Por: Aldo Mariátegui:
"No a la falaz “Sociedad Civil”
Estamos en un sistema de democracia representativa. Ergo, un diálogo entre el gobierno central y un gobierno regional tiene como interlocutores a un representante del Ejecutivo (en este caso, el Premier) y al fulano ese que (mal) eligieron en una región (ese personaje inefable que se llama Gregorio Santos). Entonces, no tiene por qué participar en una reunión de éstas un tercero (el exemerretista Wilfredo Saavedra) que alega representar a un "Frente Regional". ¿Quién lo ha elegido como mandatario? ¿Qué votos tiene Saavedra registrados en el JNE? ¿A título de qué se va a sentar de igual a igual con un primer ministro designado por el Presidente, que fue elegido por todos los peruanos, y la máxima autoridad regional, (mal) elegida por los cajamarquinos? ¡Fuiira! Ya es hora de acabar con este menjunje de aceptar Pizangos, Aduviris, Manuíns, Pepes Julios y Saavedras como voceros válidos. ¿Para qué entonces se eligen autoridades?
Es que este debilitamiento de la democracia representativa es fruto de la labor de zapa que contra ésta hizo la izquierda. Primero la trató de deslegitimar durante años con eso de que era la "democracia burguesa" o"democracia formal", un camino que no compartían pero que sí trataban de usar antes de hacer la Revolución. Por eso gente como Diez Canseco participó en la Asamblea Constituyente y luego se negó a firmar la Constitución de 1979 (para años después exigir su reposición... ¡Quién los entiende!). Después que se les cayó el Muro de Berlín, y al percatarse de su debilidad electoral, la izquierda sacó del sombrero el concepto ese de "Sociedad Civil" para meter sus narices en el accionar estatal y actual al margen del Congreso o de los cargos elegidos, como alcaldes, presidentes regionales, etc... Constituían una ONG, o un "Frente de Defensa" o "las fuerzas vivas" o un club rojo de ésos, y ya se sentían con derechos para dilucidar temas que estrictamente sólo deben ser tratados por aquellos que han sido habilitados por el voto ciudadano. Y esa perversa inclinación a darles pelota nace desde el gobierno permisivo de Paniagua, donde hubo varios colegas e intelectuales que validaron esa falacia de la "Sociedad Civil", diferenciándola de una supuestamente paralela "Sociedad Política", cuando en realidad no son más que unos infiltrados en el corpus de la "Sociedad Política", adjudicándose el papel de supuestos mediadores políticos entre la ciudadanía y el Estado. Es más, ésa es una de las bases del gobierno corporativista propio del fascismo, donde gente no electa y diversos gremios representaban a la ciudadanía en lugar del Congreso.
Pues esto ya no debe tolerarse más. Cuando haya un problema en una región o una alcaldía, el gobierno central sólo debe tratar estrictamente con las autoridades elegidas, no con los mafiosos que a punta de tomar la calle exigen ser interlocutores. Si Wilfredo Saavedra desea tratar de igual a igual con el Premier, pues primero que lo elijan presidente regional de Cajamarca o alcalde de la capital regional o congresista o lo que sea. Si no, su opinión en el conflicto es tan válida como la de un parroquiano más. Saavedra ni siquiera encabeza un gremio profesional o una cámara de comercio. La misma situación es la del cura Arana, que cree que su ONG Grufides y su fantasmal grupúsculo Tierra y Libertad deben tener voz en las negociaciones cuando ni siquiera han llegado al 4% de la votación en Cajamarca. Y también es una lástima que los congresistas locales se hayan corrido del problema.
Y si Gregorio Santos ha decidido ser mayordomo del exemerretista Saavedra y es tan poca cosa que no se puede sentar a dialogar si éste no está a su lado, pues es problema suyo.
En suma, cualquier cojudo no puede venir a pretender arrogarse representatividades que no han sido confirmadas por las urnas. Reforcemos la democracia comenzando por respetar sus resultados. Si no, es la anarquía callejera (lo que quiere la izquierda).
"No a la falaz “Sociedad Civil”
Estamos en un sistema de democracia representativa. Ergo, un diálogo entre el gobierno central y un gobierno regional tiene como interlocutores a un representante del Ejecutivo (en este caso, el Premier) y al fulano ese que (mal) eligieron en una región (ese personaje inefable que se llama Gregorio Santos). Entonces, no tiene por qué participar en una reunión de éstas un tercero (el exemerretista Wilfredo Saavedra) que alega representar a un "Frente Regional". ¿Quién lo ha elegido como mandatario? ¿Qué votos tiene Saavedra registrados en el JNE? ¿A título de qué se va a sentar de igual a igual con un primer ministro designado por el Presidente, que fue elegido por todos los peruanos, y la máxima autoridad regional, (mal) elegida por los cajamarquinos? ¡Fuiira! Ya es hora de acabar con este menjunje de aceptar Pizangos, Aduviris, Manuíns, Pepes Julios y Saavedras como voceros válidos. ¿Para qué entonces se eligen autoridades?
Es que este debilitamiento de la democracia representativa es fruto de la labor de zapa que contra ésta hizo la izquierda. Primero la trató de deslegitimar durante años con eso de que era la "democracia burguesa" o"democracia formal", un camino que no compartían pero que sí trataban de usar antes de hacer la Revolución. Por eso gente como Diez Canseco participó en la Asamblea Constituyente y luego se negó a firmar la Constitución de 1979 (para años después exigir su reposición... ¡Quién los entiende!). Después que se les cayó el Muro de Berlín, y al percatarse de su debilidad electoral, la izquierda sacó del sombrero el concepto ese de "Sociedad Civil" para meter sus narices en el accionar estatal y actual al margen del Congreso o de los cargos elegidos, como alcaldes, presidentes regionales, etc... Constituían una ONG, o un "Frente de Defensa" o "las fuerzas vivas" o un club rojo de ésos, y ya se sentían con derechos para dilucidar temas que estrictamente sólo deben ser tratados por aquellos que han sido habilitados por el voto ciudadano. Y esa perversa inclinación a darles pelota nace desde el gobierno permisivo de Paniagua, donde hubo varios colegas e intelectuales que validaron esa falacia de la "Sociedad Civil", diferenciándola de una supuestamente paralela "Sociedad Política", cuando en realidad no son más que unos infiltrados en el corpus de la "Sociedad Política", adjudicándose el papel de supuestos mediadores políticos entre la ciudadanía y el Estado. Es más, ésa es una de las bases del gobierno corporativista propio del fascismo, donde gente no electa y diversos gremios representaban a la ciudadanía en lugar del Congreso.
Pues esto ya no debe tolerarse más. Cuando haya un problema en una región o una alcaldía, el gobierno central sólo debe tratar estrictamente con las autoridades elegidas, no con los mafiosos que a punta de tomar la calle exigen ser interlocutores. Si Wilfredo Saavedra desea tratar de igual a igual con el Premier, pues primero que lo elijan presidente regional de Cajamarca o alcalde de la capital regional o congresista o lo que sea. Si no, su opinión en el conflicto es tan válida como la de un parroquiano más. Saavedra ni siquiera encabeza un gremio profesional o una cámara de comercio. La misma situación es la del cura Arana, que cree que su ONG Grufides y su fantasmal grupúsculo Tierra y Libertad deben tener voz en las negociaciones cuando ni siquiera han llegado al 4% de la votación en Cajamarca. Y también es una lástima que los congresistas locales se hayan corrido del problema.
Y si Gregorio Santos ha decidido ser mayordomo del exemerretista Saavedra y es tan poca cosa que no se puede sentar a dialogar si éste no está a su lado, pues es problema suyo.
En suma, cualquier cojudo no puede venir a pretender arrogarse representatividades que no han sido confirmadas por las urnas. Reforcemos la democracia comenzando por respetar sus resultados. Si no, es la anarquía callejera (lo que quiere la izquierda).
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