Los manifestantes en Madrid y Londres, vestidos como trabajadores del gas con máscaras y cascos, portaron pancartas simbolizando los efectos letales del proyecto Camisea. Los manifestantes entregaron en las embajadas y consulados de Perú bidones de gasolina llenos con los nombres de 120.000 personas que han pedido al presidente de Perú que ponga freno a los foráneos y las empresas que invaden la tierra de los indígenas aislados.
El Gobierno de Perú está a punto de aprobar una enorme expansión del infame proyecto gasístico Camisea que penetraría aún más en la Reserva Nahua-Nanti, hogar de varios pueblos indígenas aislados y no contactados.
Camisea ya se encuentra en el corazón de la Reserva Nahua-Nanti, y es la zona de amortiguamiento del Parque Nacional del Manu, considerado por la UNESCO como “el lugar con mayor biodiversidad del planeta”. Es el proyecto gasístico más grande de Perú, y lo gestionan entre otros la española Repsol, la argentina Pluspetrol y la estadounidense Hunt Oil.
Recientemente la ONU pidió la suspensión inmediata de la expansión de Camisea por el riesgo que supone para las vidas de los indígenas aislados que viven en las cercanías.
Los indígenas aislados son extremadamente vulnerables ante las enfermedades introducidas por foráneos: la exploración inicial en Camisea en los años 80 provocó la muerte de la mitad de la tribu nahua.
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