La evidente falta de liderazgo en el Ministerio de Cultura ha llevado a ese sector a una inminente crisis, en momentos en que urge una adecuada reglamentación de la Ley de Consulta Previa (LCP), indispensable para la prevención y solución de numerosos conflictos sociales.
Al cambio de la jefa del Instituto Nacional de Desarrollo de los Pueblos Andinos, Amazónicos y Afroperuanos (Indepa), Raquel Yrigoyen; se sumó ayer la destitución del viceministro de Interculturalidad, Vicente Otta Rivera; y -como para coronar la torta- Soledad Piqueras hizo pública su renuncia al encargo de gestionar las redes sociales del ministerio, y denuncia maltrato y falta de seriedad en la Oficina de Comunicaciones.
Estos cambios y renuncias se producen a menos de una semana que la ministra Susana Baca declaraba en el programa Tribuna Libre, que contaba con un equipo técnico de primer nivel en el que tenía total confianza para sacar adelante la reglamentación de la LCP, aunque dio pocas señales de tener una idea clara de las implicancias de esa importante Ley, y en general de la gestión de su sector.
PRESIONES EMPRESARIALES
En comunicación con diario16, Otta Rivera consideró que el Viceministerio de Interculturalidad tenía que abordar problemas de gran complejidad referidos a los pueblos indígenas, que lo ponía en el centro de una serie de conflictos sociales, ambientales y económicos, que lo hacían susceptible a presiones e intereses muy duros.
“En una situación donde hay tanta preocupación y sensibilidad, sobre todo de los sectores empresariales que tienen la preocupación de que la LCP pueda significar limitaciones o controles a las políticas de inversión, que han sido sumamente laxas en los últimos años”, refirió.
Por otro lado, indicó que las propias organizaciones indígenas tienen una expectativa muy grande en la LCP. “Todo eso ha generado una situación de turbulencia y crispación, en la que si no hay un manejo transparente, cohesionado y firme, así como el apoyo de otros sectores del Gobierno, se hace muy difícil manejarla”, refirió.
Consideró que las denuncias en su contra han sido parte de un proceso de crear dudas y deslegitimar su gestión a partir de hechos personales que fueron explicados en su momento, en un intento de cambiar el sentido de la consulta previa que el Estado busca.
MINISTRA EN UNA “BURBUJA”
Otro síntoma de la crisis que vive el Ministerio de Cultura es la cancelación de un gran encuentro de culturas denominado ‘Tupay 2011’, cuya realización entre el 28 de octubre y el 1 de noviembre se venía difundiendo, incluso hasta ayer, vía TV Perú.
Fuentes del sector mostraron su malestar por su cancelación y la atribuyeron a la salida del viceministro Otta. “Era un evento para el cual se había trabajado desde hace cuatro meses, convocando a gente de diversas regiones del país que ya estaba lista para venir. Es una falta de respeto y una injusticia con las regiones”, señalaron.
Otras fuentes consultadas aseguran que el evento ‘Tupay 2011’ fue cancelado por la Secretaría General debido a un tema presupuestal. Aseguran que existía un “divorcio” entre el despacho ministerial y el viceministerio de Patrimonio Cultural, con el viceministerio de Interculturalidad, que hacía muy difícil la comunicación interna. “Seguro la señora Susana ni siquiera está enterada del trabajo que se ha realizado para este encuentro, porque hay un cerco de gente que no permite que se llegue hasta ella”, indicaron.
Solo una perla de la desinformación en la que mantienen a la ministra Baca es la labor que realiza la Oficina de Comunicaciones. Aseguran que han retirado todas las noticias “negativas” de la información diaria que se remite al despacho, con el fin de mantenerla en una “burbuja”.
RENUNCIA SOLEDAD PIQUERAS
Precisamente, la “renuncia simbólica” de Soledad Piqueras al Ministerio de Cultura, la misma que apoyó la gestión de la ministra Susana Baca desde sus inicios y se encargaba del ‘Plan de Redes Culturales’ del ministerio, también tiene que ver con la Oficina de Comunicaciones del sector.
“Por motivos que escapan a mi voluntad, he sido separada del equipo, reciba mis cariños y mi renuncia formal ante los hechos de rechazo que he recibido de la Sra. Melanie Pérez-Cartier, encargada del Área de Comunicaciones del Ministerio de Cultura”, dice la misiva publicada en Facebook.
Piqueras Villarán explica que se trata de una “renuncia simbólica”, pues en realidad nunca la llegaron a contratar porque estaba en proceso de regularización de los documentos de su currículum.
Confirmó que asistió a trabajar a la Oficina de Comunicaciones desde mediados del mes de agosto, pero la difusión en un medio de comunicación de que estaba trabajando en el ministerio generó un poco de temor entre los funcionarios. Por ello, a fines de setiembre la jefa de la oficina, Melanie Pérez- Cartier, le pidió que durante unos días trabaje fuera del ministerio y así lo hizo. Sin embargo, hace unos días se enteró de que la habían sacado porque le quitaron las claves del Facebook institucional.
Asegura que Pérez-Cartier nunca se comunicó con ella, nunca respondió sus correos electrónicos ni sus llamadas para darle una explicación, por lo que consideró necesario hacer pública su separación del ministerio. “Sentí que era una necesidad, para no embarrarme más, porque me he sacado la mugre por Susana, publicarla (la renuncia) en mi facebook”.
Piqueras asegura que aprecia mucho a Susana Baca y evitó hacer juicios sobre su función como ministra. Sin embargo, dijo que ha “visto cosas que no le han gustado”.
Describió a Melanie Pérez-Cartier como una persona autoritaria, vertical, poco confiable, que trata mal a la gente y no hace un trabajo eficiente porque no tiene un verdadero interés por difundir la cultura del país.
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