Para ser una región que se hizo famosa en nuestra historia por el rescate de más valor que se haya acumulado, los actuales dirigentes en Cajamarca no están interesados en generar riqueza para sus paisanos.
Por: Fritz Du Bois
Más bien los están empobreciendo a paso acelerado.
Incluso, la negativa de los señores Santos y Saavedra, de Patria Roja y del MRTA, respectivamente, a siquiera iniciar un diálogo los ha desenmascarado. Es evidente que en la agenda que tienen no está el bienestar del ciudadano. Ellos quieren catapultarse a nivel nacional como los radicales que derrotaron al gobierno y al gran capital, por lo tanto, no tienen nada que ganar dialogando.
Más aún, el entierro de Conga –con sus 5 mil millones de inversión– sería el ‘mayor triunfo’ que dichas organizaciones –semiclandestina en un caso y abiertamente subversiva en el otro– habrían logrado en muchos años, por lo que no van a permitir que sea desperdiciado. Por ello, seguirán atacando todo proyecto del sector privado porque su mercado está en la pobreza y en la desesperación. Lo último que quieren es que se logre bienestar; eso les quita electorado.
Por otro lado, desde el punto de vista del cajamarquino ¿qué han ganado? Bueno, pusieron sobre la mesa su preocupación por el uso del agua, lo cual debería llevar a una mejor propuesta ambiental. Sin embargo, no ganarán nada si el proyecto es cancelado. En ese caso se habrían esfumado más de mil millones en futuro canon y las lagunas en cuestión terminarán contaminadas por los mineros informales que, sin duda, arrasarán en busca de oro no bien se retire la empresa formal. Basta ver lo que han hecho en Tambogrande para tener una idea de la destrucción.
Así que al final el pueblo de Cajamarca será el perdedor y los grandes beneficiados de la radicalización ya no estarán entre ellos, pues habrán partido a otra región buscando enterrar otra presa mayor.
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