Exactamente, hace 41 años atrás, un 11 de julio de 1971, el conjunto del Pueblo chileno definió hacer uso de su real SOBERANÍA y a través de los mecanismos jurídicos de la época, decidió Nacionalizar el Cobre, nuestro principal recurso natural, viga maestra de nuestro desarrollo, “el sueldo de Chile”. Con ese hecho, trascendental, se sentaban las bases materiales para ejercer un gran salto cualitativo en todos los planos de la vida social. Esa valiente decisión afectó los intereses de USA, al conjunto del imperialismo, que no vaciló un segundo, en conjunto con la reacción interna, en infligir un castigo brutal a quienes habían cometido dicha osadía. Además, les era necesario detener los concretos avances en Salud, Educación, Viviendas, Reforma Agraria y otras áreas, alcanzados por un Movimiento Popular y Social en alza.
Hoy, luego de 39 años de vigencia de un modelo impuesto a sangre y fuego, que sólo beneficia a un puñado de familias, cuando todas las conquistas alcanzadas tras heroicas luchas han sido arrebatadas, sepultadas, extinguidas o flexibilizadas; cuando el conjunto de los Derechos sólo existen como un adorno en una constitución política espuria, ilegal; cuando vivimos en una democracia de baja intensidad, contrainsurgente, excluyente y protectora de los privilegios de unos cuantos; cuando vemos cómo nos arrebatan nuestros recursos naturales, en una voraz escalada, supedita al apetito incontenible de las trasnacionales; cuando sufrimos los efectos de una economía desnacionalizadora, que no respeta el medio ambiente, la seguridad laboral y los Derechos de la fuerza de trabajo; cuando apreciamos los efectos del “apagón cultural”, donde la Educación y la Cultura son elementos contables del lucro, la ganancia; cuando percibimos que la Salud y la Previsión, las Viviendas, no son más que motivo de incremento de las ganancias de unos pocos, sólo nos queda un camino: unir nuestras luchas, nuestras fuerzas, nuestros sueños, nuestras Demandas, en pos de un Proyecto compartido. Sabemos cómo no queremos vivir, por ello tenemos que apostar a cómo articulamos nuestro presente y el futuro, desde ahora.
Hace exactamente 41 años, se realizó una acción concreta, que nos debe llevar a la acción, a la Unidad, avanzar a la exigencia de construir nuestra SOBERANÍA. Este es un llamado a los No Organizados, a las Organizaciones Sindicales, Sociales, Políticas, Estudiantiles, de Pobladores, de la Diversidad Sexual, de los Jubilados, de los Hermanos y Hermanas Migrantes, en definitiva, a quienes sufren a cotidiano el peso de este modelo económico-político-social depredador, excluyente, marginador. Es una invitación a los No Organizados, a las Organizaciones diminutas, intermedias y grandes, a demostrar, a manifestar nuestra irrenunciable decisión de construir nuestra SOBERANÍA en todos los planos y dando pasos concretos de convergencia para lograr ese objetivo.
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