El presidente de Estados Unidos firmó la orden
ejecutiva para la construcción del muro en la frontera con México. Además,
dispuso medidas migratorias que terminarán con la protección de inmigrantes
indocumentados.
Donald Trump cumple sus promesas. A tan solo cinco
días de jurar el cargo, el presidente de Estados Unidos ha firmado la orden
ejecutiva para construir el muro con México. La decisión abre una inmensa
fisura entre ambos países. Aunque ya exista una divisoria física de casi 1.100
kilómetros, la medida echa por tierra años de estabilidad y buena vecindad. A
cambio impone una vuelta al pasado y dinamita los intentos de Enrique Peña
Nieto por encauzar las relaciones con el incontenible republicano. Una era de
hostilidad ha dado comienzo.
La orden va mucho más allá del problema migratorio.
Este apenas existe. O al menos ya no es masivo. Desde hace años el saldo
migratorio es negativo y salen más mexicanos de Estados Unidos que los que
entran (140.000 más solo en 2014). Pero eso, en el contexto trumpiano, pesa
poco. El muro más que una obra, es un símbolo.