El presidente Hugo Chávez inició el lunes un nuevo ciclo en Venezuela con la promesa de afianzar su “revolución” y corregir los errores cometidos durante 14 años de grandes cambios políticos, sociales y económicos, en un país que es cada vez más dependiente de los altos precios del crudo.
Chávez ganó su tercera reelección con más de 10 puntos de ventaja sobre el joven gobernador Henrique Capriles, cuya titánica campaña sucumbió ante la conexión del mandatario con los que menos tienen y la aplastante maquinaria de propaganda y subsidios que agregó más presión a las finanzas públicas.
Superada la prueba en las urnas, donde el militar retirado obtuvo el 55 por ciento de los votos, todas las miradas están puestas en su salud tras haberse declarado curado de cáncer meses atrás, así como en las medidas para “blindar” su polémico proyecto político en los próximos seis años, con los que sellará dos décadas en el poder.
“¡Venezuela más nunca volverá al neoliberalismo! ¡Venezuela seguirá transitando hacia el socialismo democrático y bolivariano del Siglo XXI!”, bramó en la madrugada un eufórico Chávez desde el Balcón del Pueblo del Palacio de Miraflores, avivado por miles de entusiasmados seguidores.
Con una Asamblea Nacional dominada indiscutiblemente por el oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Chávez tendrá al menos dos años de vía libre para ejecutar reformas legislativas que garanticen la profundización de su proyecto antes de que un nuevo Congreso tome asiento en el 2015.
En paralelo, deberá consolidar en las elecciones de gobernadores en diciembre el contundente apoyo que sus seguidores demostraron en las presidenciales.
Pese a un extenuante recorrido “casa por casa” y a una evidente medición de fuerzas entre ambos políticos, con grandes avenidas repletas de simpatizantes en las últimas convocatorias de la campaña, Capriles sólo pudo consolidar la victoria en dos de 23 estados del país, según los resultados electorales.
Aunque el ex gobernador del estado Miranda aceptó rápidamente la derrota, reclamó que los más de 6 millones de votos que obtuvo -44,4 por ciento según el más reciente escrutinio- sean escuchados en busca de la pluralidad en el polarizado país petrolero.
“Lamento mucho no haber podido lograrlo. No gané la presidencia, pero gané millones de hermanos que son todos ustedes (…) Siéntanse orgullosos que ustedes marcaron un camino”, dijo el político de 40 años el lunes a través de su cuenta en la red social Twitter.
Para la oposición, el resultado fue demoledor después de haber hallado en Capriles al anhelado líder capaz de desafiar a Chávez y su proyecto, que aseguran está llevando a la nación a la ruina económica y al dogmatismo ideológico.
Chávez ha nacionalizado cientos de empresas y ha llevado casi al límite el control estatal sobre la economía, lo que para sus críticos diezmó la productividad del país y lo hizo más dependiente de las costosas importaciones, que oscilan conforme se mueven los volátiles precios del barril de crudo.
El vicepresidente, Elías Jaua, dijo a Reuters la madrugada del lunes que las expropiaciones siguen en la agenda, especialmente en sectores estratégicos como energía, alimentación e insumos para la construcción.
RIESGOS A LA VISTA
Para los analistas de mercado, las implicaciones del triunfo oficialista son claras.
“El mercado estaba esperando un resultado cerrado. Como los escrutinios se alejan de esto, esperamos una presión a la baja del precio de los bonos de deuda venezolanos y si el Presidente decide profundizar su socialismo del Siglo XXI, esperaríamos una rápida erosión de la capacidad de crédito en el mediano plazo”, dijo el lunes la firma Nomura en un reporte desde Nueva York.
Muchos expertos fallaron en ver la cómoda victoria de Chávez, en medio de un panorama muy difuso por la guerra de proyecciones entre las encuestadoras.
“Este no fue el escenario que esperábamos. Definitivamente, esta vez malinterpretamos la dinámica del país”, dijo Barclays en una nota a clientes.
A pesar de que Chávez se mostró inusualmente conciliador con sus adversarios en su discurso triunfal, no movería un ápice sus planes económicos. Y eso podría significar más estatizaciones, controles al sector privado y una expansión del gasto público para planes de alimentación, salud y vivienda.
La agencia de calificación Fitch consideró que es poco probable un cambio de política del Gobierno venezolano, lo que augura un aumento del endeudamiento.
“Sigue existiendo una considerable incertidumbre sobre la capacidad del Gobierno para contener el déficit fiscal y mantener al mismo tiempo el crecimiento económico y la lucha contra la inflación”, dijo en un informe publicado el lunes.
Chávez había adelantado que su prioridad sería echar un “poderoso cerrojo” para encaminar a Venezuela por la senda del socialismo sin retorno, lo que muchos creen que se traduciría en medidas radicales.
Algunos analistas se aventuran a predecir que Chávez podría preparar algún cambio en la Constitución, que ya enmendó en el 2009 para permitir la reelección ilimitada, a fin de evitar convocar a nuevos comicios si se ve obligado a dejar el cargo antes de que se cumpla la mitad del mandato, como dice la norma.
ALIVIO PARA LOS SOCIOS
Con el respaldo que le dan las mayores reservas de petróleo del mundo, el gobernante busca opacar la influencia de Washington en la región con su prédica contra Estados Unidos, que comparte con sus polémicos aliados en Irán, Siria y Bielorrusia.
Sus socios latinoamericanos respiraron aliviados por un triunfo que garantiza la continuidad de los acuerdos que hacen fluir el vital crudo venezolano a sus países en condiciones preferenciales y que tanto son denunciados por la oposición.
“¡Qué alivio, ganó Chávez!, seguiremos sin cortes eléctricos y con algunos suministros que benefician grandemente a nuestro país”, dijo José Menéndez cuando esperaba un bus en la mañana para dirigirse a su trabajo en La Habana.
Cuba festejó el lunes como si fuera suyo el triunfo, con todos los medios estatales destacando el resultado.
“Este triunfo consolida un movimiento político, ideológico, programático antimperialista, anticapitalista”, dijo, por su parte el presidente boliviano Evo Morales, a periodistas.
Los gobiernos de Estados Unidos, Nicaragua, El Salvador, México y España también felicitaron a Venezuela.
“Creemos que la visión de más de 6 millones de personas que votaron por la oposición debería ser tomada en cuenta de aquí en adelante”, dijo, sin embargo, el portavoz del Departamento de Estado estadounidense William Ostick.
SALUD DE CHAVEZ EN LA MIRA PÚBLICA
El triunfo del mandatario de 58 años puede verse como un enorme éxito tras haber superado el cáncer que lo tuvo al borde de la muerte y lo obligó a disminuir su habitualmente frenético ritmo de trabajo, pero supone un fuerte retroceso respecto a su abrumador triunfo por 25 puntos en las presidenciales del 2006.
Las apariciones inusualmente breves de Chávez, para un hombre famoso por hablar hasta nueve horas seguidas, no contribuyen a despejar la incógnita sobre su enfermedad, cuyos detalles son un secreto de Estado y que volverá a ser un hervidero de especulaciones.
Según la Constitución, la ausencia absoluta del Presidente antes de tomar posesión del cargo en enero llevaría a una nueva elección dentro de los 30 días consecutivos siguientes. En ese período, las riendas las tomaría el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, uno de sus incondicionales aliados.
Pero si la falta ocurre durante los primeros cuatro años de gestión, la responsabilidad de sucederlo mientras se convocan nuevos comicios recae en la figura del vicepresidente, Jaua.
“¡Dios mío!, síguenos dando vida y salud para seguir construyendo esta patria buena, esta patria nueva, esta patria bolivariana, esta patria socialista”, pidió Chávez desde Miraflores enfundado en su clásica camisa roja que prácticamente había dejado guardada durante la campaña.
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