Los kichwas de Sarayaku (Ecuador) llevan una década luchando contra la acción de la petrolera argentina CGC en connivencia contra el Estado. Esta semana han ganado la batalla legal más importante ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos. La sentencia de Sarayaku es un parteaguas en las luchas indígenas contra el extractivismo y a favor de su autonomía territorial.
"Esta sentencia es el resultado de casi una década de litigio internacional y marca un precedente histórico en la vida de los pueblos y nacionalidades a nivel global, constantemente amenazados por políticas extractivistas a nombre del llamado desarrollo del “primer mundo” y que nada tiene que ver con la cosmovisión de los pueblos, auto proclamados defensores de la selva". Así de claro lo deja José Gualinga, presidente de Sarayaku en un comunicado que hizo público tras conocerse la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (COIDH) el pasado jueves 26 de julio.
El triunfo de Sarayaku en el Sistema Interamericano de Derechos Humanos es histórico y marca la pauta para otros tantos procesos impulsados por pubelos originarios amenazados por el afán extractivista de las multinacionales que tanto apoyan los Estados. Para Gualinga es especialmente importante que la Corte haya destacado "las características específicas de su 'selva viviente' (Kawsak Sacha) y la relación íntima entre ésta y sus miembros, que no se limita a asegurar su subsistencia, sino que integra su propia cosmovisión e identidad cultural y espiritual". Es la victoria de un modo de vida no capitalista, en conexión con la Pacha frente a la lógica del "crecimiento económico" y al concepto de "desarrollo" que se impone desde Gobiernos e instituciones financieras internacionales (IFIs).
La CoIDH impone al estado exuatoriano siete medidas de restitución y determina con claridad los criterios y las formas de la consulta previa, libre e informada necesaria para la implementación de cualquier proyecto en territorio de los kichwas de Sarayaku.
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