Unos mil policías amotinados tomaron la Plaza de Armas aledaña al palacio presidencial en La Paz, Bolivia, en su quinto día de rebelión por demandas salariales, mientras el gobierno de Evo Morales insiste en que la derecha pretende usar la protesta con fines golpistas.
Al grito de “¡esta es nuestra plaza!” y ¡fuera masistas! (militantes del MAS) los sublevados, con las caras cubiertas, s*e lanzaron sobre un minoritario grupo de personas afines al oficialismo* que con vestimentas indígenas y pancartas ingresaban a dicho lugar para expresar su respaldo al mandatario.
A empellones y golpes los desalojaron del área. Los insultos sobre los oficialistas se multiplicaban:“¡pichicateros (drogadictos)!”, “¡narcotraficantes!, “¡contrabandistas”, vociferaban con rabia los amotinados, agitando palos y fierros de manera amenazadora.
Sombreros, ponchos, chicotes, pancartas, panfletería y ‘whipalas’ (bandera multicolor indígena) les fueron arrebatados a los seguidores de Morales y exhibidos como botín de guerra.
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