Respondiendo a los intereses y objetivos de la cancillería chilena, uno de sus hombres, Jorge Edwards (Chile), y Mario Vargas Llosa (Perú) han redactado y publicado una declaración en pro —según ellos— de la paz y entendimiento entre Chile y Perú (*). La paz es algo preciado y necesario, pero no se puede invocar a la paz para favorecer los intereses de un solo país, que además es el agresor y usurpador de siempre.
Pretexto de los tontos útiles
El motivo de la declaración es el próximo fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) sobre la demanda que el Perú ha presentado por la usurpación chilena de 36 000 km2 de mar territorial peruano. Lo malo de la declaración —y que la convierte en instrumento unilateral en favor de Chile— es que no reconoce la usurpación chilena del mar territorial peruano.
Los quince ciudadanos peruanos que han suscrito el mamotreto chileno debieron actuar con más prudencia e informarse bien de los antecedentes del caso y de los intereses específicos del Perú. No es posible hablar de la paz si esta es la tapadera del robo chileno, como tampoco es posible hablar de la paz de los cementerios. Los firmantes peruanos de la carta de Edwards y Vargas han preferido ignorar u olvidar que todo se inicia por la usurpación chilena del mar peruano; si hubiesen tenido un mínimo de sentido común —para no hablar de patriotismo, concepto ajeno a la mentalidad de los firmantes— debieron averiguar el origen del problema, lo cual los habría llevado a la conclusión segura de que estaban suscribiendo un documento digitado por la cancillería chilena1.
Por otro lado, la vocación por la paz y la concordia no nace de un día para otro ni es una aspiración ciega, que no mira las implicancias propias de cada situación. Si a esos peruanos les preocupase desde siempre el destino del Perú, debieran tener una opinión formada sobre lo siguiente:
—La hegemonía económica de Chile en el Perú, con la meta de llegar a 15 mil millones de dólares en inversiones, pese a que es un país revendedor, no industrializado.
—El dominio de LAN (LATAM) en los cielos peruanos, con el añadido, el extra, del espionaje permanente.
—El control inalterable e indisputado del Triángulo de Tacna, que asegura para Chile, además, 37 mil km2 de mar territorial peruano.
—La propiedad chilena de un número cada vez mayor de tierras agrícolas peruanas. Los chilenos devuelven el favor contratando a la indiada peruana para que sean peones.
—Un sistema educativo peruano que continúa maquillando la Historia del Perú2 para que los jóvenes (futuros militares) sean indiferentes frente a los robos, asesinatos y terrorismo que perpetraron los rateros chilenos en la guerra, y las usurpaciones de hoy, que nos obligan a litigar en La Haya.
—Una población peruana y juventud peruana que no rinden homenaje en calles y plazas a los héroes peruanos (Bolognesi, Grau, Cáceres). Eso es importantísimo para Chile: distanciar al pueblo de sus héroes, borrarle la memoria histórica.
—La existencia de una fuerza armada peruana que rinde homenaje y respeta a militares chilenos enemigos, como el hampón Arturo Prat Chacón.
—El control del mar peruano y de la pesca, que el Perú ya no puede hacer libremente, por un traidor convenio que ha puesto en marcha el actual gobierno3.
—El control del espacio geográfico peruano, en tierra, mar y aire4, lo que lleva a la culminación de los sueños hegemónicos del ratero Diego Portales, que imaginaba el dominio de Chile en toda la costa de América del Sur.
“No me defiendas, compadre”
En el caso de la demanda presentada en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) y en general en las relaciones bilaterales Chile-Perú, los chilenos se guían por lo siguiente: 1) mantener inalterables los robos y usurpaciones que cometen contra el Perú; b) beneficiarse de la posición geográfica del Perú, utilizándolo como salida ante posible cierre del comercio con Bolivia y Argentina. O sea que no solo es el robo territorial de siempre sino además el parasitismo económico: el Perú no necesita de Chile, pero Chile sí necesita vitalmente del Perú. Lo que aterra a los chilenos es que los corruptos y vendepatrias dejen de gobernar el Perú y se corte el comercio y se cierren las fronteras con el Perú.
Ayer 25 de julio quedó al descubierto que la declaración Edwards-Vargas es una barata manipulación de la diplomacia chilena. Sin ocultar su alegría y entusiasmo, el apologista del robo y asesinato chilenos, Alfredo Romero, canciller de Chile, sin preocuparse por el papelón de los tontos útiles firmantes, declaró: “En el caso de la Corte de La Haya ambos países […] están comprometidos a cumplir con él. Lo que sí está en manos de los dos países es construir un futuro de relaciones positivas”.
Más claro, imposible: el diplomático chileno del robo y la muerte habla de “futuro” porque lo que más interesa a Chile es seguir agrediendo, usurpando y obtener ganancias con el comercio bilateral. Es harto conocido el mandato de la cancillería chilena de reiterar el olvido de la guerra de rapiña de 1879 con el argumento de “no vivir en el siglo XIX” sino en el siglo XXI (que sus sirvientes peruanos repiten con entusiasmo), como si Chile hubiese evolucionado y se hubiese convertido en país civilizado, cuando sigue siendo el mismo bárbaro, usurpador y promotor de la hegemonía de Chile sobre el Perú.
De su parte, el ministro de Defensa, Andrés Allamand, dijo: “No sólo se trata de que Chile y Perú van a acatar el fallo de La Haya sino que el desafío que tienen Chile y Perú hacia adelante es avanzar en una integración plena”. Por supuesto que para los ladrones y asesinos chilenos “integración plena” significa dominación plena del Perú. He allí el interés de los ladrones chilenos.
Como nunca lo que conviene a Chile conviene al Perú, está muy claro que los ministros chilenos hablan bien de la declaración Edwards-Vargas porque saben que perjudica al Perú, deja incólumes los robos de Chile y asegura el mantenimiento de la condición de colonia que tiene el Perú respecto de Chile.
Paz y concordia de verdad
Los peruanos y chilenos deseamos paz y tranquilidad, y eso es imposible porque hay pendiente una deuda de sangre y porque, además, existen peligrosas inversiones chilenas en el Perú y comercio bilateral Chile-Perú. Los peruanos permitimos que los chilenos (azuzados por su gobierno, violador contumaz del derecho internacional) inviertan en el Perú y luego nos quejamos de hegemonía chilena; eso debe desaparecer. Queremos paz sin peligro y sin riesgos, y eso se obtiene mediante el desarrollo autónomo de Chile y Perú, que crezcan sin meterse en el otro país; no podemos permitir que los chilenos, cual garrapatas, continúen en el Perú porque son vanguardia de la fuerza armada chilena. No hay la menor duda de que Chile se ha apoderado del Triángulo de Tacna y del mar correspondiente cuando vio que esa usurpación era el paso complementario de sus inversiones (“primero invierto, en seguida usurpo territorio y mar”).
Chile ahora hace con el Perú lo que hizo con Bolivia antes de la guerra: infiltró inversiones y después robó territorio (Antofagasta).
No nos quejemos, los chilenos y todo lo que hacen en el Perú (enmascarado en inversiones y actividades culturales) son un grave peligro. La alternativa es tener paz con seguridad, lo que significa mantener lejos del Perú a los delincuentes chilenos, engañadores y manipuladores de declaraciones de paz.
Personajes firmantes
Es también cuestionable o dudosa la autoridad moral de algunos de los firmantes peruanos para hablar de las relaciones peruano-chilenas, por ejemplo:
Javier Pérez de Cuéllar, autor de las nefastas notas reversales que complicaron la situación en el litigio en La Haya por el mar peruano usurpado por Chile, sin que hasta el momento haya pedido perdón al Perú.
El rector de la Pontificia Universidad Católica del Perú, que tolera profesores de Historia del Perú con claro perfil de sirvientes de Chile, como Joseph Dager (ver Joseph Dager, uno de los más avezados sirvientes prochilenos) y Margarita Guerra (ver Margarita Guerra, denigradora de Pons Muzzo)
Finalmente, en cuanto a monseñor Luis Bambarén, así como toda la Iglesia Católica del Perú, si se trata de buscar mejorar las relaciones entre el Perú y Chile, antes de suscribir pronunciamientos insulsos, sería mejor que, ejerciendo un verdadero rol de orientación moral, comiencen condenando a sus pares chilenos por no haber pedido perdon al haber (décadas antes de 1879) participado en la instigación criminal contra el Perú en sus homilías en todo Chile, donde azuzaban para lanzarse contra nuestro país en expedición asesina y de rapiña. En ello el Vaticano ya ha dado varios ejemplos al condenar los desvíos de sus representantes en la Edad Media y pedir perdón por ello.
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1 La declaración estuvo sujeta a la aprobación de la diplomacia chilena. Leer Vargas Llosa a favor de parasitismo y agresión de Chile contra el Perú.
2 Leer ¡Escolares aprenden que no tenemos héroes, que Grau fue un cobarde y que Petit Thouars actuó por interés!, Lavado cerebral contra escolares y Acta de Lima.
4 Mediante la Alianza del Pacífico, que peruanos a sueldo de Chile promovieron desde el Perú para viabilizar la hegemonía de Chile sobre el Perú. Leer Error geopolítico: Alianza del Pacífico, trampa chilena para colonizar el Perú. y Perú carga con los problemas de Chile en perjudicial Alianza del Pacífico.
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