Fue
ministro de Energía y Minas desde el 15 de enero del 2007 al 14 de
junio de ese mismo año, cuando renunció para participar en las
elecciones y luego presidir la Asamblea Constituyente. Alberto Acosta
fue uno de los impulsores del proyecto Yasuní ITT que planteaba dejar
bajo tierra las reservas de petróleo del bloque Ishpingo Tambococha
Tiputini (ITT). Vía correo electrónico, analizó la decisión del
presidente Correa.
¿A qué atribuye usted que la iniciativa no haya tenido los resultados esperados?
Hay responsabilidad internacional, sin duda alguna. El Parlamento alemán la apoyó desde junio del 2008, el gobierno de Merkel no, pues allí se impuso la posición del ministro Niebel que representa la visión de grandes grupos económicos; a la postre, esa posición debilitó la tesis ecuatoriana en otros países. Sin embargo, el grueso de la responsabilidad recae en el Gobierno ecuatoriano y su presidente. (...)¿Cómo evalúa los pasos que dio la iniciativa?El presidente, que la posicionó fundamentalmente a nivel internacional, con sus marchas y contramarchas generó un ambiente poco propicio a la confianza y credibilidad. En especial el último equipo negociador no tuvo ideas claras: solo buscaba recolectar dinero como en un teletón. (...) Y definitivamente no es cierto que “la iniciativa se adelantó a los tiempos, y no fue comprendida”, como dijo el presidente. Lo cierto es que él no la comprendió y no estuvo a la altura del reto propuesto por el Ecuador al mundo.
¿Cree que había realmente interés en el Gobierno de preservar la zona? (Ya que mientras se recaudaba el dinero, el proyecto de la Refinería del Pacífico contaba con la producción del ITT)
Es falso que el crudo del ITT sea indispensable para justificar la construcción de la Refinería del Pacífico. (...) Además, no hay tanto petróleo en el Yasuní como para justificar la construcción de una refinería como la propuesta. Pero no nos olvidemos que, durante todo el periodo de vigencia de la iniciativa, se filtró información que habla de un adelanto de los trabajos de exploración en el bloque 31, cuyo petróleo solo es rentable si se extrae el crudo del ITT; entonces, no es difícil dudar del real compromiso con la opción A.
¿Desde el inicio la idea del plan B generaba dificultad para presentar la propuesta?
La iniciativa Yasuní-ITT se convierte en una posibilidad en el año 2007 enfrentando las pretensiones de extraer el crudo de dicho campo, que cobraron renovada fuerza desde el año 2004 (...). Lo grave fue que el presidente de la República no se cansó nunca de insistir, tal como sucedió, por ejemplo, en Cancún en el año 2010, (...) que si no se conseguía el apoyo internacional se explotaba el petróleo del ITT. Eso sonaba a una suerte de chantaje. (...)Las organizaciones sociales piden que la explotación del ITT sea decidida por el país en un plebiscito. El Gobierno plantea la vía legislativa, ¿Cuál sería la más adecuada?Si AP es coherente y no tiene temor de enfrentar la decisión ciudadana, debería convocar a una consulta popular. Si se le consultó al pueblo sobre las corridas de toros, por qué no consultarle para que decida entre el petróleo y la vida (...).
¿Al plantear la propuesta se pusieron metas a corto plazo?
Los plazos fueron cambiando. (...) Esa inestabilidad en los plazos sumada a la falta de coherencia y consistencia en el presidente se transformaron en una suerte de espada de Damocles, que a la postre cayó sobre lo que el mismo presidente consideró era “el proyecto estrella de la revolución ciudadana” (...). Es lamentable, finalmente, que la iniciativa haya servido solamente para relumbrones mediáticos internacionales (...).
¿A qué atribuye usted que la iniciativa no haya tenido los resultados esperados?
Hay responsabilidad internacional, sin duda alguna. El Parlamento alemán la apoyó desde junio del 2008, el gobierno de Merkel no, pues allí se impuso la posición del ministro Niebel que representa la visión de grandes grupos económicos; a la postre, esa posición debilitó la tesis ecuatoriana en otros países. Sin embargo, el grueso de la responsabilidad recae en el Gobierno ecuatoriano y su presidente. (...)¿Cómo evalúa los pasos que dio la iniciativa?El presidente, que la posicionó fundamentalmente a nivel internacional, con sus marchas y contramarchas generó un ambiente poco propicio a la confianza y credibilidad. En especial el último equipo negociador no tuvo ideas claras: solo buscaba recolectar dinero como en un teletón. (...) Y definitivamente no es cierto que “la iniciativa se adelantó a los tiempos, y no fue comprendida”, como dijo el presidente. Lo cierto es que él no la comprendió y no estuvo a la altura del reto propuesto por el Ecuador al mundo.
¿Cree que había realmente interés en el Gobierno de preservar la zona? (Ya que mientras se recaudaba el dinero, el proyecto de la Refinería del Pacífico contaba con la producción del ITT)
Es falso que el crudo del ITT sea indispensable para justificar la construcción de la Refinería del Pacífico. (...) Además, no hay tanto petróleo en el Yasuní como para justificar la construcción de una refinería como la propuesta. Pero no nos olvidemos que, durante todo el periodo de vigencia de la iniciativa, se filtró información que habla de un adelanto de los trabajos de exploración en el bloque 31, cuyo petróleo solo es rentable si se extrae el crudo del ITT; entonces, no es difícil dudar del real compromiso con la opción A.
¿Desde el inicio la idea del plan B generaba dificultad para presentar la propuesta?
La iniciativa Yasuní-ITT se convierte en una posibilidad en el año 2007 enfrentando las pretensiones de extraer el crudo de dicho campo, que cobraron renovada fuerza desde el año 2004 (...). Lo grave fue que el presidente de la República no se cansó nunca de insistir, tal como sucedió, por ejemplo, en Cancún en el año 2010, (...) que si no se conseguía el apoyo internacional se explotaba el petróleo del ITT. Eso sonaba a una suerte de chantaje. (...)Las organizaciones sociales piden que la explotación del ITT sea decidida por el país en un plebiscito. El Gobierno plantea la vía legislativa, ¿Cuál sería la más adecuada?Si AP es coherente y no tiene temor de enfrentar la decisión ciudadana, debería convocar a una consulta popular. Si se le consultó al pueblo sobre las corridas de toros, por qué no consultarle para que decida entre el petróleo y la vida (...).
¿Al plantear la propuesta se pusieron metas a corto plazo?
Los plazos fueron cambiando. (...) Esa inestabilidad en los plazos sumada a la falta de coherencia y consistencia en el presidente se transformaron en una suerte de espada de Damocles, que a la postre cayó sobre lo que el mismo presidente consideró era “el proyecto estrella de la revolución ciudadana” (...). Es lamentable, finalmente, que la iniciativa haya servido solamente para relumbrones mediáticos internacionales (...).
No hay comentarios:
Publicar un comentario