Y las apuestas. Detrás de trámites para indultar al ex presidente se libran intensas discusiones médicas y políticas.
La temporada navideña trajo una nueva ola de opiniones en el debate sobre la posibilidad de que Alberto Fujimori reciba un indulto presidencial. Lo definitivo es que la familia del encarcelado ex presidente ya se encuentra recabando la información médica para realizar el trámite. A estas alturas no existe, para sus abogados, otro camino que logre su libertad. El último informe del INEN puede ser determinante, pero ahí también hay posiciones encontradas entre los especialistas. ¿Es el indulto, como indica el ex presidente Alan García, también un “arma interesante” que tiene el gobierno para mostrarse dadivoso? ¿Alguien cree en Papá Noel?
El debate sobre la posibilidad de indultar a Alberto Fujimori retomó fuerte viada en los días previos a la Navidad. Al informe del Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN) publicado en CARETAS 2208, y pasada la crisis ministerial del gobierno, se han escuchado opiniones de todas las tiendas políticas a las que se sumaron en los últimos días las de los expresidentes Alan García y Alejandro Toledo, además del Nobel Mario Vargas Llosa, de vuelta en Lima para las fiestas de fin de año.
La sensibilidad con la materia es de tal magnitud que la discusión volvió a arreciar a partir de un absurdo pedido de indulto que llegó a Palacio de Gobierno. El remitente, Cesáreo Vargas, se presenta como directivo del desconocido Organismo Nacional Derechos Humanos y en su breve carta se refiere a una “enfermedad terminal” que no ha sido mencionada en ningún informe médico.
A través de un comunicado, la familia Fujimori negó tener alguna relación con el pedido. En cambio, reconoció que se encuentra recabando la información para tramitar la gracia presidencial de la que dispone Ollanta Humala.
Según una breve declaración del ex presidente en junio pasado, y las palabras posteriores de su hermano Santiago, Alberto Fujimori no se encontraba de acuerdo con pedir un indulto.
El escenario ha tomado un rumbo distinto. A pesar de que anunció la próxima presentación de dos nuevos hábeas corpus, César Nakazaki, abogado de Fujimori, le aseguró a él y a la familia que ya no sacarían nada de la vía de apelaciones en el Poder Judicial. El jurista consideró “imperioso” desarrollar la vía del indulto.
Según trascendió, los Fujimori aún no reciben los exámenes solicitados al INEN.
CARETAS pudo confirmar que la última junta médica para evaluar el caso se realizó el 4 de noviembre a pedido del Poder Judicial. Luego de la mencionada publicación, el PJ respondió que la junta fue convocada por el pedido de la Justicia chilena, que solicitó el testimonio de Fujimori en casos planteados por el Estado peruano luego de completado el proceso de extradición.
MÉDICOS EN DEBATE
¿Cómo se juegan las cartas en el INEN?
El doctor Hugo Lozada, jefe del departamento de Salud Mental, es quien más expresa su convencimiento de la procedencia del indulto. En junio declaró que, debido a su depresión, Fujimori “es una persona que se podría morir en cualquier momento”.
El doctor Lozada ha visitado a Fujimori en la prisión de la Diroes durante varios sábados y con él ha ido una enfermera especializada que le trató una dolencia en los pies relacionada con la hipertensión arterial registrada en el documento de noviembre (“insuficiencia vascular periférica”). Este tratamiento concluyó hace unas pocas semanas.
La de Lozada no es una opinión necesariamente compartida por los demás jefes de departamento (CARETAS 2208). Fueron ocho los que participaron en la mencionada junta médica. Pero, según la información recabada por esta revista en el nosocomio, los doctores Juan Postigo Díaz, del departamento de Cabeza y Cuello y Eduardo Payet, de Abdomen, también se encontrarían de acuerdo con la figura del indulto.
Otros especialistas, como Fernando Barreda de Especialidades Médicas y Daniel Arbaiza de Neurología, observan la posibilidad con más escepticismo.
No queda claro, a estas alturas, si los mismos médicos integrarían la junta para responder la solicitud de los Fujimori. Tampoco si los términos del documento deben ser más categóricos que los que se desprenden del que publicó CARETAS y cuyas conclusiones más importantes estaban en el “alto riesgo de recidiva” del operado cáncer a la lengua y la “evolución tórpida, de pronóstico reservado” de su trastorno depresivo.
Es probable que, siendo la depresión una punta de lanza en la argumentación que trabaja Nakazaki, haya exámenes realizados por profesionales del hospital psiquiátrico Víctor Larco Herrera.
La discusión médica tiene su lado político. Y los políticos y las encuestas ya le dieron carácter de salud pública.
ARMAS Y GRACIAS
Alan García, inmerso en su reaparición mediática y la presentación de su nuevo libro, tocó la nota discordante de este villancico.
“Cada día que pasa Alberto Fujimori tiene más años y evidentemente su situación, según las fotos que se ven…me duele personalmente, es una tragedia. Siempre he creído en la justicia, pero no creo en la crueldad ni en el ensañamiento con el que está vencido y que no tiene mayor futuro”, declaró en la mañana del lunes 19 a RPP.
García calificó el indulto como “un arma interesante que tiene el gobierno en sus manos” para “mostrarse bondadoso y generoso”. Si bien reconoció que el país puede “quedar mal poniendo en libertad a una persona que ha sido juzgada por crímenes y haber roto la democracia”, agregó que el Fujimori “de hace 20 años es diferente a una persona de hoy, en el sentido de que ya fue sancionado y, lo que es peor para un político, avergonzado”.
Mario Vargas Llosa, en cambio, declaró en sentido totalmente contrario luego de recibir el doctorado honoris causa de la Universidad Cayetano Heredia la tarde anterior. El novelista dijo brevemente que tal gracia solo debía ser concedida si el beneficiario sufría “una enfermedad terminal”.
Cabe aclarar que el reglamento de indultos es más laxo y también incluye casos en los que “pese a padecer enfermedades no terminales, la naturaleza de las condiciones carcelarias pueden colocar en grave riesgo la vida, salud e integridad” del interno. También califican “los afectados por trastornos mentales crónicos, irreversibles o degenerativos” (CARETAS 2185).
En entrevista publicada por La República, Alejandro Toledo demandó que “si presentan una solicitud de indulto humanitario, yo diría tres cosas: primero tendría que haber evidencias contundentes de que está en sus días finales. Dos, estas evidencias necesitan ser verificadas por especialistas, por una junta de médicos nacionales o internacionales, y ahí podemos conversar. Y tres, también hay que preguntarles a las víctimas”.
Toledo advirtió que “si el presidente Humala quiere indultar al presidente Fujimori, sin tener los elementos de juicio de lo cual hemos hablado, allí sí tiene una ruptura”.
Según las palabras del propio ex presidente, Perú Posible ya había roto con el gobierno con la designación del gabinete encabezado por Óscar Valdés (CARETAS 2211). Por eso fue pertinente la respuesta del presidente del Legislativo, Daniel Abugattas. “No sé cuántas veces puedes quitarle el respaldo a alguien”, ironizó al tiempo de reconocer que Toledo es un demócrata “a carta cabal”.
En los círculos de Palacio observan que el indulto es también una carta política, y más si se toma en cuenta la volatilidad de la alianza política entre el nacionalismo y la chakana. Se comenta que Humala tiene cada vez menos disposición para responder las llamadas telefónicas de Toledo. No debe ser muy cómodo lidiar con un amigo que, un día sí y otro no, amenaza con patear el tablero porque busca evitar asumir los pasivos de un gobierno que no es el suyo.
El escenario de una alianza parlamentaria entre el gobierno y el fujimorismo, o siquiera un tácito entendimiento por la “gobernabilidad”, era impensable hasta hace poco. Pero también lo era el reemplazo de Salomón Lerner por Valdés.
Como su nombre lo indica, el indulto es humanitario. Pero, en palabras de Alan García, también puede ser un arma interesante.
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