viernes, 13 de julio de 2012

Carta de Hildebrandt a la juventud del Movadef


En su columna Matices (13/07/12), el reconocido periodista César Hildebrandt se dirige a los jóvenes del Movadef. Increpa a Abimael Guzmán haber distorsionado totalmente las ideas marxistas al punto de convertirlas en justificaciones violentistas.
La ideología de Sendero licuó al marxismo en una sopa de sanguaza y abrevió el maoísmo hasta hacerlo gatillo y emboscada. La perspectiva popular de Sendero consistió en imaginar un pueblo esclavizado, una coreografía de ratones vestidos de ceniza, una chusma unívoca que agitase el libro rojo de alias ‘presidente Gonzalo’
En otro momento, llama a los jóvenes a no dejarse utilizar por un Sendero Luminoso que busca recobrar las fuerzas de hace 20 años.
Muchacho del Movadef, maestro reclutado, próxima carne de cañón: Sendero no quiere verte libre sino esclavo. No quiere la justicia sino la dictadura que todo controla. No quiere tu conciencia sino tu incondicionalidad. Deja de mover la cola al son de su chasquido y verás lo que te puede pasar. Ahora está débil y por eso no se muestra a cabalidad. Espérate a que, con la ayuda zoncita de gente como tú, recobre el poderío nocturno que le es propio y verás (…)
Lean a Guzmán si pueden deglutir esa prosa fungosa que tiene la cadencia de los catecismos y la simpleza de la propaganda. Guzmán diagnostica un Perú feudal que ya no existe  y habla de un mundo igualmente extinto.  Rusia sueña con parecerse a Occidente y  China quiere dominarlo todo con sus mercancías.
Ahora, ¿Eso significa que el mundo es mejor y que ya no hay por qué luchar?
De ninguna manera. El mundo no es mejor y existe no sólo la urgencia sino la necesidad de seguir luchando. Pero en el Perú del 2012 la primera pregunta que debería hacerse es esta: ¿Para qué quieres cambiar el mundo? ¿Para hacerlo un Dachau falsamente socialista? ¿Para que la Seguridad de Estado absorba el Poder Judicial? ¿Para que la libertad de disentir sea considerada un crimen? ¿Entregarías tu vida por ese programa?
Y la otra pregunta importante que deberías formularte es esta: ¿Qué injusticia puede justificar Tarata? ¿A cuántas mutilaciones anónimas hay que llegar para sentirse un ‘combatiente de la revolución’? ¿Cuántos crímenes se requieren para cambiar el mundo de criminales que todos los lúcidos  quieren cambiar? Cuando te digan que no se hace tortillas sin romper huevos, pregúntales qué harán con los suyos.
El Movadef no quiere la amnistía. Quiere la amnesia. Necesita de tu memoria vacía. Cuando seas un matador por la espalda, te llamará camarada.

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