El Presidente de la República ofreció a las poblaciones más alejadas, olvidadas y vulnerables del país el programa de Tambos para “mejorar viviendas” y proveer de agua y saneamiento a la población rural con la presencia del Estado en salud, educación, justicia, seguridad, comunicaciones y en generar desarrollo e inclusión social.
“Ya están en construcción 190 tambos cuya influencia alcanza a 156,000 familias y un total de 660,000 habitantes, que serán atendidos, con provisión de agua, instalación de unidades básicas de saneamiento, cobertizos, semillas, y acciones de mejoramiento de viviendas y luego con servicios multisectoriales sostenibles”, dijo.
No obstante, estas son migajas, no hay verdaderos programas de vivienda para los más necesitados. ¿Cuál es el resultado de mejorar una choza? Seguirá siendo una choza, es decir una vivienda precaria. En cambio, en Lima y otras ciudades, para favorecer a las mafias de empresas constructoras, el gobierno sigue otorgando bonos de construcción que pueden llegar hasta 18 mil soles, lo cual revela una ausencia total de planificación y una tugurización que se convierte incluso en una amenaza para la seguridad.
Lima ya revienta con unos 11 millones de personas. Siendo una ciudad sísmica, no se debe incentivar más construcción, sino la vivienda en zonas menos pobladas, con el agravante de que estamos en un país sísmico, donde en caso de desastre será inmanejable la atención para una población tan grande. Países que piensan mejor en su futuro, como Irán, ya decidieron descongestionar su capital y Teherán, pese a que sólo tiene cinco millones de habitantes, desplazará a cerca de la mitad de su población en nuevos núcleos urbanos en otras zonas del país, pues el gobierno considera cinco millones de personas como una cantidad de gente imposible de atender en caso de terremoto. ¿Qué será entonces lidiar con 11 millones, como en Lima? Esto, sin contar la escasez de áreas de esparcimiento y deportes (ver Planificación al revés: Estado promueve construcción en Lima y principales ciudades y García se burla de los damnificados de Ica).
“2. CRECIMIENTO, PRODUCCIÓN Y DESARROLLO”
El Presidente, pese a sus discursos contra la economía extractiva y en favor de la industrialización, que sí desarrollaría al país, sólo destacó potenciales inversiones mineras con un total de unos US$ 30 mil millones en los próximos 5 años.
Sin embargo, nada mencionó sobre la no ejecución del proyecto más importante de América Latina, el Megapuerto San Lorenzo, que con puerto, aeropuerto y vías de comunicación traería mucho desarrollo al Perú sin consumir nuestros recursos naturales (ver Megapuerto: alta traición al futuro del Perú y este vídeo ), proyecto postergado por la corrupción enquistada en el gobierno desde el tiempo de Fujimori, para favorecer a los chilenos y a la mafia que usufructúa nuestro aeropuerto (ver Mafia se apodera de aeropuertos).
Nada dijo el mandatario sobre la discriminación contra las empresas peruanas frente a las extranjeras, situación definida en nuestro ordenamiento legal desde la corrupta dictadura fujimorista. No mencionó ninguna iniciativa para modificar esta aberración.
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