Por: Jorge Pereyra
Esta es una noticia de último minuto. Una empresa minera transnacional, durante su proceso de exploración, ha descubierto gigantescos depósitos de oro y cobre en el subsuelo de Miraflores, La Molina, Surco, San Borja y San Isidro…
La veta más enorme se encuentra en Chacarilla del Estanque. Y otras empresas mineras también evalúan participar y sumarse a la explotación de esos inmensos recursos minerales a tajo abierto.
Naturalmente que este descubrimiento haría olvidar el conflicto social que vive actualmente Cajamarca que se opone masivamente al proyecto minero Conga, y haría que el indicado conflicto pase a un segundo plano.
La transnacional minera sostiene que se podría usar el Estadio Nacional como poza de lixiviación para verter allí el cianuro y también las límpidas aguas del río Rímac.
Pobladores “pitucos” de esos distritos limeños han protestado airadamente porque no fueron objeto de “consulta previa” y han sido declarados “antimineros”, “terroristas”, subversivos, y enemigos de la inversión y el desarrollo del país.
Rosa María Palacios, Aldo Mariátegui y el cardenal Cipriani advierten que deben colaborar con la Patria o, de lo contrario, pronto serán desalojados de sus viviendas.
Y se ha dispuesto, por tanto, el traslado de la población de dichos distritos pudientes hacia el norte del país, por la ruta hacia Ventanilla.
Por otra parte, los vecinos de los barrios populares de San Juan de Miraflores y Villa El Salvador han efectuado una serie de marchas de protesta ante el anuncio que algunos de los desalojados de Miraflores, San Isidro, Surco y La Molina podrían ser reubicados en sus distritos.
Se leen pancartas en las que se ha escrito que no los quieren en su vecindad porque dichos “pitucos” son gente de mal vivir.
Pero en un último flash informativo se dice que la gigantesca veta de oro y cobre llega hasta Palacio de gobierno y que por allí empezarán precisamente los trabajos de extracción del oro. Naturalmente, al conocer este hecho, el presidente Ollanta se ha sumado a las protestas y ha salido a las calles a protestar, acompañado de Alejandro Toledo y su infaltable vincha.
Y de pronto, me desperté…
Los helicópteros sobrevolaban el cielo de Cajamarca, las barricadas interrumpían el tránsito de vehículos y masivamente la población desfilaba por las calles voceando su malestar y descontento y su oposición al proyecto minero Conga.
Todo había sido un sueño. Y había despertado otra vez a una amarga realidad. Pero nadie negará que una ficción de este tipo hubiera contribuido a desnudar la hipocresía de sujetos como Rosa María Palacios, Cecilia Valenzuela, Aldo Mariátegui, Jaime De Althaus, y otros…
Me muero de ganas por saber qué opinarían de esto los mencionados figurones de la derecha peruana.
A veces la ficción es más convincente y aleccionadora que la misma realidad.
Y los sueños, sueños son…
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