jueves, 19 de julio de 2012

¿política del “colabórame”?


Alan Fairlie Reinoso

Igual con la libre desafiliación de las AFP, leyes laborales, Camisea, etc. “Negociación” caso por caso, donde las transnacionales y el poder económico consolidado durante el fujimorismo y el toledismo, han impuesto operadores y condiciones a un gobierno que prometió el cambio responsable, y que pudo ubicarse por lo menos en una posición  de revisión  moderada del consenso de Washington, en el espectro de cambio más o menos radical que caracteriza América Latina.

Lo mismo ocurrió con la agenda internacional. En lugar de mejorar lo negociado con el TLC se firmó antes de asumir el mando, y se buscó un salto hacia  adelante tratando de colocarse como el socio amigo de EE. UU. frente a los díscolos de la región. Se polarizó la relación con Venezuela , se acusó a Bolivia de fundamentalismo cocalero, se enfrió la relación con Argentina, se acercó a Brasil pero no fundamentalmente por la política correcta de asociación estratégica , sino como socio confiable frente a Bolivia y otros que hacían cambios cumpliendo sus promesas electorales. Pero, lo más grave fue la subordinación a la política y estrategia chilena, consolidando asimetrías con un TLC suscrito a la carrera sin que pase por el Congreso y creando condiciones de vulnerabilidad geoeconómica y geopolítica, atentando contra el interés nacional.

Si la política del “colabórame” es indefendible en el plano interno, es suicida en el plano internacional. Con EEUU es la concesión de todo lo que se pida a cambio del TLC, incluyendo las nuevas exigencias laborales de los demócratas, y la de bonos que están  adquiriendo. En vez de renegociar se cede incondicionalmente, luego del fracaso de los lobbies en Washington y Hernando Soto (que declara hoy es representante presidencial para el TLC interno). En vez de compensar adecuadamente  la agricultura y los sectores afectados por un eventual TLC, se estuvo dispuesto a poner lo que fuera necesario a los beneficiarios del TLC. Que los campesinos compitan sin protección contra los subsidios gringos, pero los empresarios ganadores deben ser subsidiados. ¡Qué tal TLC hacia adentro!

Pudiendo negociar desde la CAN, ya no el TLC pero sí la ampliación del ATPDEA, no se hizo. Frente a la propuesta de los demócratas de ampliar por dos años el mecanismo para todos los andinos, el gobierno decía: no!, solo para los que firmamos el TLC y por 6 meses! Digna y distinta la posición de Bolivia y Ecuador de señalar que el ATPDEA no era una limosna sino la contraparte a una condicionalidad en determinada política antidrogas y de otros mecanismos.

No se castigó a Ecuador por sostener que no firmará el TLC, EEUU anunció  que buscará otros mecanismos de acercamiento comercial. Lo mismo ocurrió con Uruguay, que rechazó un TLC como el nuestro y ahora negocia un TIFA, o con Argentina y Brasil, que sin rogar por que les mantengan el SGP que EEUU les otorga se los mantuvieron

La política del “colabórame” tiene su expresión máxima con Chile. El argumento se ha reducido ahora a señalar que nos ayudarán con la negociación con la UE y con Asia.

Que tienen mayor experiencia negociadora, que tienen más  vínculos con el Asia. Que nos ayudarán en la promoción de exportaciones, afp, reformas educativa y en todos los ámbitos (con el paso interminable de asesores que desfilan por la televisión nacional), que nos dan empleos con sus inversiones, que tratarán  mejor a nuestros migrantes en los  empleos domésticos y la construcción o en actividades que los chilenos no quieren hacer. Una cachetada a la autoestima nacional sugerir que nos faltan condiciones para asumir esos retos. Quienes así piensan deberían renunciar al gobierno.

Tienen ganancias extraordinarias que remesan, asimetrías que consolidan y una estrategia de expansión cuidadosamente diseñada donde se vislumbran como hegemónicos en el Pacífico sur y buscan emular  experiencias de países escandinavos, Nueva Zelanda y otros que remontaron sus deficiencias geográficas o de tamaño logrando su desarrollo. Para ello necesitan materias primas, energía, tierras y ser el “puente“con el Asia, que el Perú les proporcione. Mientras tanto se pone en la congeladora la delimitaciòn marítima pendiente y el armamentismo ofensivo del sur. Las condiciones para esa penetración se dieron con Fujimori, Toledo las consolidó con chilenos en asesoría presidencial incluída, y ahora el gobierno entusiasta les otorga todo lo solicitado. A cambio de qué?

La política del “colabórame” nos aisló en la región. La formación de un área de libre comercio del Pacífico en el hemisferio la lidera Colombia en próxima reunión en Cali y la impulsa Chile. Estrategia que diseñó EEUU para terminar de consolidar el ALCA a trozos con los países que le fueron afines en Mar del Plata.

Ese aislamiento se sintió en la última Cumbre Sudamericana, lo que obligó a un positivo amiste con Chávez y traer de visita a Correa. Los resultados de esa Cumbre no fueron el desastre que pronosticaban los detractores alineados con Washington. Más allá del comercio hay posibilidades concretas en energía, infrestructura, amazonía, biodiversidad, etc.

El tema es como afianzar al máximo la alianza con Brasil, y desde allí profundizar la integración sudamericana y la relación con otros bloques. Ese es el camino y no la subordinación a la estrategia nacional de Chile La poca relevancia dada a los espacios internacionales cediendo terreno a Chile, se manifiestan en la ausencia a la Cumbre APEC, siendo nosotros sede el 2008. El otro país ha hecho una reunión muy importante este año y hará otra el 2007 consolidando el liderazgo que hemos debido disputar. Lo mismo ocurrió en la cumbre eurolatinoamericana en Uruguay, considerando que también seremos sede el 2008. Se llegó a plantear inclusive negociación unilateral con Europa lo que fue rechazado antes y ahora.

Lo positivo fue la vuelta al G-20, reparando el error garrafal del gobierno anterior. Esto nos devuelve margen de juego en el ámbito multilateral y en las diferentes coaliciones de la OMC (no tiene la misma trascendencia el ingreso al grupo Cairns, considerando que también somos importadores de alimentos).

No son los países que practican la política del “colabórame” los que han tenido resultados. Debemos retomar una política de integración regional de cooperación pero también de negociación con los vecinos y las mayores potencias. No es buscar ser el peón de EEUU el camino correcto (además otros ya han sido designados para eso). Lo es la integración con el mundo que pasa por la integración con América Latina, cautelar los espacios de maniobra para el impulso de una estrategia de desarrollo funcional al interés nacional y al bienestar de la población menos favorecida. Esto implica la revisión de las políticas del Consenso de Washington. Es en la aplicación de las promesas electorales y la doctrina integracionista de su partido que el gobierno se encontrará con la población. La política del “colabórame” en el plano interno y sobre todo en el externo, no augura nada bueno para la República.

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