estallar.
El gran problema para este gobierno, si no quiere terminar peor que los anteriores, es que no hay más salida para la paz social que cambiar el modelo económico, tal como el mismo Ollanta entendió y prometió durante toda la campaña. El Perú bajo esta Constitución mafiosa permite que el gobierno pueda rematar las riquezas donde y cuando quieran sin consultar a nadie. La ley de Consulta previa tampoco alcanza para las comunidades pues no es vinculante y sólo sirve para medir la temperatura de los pueblos frente a la gran inversión, pero al final la decisión termina siendo gubernamental. Pero, además, lo ya concesionado no puede ser consultado, la ley no es retroactiva y ésta con mucha suerte estará reglamentada para enero; mientras tanto el Ministerio de Energía y Minas sigue promocionando y negociando lotes por todo el Perú.
Y como colmo de los males frente a la minería trasnacional el Perú ha firmado el TLC con los norteamericanos que pone de rodillas al Estado frente a las querencias de las mineras. Ahí el Estado está obligado a entregar los lotes que necesite el mercado. Ahí el Estado no puede poner trabas medioambientales, ni obligarlas a pagar impuestos reales, ni sobreganancias, ni leyes laborales que cuiden al obrero. Ahí, en este tratado que por ser de carácter internacional la Constitución nos obliga a acatar sin chistar, si al Estado se le ocurre no dar las concesiones mineras y de hidrocarburos está obligado a pagar lo que las trasnacionales crean que perdieron por la inversión que no realizaron. Súmenle a eso la gran cantidad de Otorongos que sus campañas fueron financiadas por las mineras y el cuadro queda completo. Se seguirá rematando y Ollanta bailará Conga tal y como ha declarado con respecto al Proyecto que genera problemas en Cajamarca.
El plan de la derecha peruana se va cumpliendo metro a metro. Secuestraron el gobierno, se viene aplicando el programa saqueador y le dejan a Humala, para que se sienta “progre”, la aplicación de los nuevos programas sociales y declaraciones de solidaridad internacional con causas justas. Y mientras eso sucede, esos mismos que aplauden la continuación del modelo que desangra al país y lo empobrece, hablan de desgobierno. Quieren la cabeza de Humala para volver a las andadas de los últimos 20 años, pues no les gusta ser actores secundarios en el remate del país, sino figuras principales de la película del abuso.
Y que no nos vengan los que se acomodaron al Gobierno, pero se desacomodaron con su conciencia, de que esto recién empieza y que hay que esperar, porque esa canción el pueblo se la sabe de memoria. El pueblo tiene 5 siglos de espera y el hambre, la miseria, la explotación y el abuso han logrado que ya no se le crea a nadie.
Los gobiernos son lo que aplican en el día a día, y aquí Ollanta prometiendo que nada va a cambiar y que se respetará la Constitución que no respeta a los peruanos y asegurando la continuidad de los contratos lesivos para las mayorías que generan la conflictividad, se pone en el bando de los que derrotamos las pasadas elecciones. Si así sigue, gobernando como si fuera PPK, que no se queje que los cambios se den con él, a pesar de él o con la cabeza de él.
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