Una nueva y amplia investigación presentó sus hallazgos sobre la nueva “fiebre por la tierra” producida a partir de la crisis alimentaria de 2008 y que revela las consecuencias de las nuevas presiones comerciales por la tierra o su acaparamiento en el mundo.
El informe se denomina “Los derechos a la tierra y la fiebre por ella. Hallazgos del Proyecto de Investigación Global Presiones Comerciales sobre la Tierra”.
La investigación presenta el estudio de veintisiete casos donde se examinan las características, los factores de impulso y las implicancias y tendencias de la creciente presión comercial sobre la tierra.
El estudio es publicado por la International Land Cualition (ILC) junto con el Instituto Internacional del Medio Ambiente (IIED, por su sigla en inglés) y el Centro de Cooperación Internacional en Investigación Agronómica para el Desarrollo (CIRAD). Fue realizado en un lapso de tres años por más de cuarenta miembros y socios de ILC.
La investigación revela una nueva “fiebre por la tierra” debido a la intensificación de las presiones comerciales sobre la tierra desde la crisis de los precios de los alimentos de 2008.
Revela que la alta demanda global de tierras es probable que continúe a largo plazo, aunque el pronunciado aumento visto entre 2005 y 2008 quizá se estabilice.
Los derechos a la tierra y los recursos y los medios de vida de las comunidades rurales están cada vez más en peligro por la prevalencia de un modelo de adquisiciones de tierra de gran escala. Hasta aquí los hallazgos justifican ampliamente el empleo del concepto «acaparamiento de tierras».
La investigación revela las transacciones de tierras que no han sido ampliamente informadas por los medios de comunicación como es el caso de las élites nacionales que desempeñan un papel mucho más importante en las adquisiciones.
Asimismo, no se ha informado adecuadamente sobre el impacto en la producción de los alimentos, no considerados como el foco principal en las transacciones de tierras.
De los 71 millones de hectáreas en transacciones el 22 por ciento fue para la minería, el turismo, la industria y la forestería. El 78 por ciento es para la producción agrícola, de la cual tres cuartas partes son para agrocombustibles.
Los pobres soportan costos desproporcionados a cambio de los cuales reciben pocos beneficios debido a la mala gobernanza, la débil protección de sus derechos a los recursos, la presencia de la corrupción en la toma de decisiones y la ausencia de rendición de cuentas.
A ello se agrega la marginación de sus derechos dentro de los regímenes comerciales y el descuido en la formulación de políticas para la pequeña agricultura, lo que afecta de manera especial a las mujeres, que son particularmente vulnerables ante esta realidad
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