Si había un lugar en el mundo similar a la Utopía de Tomas Moro, ese era Noruega, un país con los mayores índices de desarrollo humano del mundo, donde el terror post 11-S no existía y donde los traumas contemporáneos del mundo occidental tocaron este país helado. Ese mundo perfecto y puro se terminó por Anders Behring, quien asesino a 80 personas en la isla Utoya, cerca de Oslo, y que probablemente hizo estallar una bomba en la sede de gobierno de este país.
Como es común el homicida era un hombre común y discreto que aparentemente no podría cometer una barbarie, según BBC, Behring en su perfil de Facebook indicaba que entre sus preferencias estaba el leer al filósofo y psicólogo estadounidense William James, el libro “Sobre la libertad” del filósofo británico John Stuart Mill y las novelas “1984″ de George Orwell y “El proceso” de Franz Kafka.
Según parece, además el autor de la masacre estudio finanzas en Oslo y tenía una granja, gracias a la cual pudo comprar 6 toneladas de fertilizante que le servirían para crear la bomba que estallo en el centro de la ciudad sin causar sospechas.
Al igual que en EE.UU. donde los asesinos en serie son personas que siente que viven en una sociedad que los oprime, Behring escribió en el 2009:
“…. no hay un país donde los musulmanes hayan vivido pacíficamente con los no musulmanes, diciendo que eso ha tenido “consecuencias catastróficas” para los no musulmanes.”
Según parece se trataría de alguien vinculado a la ultraderecha noruega que tiene un fuerte sentimiento xenófobo y; no por nada sus ataques tanto en la sede del gobierno como del campamento juvenil en la isla Utoya donde había un campamento del partido laborista, actualmente en el poder.
Lo peor de Behring es que ya sembró el terror y la desconfianza en un país en que la policía pocas veces es necesaria y en donde había una sensación de seguridad absoluta.
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