Pese a que el ministro de Comercio Exterior, José Luis Silva, ha prometido que en las negociaciones de un tratado de libre comercio trans pacífico (TPP) no se cederá “ni un centímetro más”, el equipo negociador sigue siendo el mismo de gobiernos anteriores, lamentó Alejandra Alayza, de la Red por una Globalización con Equidad.
Las declaraciones tuvieron lugar durante la emisión del programa Lo Justo, producido por la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos. En la entrevista, Alayza planteó que ante la agresiva posición de EEUU, el nuevo Gobierno debe tener una “nueva posición negociadora” y que el presidente Ollanta Humala tiene “un reto y una oportunidad” para liderar una postura internacional alternativa.
“Estos tratados de libre comercio (TLC) son grandes marcos de protección de inversiones, en donde el estado se compromete -como en una especie de contrato de estabilidad de largo plazo- a cumplir con una serie de requisitos y reglas que limitan la posibilidad de implementar algunas políticas fundamentales para el desarrollo y la inclusión social”, señaló.
En esta negociación “los EEUU tiene intereses mucho más agresivos que los que ya firmó en el TLC con Perú. Por ejemplo, en el tema de acceso a medicamentos, esta semana se ha filtrado el texto propuesto por EEUU y claramente es un “TLC plus”, quieren más de lo que ya le dimos. Tiene una posición súper agresiva”, informó Alayza.
“La pregunta es ¿cuál es la posición del nuevo Gobierno? Ollanta ha sido muy crítico (con los TLC). Es verdad que ha dicho que va a respetar los acuerdos firmados, pero esta es una nueva negociación y necesitamos saber cuál es la posición del nuevo Gobierno”, señaló la representante de la Red por una Globalización con Equidad (RedGE).
Alayza recordó que “el ministro ha dicho, respondiendo a la presión ciudadana, que por lo menos en propiedad intelectual no va a ir más allá. Pero debajo del Ministro hay un equipo negociador que es el mismo que ya ha negociado durante el Gobierno anterior y el de Toledo”, por lo cual se puede considerar que existe una continuidad, estimó. “La política gruesa vinculada a inversiones depende del Ministerio de Economía, y esto influye en la definición de la posición negociadora”, consideró. “Pero hay otros sectores involucrados, por ejemplo los temas de salud los define el Ministerio de Salud en coordinación con el MINCETUR, y los temas de Trabajo los define el Ministerio de Trabajo. En las negociaciones anteriores las prioridades de estos otros sectores se han visto debilitada por la urgencia de firmar los TLC, que era el mandato que tenía el MINCETUR”, explicó Alayza. “Yo estoy segura que muchos de los negociadores no son ni siquiera conscientes de qué dimensión tiene lo que negocian, que efectivamente limita muchas de las políticas de Estado y las políticas sociales”, aseguró.
“No estamos en contra del comercio internacional ni de la política de atracción a inversiones”, precisó Alayza, “pero tenemos que elegir qué tipo de inversiones queremos. La experiencia de La Oroya, que es la quinta ciudad más contaminada del mundo -la primera es Chernobyl-, demuestra que es un tipo de inversión que no es necesariamente la mejor para el Perú, y que para colmo tiene el blindaje del TLC” y en ese marco ha demandado al Estado peruano por 800 millones de dólares, tema que será decidido en un arbitraje internacional al amparo del tratado comercial firmado con EEUU hace cuatro años.
Perú Nebraska
Alayza destacó que en la serie de TLC firmados por los Gobiernos anteriores hay importantes asimetrías que contradicen el discurso del “libre comercio”. “Nos piden cosas que ellos no hacen. Por ejemplo, en compras públicas. En el TLC con EEUU se incorpora la liberalización de las compras públicas. ¿Qué significa esto? Que en las compras que hace el Estado ya no se puede comprar preferentemente a los nacionales”, señaló. “De esa manera tú podrías activar sectores productivos, por ejemplo comprar los alimentos de los programas alimentarios a los productores agrarios, o comprar los zapatos del Ejército a las MYPE trujillanas. Es importantísimo para generar industria, es básico”, consideró, al tiempo de lamentar que “los TLC impiden que el Estado desarrolle políticas de este tipo”. “Por ejemplo, en una licitación de carpetas para los colegios, compiten los carpinteros de Huancayo con los carpinteros de Nebraska... Allí está Perú Nebraska pues...”, ironizó.
Sin embargo, esta condición no es igual para ambas partes. “Eso que en el caso del Perú es una obligación a todos los niveles – Gobierno central, regiones y municipios- en el caso de EEUU no: allí cada Estado voluntariamente decide adscribir o no ese tema. Ese es un ejemplo de las asimetrías de lo que ya hemos firmado”, señaló. “Otro ejemplo es que nosotros nos estamos comprometiendo a no aplicar mecanismos de protección al agro como los subsidios, pero EEUU y Europa no han negociado sus subsidios a la agricultura”.
Por otro lado “si el Perú quisiera, por ejemplo, pedir que las empresas mineras de inversión norteamericana tuvieran la obligación de contratar un porcentaje de trabajadores peruanos en sus distintos niveles, pues eso está prohibido porque constituye un “requisito de desempeño”, y este mecanismo está prohibido por los TLC”.
“Pero lo más grave es que generan un mecanismo de trato discriminatorio, en mi opinión, porque le permite al inversionista extranjero tener una ventana que no tiene el nacional, y es ir a un arbitraje internacional”, destacó. “Este mecanismo crea un sistema paralelo. Si aquí un inversionista peruano tiene un problema, apela a los mecanismos de justicia nacional, y la justicia nacional valora el derecho del inversionista y lo contrapone con otros derechos, por ejemplo en el caso de Doe Run, con el derecho a la salud de los pobladores de La Oroya. Es un sistema de justicia que integra los derechos. En cambio, los mecanismos de arbitraje sólo responden a los derechos diseñados en los acuerdos comerciales”, aseguró, de manera que los árbitros sólo toman en cuenta la afectación de las inversiones y no evalúan ningún otro criterio relacionado con el interés público.
Nueva posición
“Esperamos escuchar una nueva posición del nuevo gobierno en estas negociaciones. Ollanta tiene un reto, pero también una oportunidad. En un contexto en donde la crisis muestran los limites de un modelo, y donde hay un rol interesante de Brasil que negocia en otros términos -pues no ha firmado ninguno de estos acuerdos de los cuales estamos hablando- Perú puede ser parte de ese proceso y tomar un liderazgo”, planteó. “Este gobierno tiene una oportunidad para cambiar la posición negociadora, para nivelar la cancha y que este debate se haga con todos los sectores implicados”, insitió Alayza.
“Y ojo: no sería el Perú el que lideraría esto, ya Australia ha planteado esto en la negociación, es decir no estaríamos arrinconados solos en la esquina como unos radicales. Hay otros países, con un rol importante en la economía mundial, que ya plantean esto”, aseguró Alayza durante el programa emitido la noche del martes vía La Mula.
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