La tarde de ayer los integrantes de la comisión de medio ambiente de la mesa de diálogo en compañía de sus asesores técnicos, se dirigieron a la bahía de Ite para recoger evidencias de la contaminación que por 51 años originó la minera Southern en la zona. Tras la visita de campo a los humedales de Ite, el ingeniero Julio Isique, representante de la sociedad civil pudo corroborar que en el lugar se respira un aire ácido, tóxico y sulfuroso.
Pero eso no fue todo. El especialista comprobó además la certeza de un informe que da cuenta de la existencia de millones de toneladas de minerales en la capa superficial de la bahía de Ite que -dijo- ha sido disfrazado con los humedales y bofedales que de ninguna forma reparan el “genocidio ecológico” al que Southern sometió a la región tras el inicio de sus operaciones y la deposición de sus relaves mineros hace ya 51 años, 31 de los cuales arrojó sus residuos en Ite.
Según este reporte, serían más de 1 mil 600 has. las afectadas por la contaminación minera de esta empresa y durante los 31 años que Southern arrojó sus deposiciones mineras en la zona se habrían acumulado 2 millones 936 mil 165 toneladas de cobre, 175 mil 912 toneladas de plomo, 7 mil 368 toneladas de arsénico, 3 mil 292 toneladas de cromo, 1 mil 933 toneladas de cadmio, entre otros minerales que yacen debajo de la bahía de Ite ocasionando pasivos ambientales que han desertificado la bahía en que ya no se aprecian ni valles ni presencia de fauna.
“Esta información es alarmante porque esos minerales han ocasionado una verdadera intoxicación que Southern no reconoce como pasivos ambientales, porque dice que ya ha hecho la remediación ambiental, pero es falso. Lo único que ha hecho es colocar encima de las toneladas de relaves, tierra y una capa orgánica sobre la carretera que nos lleva a la playa y encima colocar totora para decirnos que hay bofedales y humedales que son importantes para la humanidad porque generan fauna y flora. Lo cierto es que nos han engañado”, indicó Isique Calderón.
Según el profesional, estas metales pesados se podrían recuperar si la minera tuviera interés real en resarcir el daño ecológico que generó en la región tal como lo hacen compañías a nivel mundial. Sin embargo aseguró que ya el daño ecológico está hecho y que por más esfuerzos que haga Southern no podrá resarcir la pérdida de ganados caprino y la desertificación de la zona por más de 31 años.
Pero esto no es lo único. El especialista indicó también que producto de la contaminación minera, la zona ha visto una considerable reducción de sus hectáreas en las cuencas de Locumba y Moquegua que dejó en el desierto a 1377 has. de cultivo. En tanto el Valle del Cinto y Cambaya se vio afectada en 357 has. con la desaparición de actividad agrícola, pese a ser conocida mundialmente por la producción de frutas de excelente calidad. En Curibaya y Candarave se perdieron 370 has. de cultivo y en Cairani y Huanuara 170 has. y 90 has. en Locumba.
El experto también precisó que en compañía de los alcaldes de Ite y Ticaco, Adán Vargas y Luis Ticona se encuentran en Tarata para evaluar el tema Newmont y recoger evidencias sobre el problema hídrico en las cuencas, en compañía de especialistas de trayectoria entre los que se encuentran cuatro ingenieros y un abogado.
“Ayer estuvimos en Ite y hoy en Ticaco para visitar la cuenca alta ubicada entre los 3 mil 900 msnm a 5 mil 000 msnm, la Cuenca media entre los 2 mil 400 msnm y 3 mil 900 msnm y la Cuenca baja entre los 500 msnm y los 2 mil 400 msnm. En ellas haremos el reconocimiento in situ para tomar evidencias científicas y demostrar que todas las denuncias de desertificación son ciertas”, indicó.
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