Luis Aliaga Trigoso, ex teniente PNP, fue condenado a ocho años de prisión por participar en una golpiza que provocó la muerte de un ingeniero en 1996. Tras dos años y medio en prisión fue liberado al acogerse a beneficios penitenciarios. Entre 2006 y 2010 fue chofer y guardaespaldas de Ollanta Humala.
En marzo de 1996, cuando era un teniente de la Policía destacado a la delegación policial de Breña, Luis Aliaga Trigoso intervino en la agresión que derivó en la muerte del ingeniero industrial Mario Palomino García. El caso fue muy sonado en esa época y La República y otros medios le dedicaron portadas y amplios reportajes. Este diario, incluso, entrevistó al agente cuando se encontraba en prisión en el penal de San Pedro de Lurigancho y se quejaba de que su institución lo había abandonado.
Aliaga fue condenado a ocho años de prisión por el delito de homicidio simple. Gracias a que accedió a beneficios penitenciarios, estuvo menos de tres años tras las rejas. La Policía, por supuesto, le había dado de baja, junto a los otros agentes condenados. Para la justicia, era el responsable de un delito.
Años después comenzó a trabajar para Ollanta Humala durante la campaña presidencial del 2006.
En los siguientes cuatro años condujo su vehículo y lo acompañó en los viajes que el líder del Partido Nacionalista realizó por el interior del país. Fue su chofer y su guardaespaldas, según testigos. Cientos de imágenes en las que aparece a su lado, protegiéndolo o abriendo camino, confirman esta versión.
Durante la última campaña, Humala decidió que Aliaga dejara el timón de su camioneta y se integrara al equipo de avanzada que llegaba a las ciudades para preparar el recibimiento al candidato.
Y en setiembre pasado, como parte del proceso de reorganización interna que inició el partido, le encargó que pusiera orden en las bases del sur. Luis Aliaga Trigoso se convirtió así, por indicación del Presidente Humala, en el hombre fuerte del partido en Arequipa, Cusco, Apurímac, Puno y Madre de Dios, la Macrorregión Sur, en términos históricos la zona en la que se ubican las principales bases nacionalistas. Y la más candente, dada la cantidad de facciones que se disputan el poder local.
LOS HECHOS
La madrugada del sábado 23 de marzo de 1996, el patrullero del teniente Tejada recorría las calles de Breña como parte de un operativo para limpiar de drogadictos las calles del distrito. Lo acompañaban los suboficiales Humberto Revolledo Zevallos, Luis Alberto Sánchez Vásquez y Carlos Morales Segura, quien conducía el vehículo. En la esquina de los jirones Pastaza y Vidal vieron a un hombre que caminaba en estado de ebriedad. Era Mario Palomino, quien había estado bebiendo unas cervezas con unos familiares y en ese momento se dirigía a la casa de sus padres, a unos metros de allí. Aliaga ordenó detenerlo y subirlo a la camioneta.
Una vez en el vehículo, Palomino empezó a lanzar gritos pidiendo que lo suelten. Los efectivos lo enmarrocaron. En sus testimonios ante las autoridades, los cuatro negaron haberlo agredido. Sin embargo, posteriormente, ante el juez, el suboficial Sánchez Vásquez modificó su testimonio –dijo que dio su primera versión movido por el “espíritu de solidaridad al cuerpo policial”– y contó que, una vez que lo inmovilizaron, Revolledo y Aliaga golpearon repetidamente al detenido –el primero con ayuda de una linterna– hasta dejarlo inconsciente. Luego, lo dejaron tumbado sobre el asiento posterior de la camioneta y continuaron con la redada. Detuvieron a otras 14 personas. La mayoría de ellas se ubicó de cualquier manera encima del cuerpo de Palomino.
Cuando llegaron a la comisaría, Palomino probablemente ya era un cadáver. Su cuerpo fue dejado en un ambiente que se usaba como sala de espera, hasta que el comandante de Guardia se percató de su presencia y avisó a uno de los oficiales. Se armó, entonces, un caos en el lugar. Un mayor propuso deshacerse del problema abandonándolo en otra jurisdicción. Nadie llamó a un fiscal. A las 5 de la mañana, lo llevaron al hospital Loayza, como si se tratara de un NN. La familia de Palomino lo encontró horas después en la Morgue de Lima. El cadáver presentaba hematomas, lesiones, escoriaciones y otras huellas de la golpiza. La necropsia concluyó que había muerto a causa de un edema cerebral y pulmonar.
“SIGAN INVESTIGANDO”
El 11 de diciembre de 1998, al cabo de un largo proceso judicial, la Sala Penal Corporativa Nacional encontró a Aliaga, Revolledo, Sánchez y Morales culpables por omisión del delito contra la vida, el cuerpo y la salud - homicidio simple. El teniente también fue declarado culpable de abuso de autoridad. Aliaga y Revolledo fueron condenados a ocho años de prisión y al pago de 30 mil soles de reparación civil. Gracias a los beneficios penitenciarios, y tomando en cuenta que había pasado ya dos años en prisión, Aliaga salió libre en los primeros meses de 1999.
Se desconoce si cuando empezó a trabajar con Humala le informó de su pasado. El hecho es que hoy es uno de los principales dirigentes del nacionalismo y el más poderoso en el sur del país.
Cuando La República contactó a Luis Aliaga por teléfono para pedirle su versión sobre esta historia, en dos oportunidades el ex policía declinó hacerlo. “Sigan ustedes investigando nomás”, respondió.
REORGANIZACIÓN CON PROBLEMAS
Luis Aliaga es uno de los nueve integrantes de la Comisión Nacional de Organización que Humala creó en setiembre para poner orden en su partido. Los otros son Nena Escalante (responsable del Norte), Víctor Isla (Oriente), Manuel Zerillo (Lima Provincias), Hugo Jara (Centro), Marco Olivera (Lima), Juvenal Silva (Callao), Dora Quihue (Tacna y Moquegua) y Werner Cabrera (Nor Oriente, quien es el coordinador de toda la comisión).
Como coordinador de la Macrorregión Sur, el ex policía ha tenido que hacerse cargo de un partido fracturado en varios pedazos. En Puno hay tres facciones: la de Paco Becerra, la de Susana Vilca y la de Marco Cárdenas. Hace unas semanas, Aliaga nombró a dedo a Zenón Angulo responsable regional. Las facciones de Becerra y Cárdenas desconocen esta designación.
En Arequipa, Aliaga relevó a Walter Aguirre del cargo de responsable regional y puso en su reemplazo a Ángel Cábala. Aguirre también desconoce este nombramiento (ver recuadro). En una asamblea realizada en Puno el 3 y 4 de noviembre, un grupo de dirigentes del sur pidió públicamente su destitución. En otras zonas del país, como por ejemplo Chimbote, ya hay bases que reclaman desactivar a toda la Comisión Nacional de Organización.
No hay comentarios:
Publicar un comentario