Santiago Pedraglio
Dicho sea esto al margen de la justicia o no de demandas que, por lo demás, están en el horno desde hace varios años. Porque la protesta no fue una acción sorpresa: si se revisan los reportes mensuales de la Defensoría del Pueblo, se deduce que la tensión larvada en Espinar iba a reventar, sí o sí, en cualquier momento.
José Luis López, del Grupo de Diálogo Minería y Desarrollo, se pregunta en La República (29-5-12) por qué la empresa dejó que la tensión llegara a este punto. Hay que agregar otra inquietud: ¿por qué el Gobierno no lideró antes un diálogo serio? Ambas inacciones son irresponsables y ampliaron el espacio al liderazgo más inflexible del Frente de Defensa.
Cuando se oye hablar al premier sobre el principio de autoridad, se trasluce que concibe la relación entre el poder y los ciudadanos como aquella que tienen, en el cuartel, los mandos militares y sus subordinados. ¿Qué informe de Inteligencia habrán recibido el premier y el presidente Humala para promover una actuación como la de la Policía en Espinar? Seguramente les han dicho que hay no menos de diez presidentes regionales rojos, comunistas, adjetivos que activan el chip que les hace ver frente a sí a “infieles”, y no a ciudadanos que, por vivir donde viven y saber lo que saben, perciben el “desarrollo” de un modo diferente.
Espinar muestra el grado de fusión que puede llegar a tener el Gobierno con las empresas. Xstrata Tintaya no se toma la molestia de explicar nada. ¿Para qué molestarse, si el Gobierno es su operador político? La fusión es tal que la Policía captura a gente de la Vicaría de Solidaridad de Sicuani y se la lleva, detenida, al campamento minero. El Gobierno vocero de la empresa y la empresa un emplazamiento del Estado: ¿acaso se habrá instalado en Espinar un gobierno minero-militar? En fin, parece que vuelve a ser tiempo de consignas. Por lo pronto: ¡Libertad para el alcalde Óscar Mollohuanca! y ¡No más muertos!
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