Corte Suprema de Chile autorizó
solicitud de la justicia peruana para juzgar al expresidente, que deberá
responder por asesinato múltiple ejecutado por el Grupo Colina.
Víctor Liza I Redacción mulera
Aunque
querían pasar desapercibidos del escándalo de Odebrecht, que involucra a los
gobiernos de Alejandro Toledo, Alan García y Ollanta Humala, el pasado continúa
persiguiendo a la familia Fujimori.
A la
investigación que incluye a Keiko Fujimori por el caso de lavado de activos en
el que el protagonista principal es Joaquín Ramírez, se agrega la aceptación de
la Corte Suprema de Chile para ampliar la extradición de Alberto Fujimori con
el objeto de que pueda ser juzgado por el caso de la matanza de seis hombres en
la provincia limeña de Pativilca.
Este
caso no ha tenido la relevancia mediática de los casos de Barrios Altos y La
Cantuta, por los que Fujimori ya ha sido condenado a 25 años, que cumple en la
prisión de la Dirección de Operaciones Especiales (Diroes). Pero como estas dos
masacres, también fue un hecho macabro.
SECUESTRO, TORTURA Y ASESINATO
El
29 de enero de 1992, más de dos meses después de la masacre de Barrios Altos y
seis meses antes del caso La Cantuta, efectivos del grupo Colina, al mando del
mayor (r) del Ejército Peruano (EP), Santiago Martin Rivas, acudieron a
Pativilca para cumplir con un "encargo" del entonces jefe del Comando
Conjunto de las Fuerzas Armadas, Nicolás Hermoza Ríos.
Según
consta en el expediente judicial, un empresario chino que disputaba un terreno
en los anexos Caraqueño y San José, acusó falsamente a quienes ocupaban estas
zonas de senderistas, y pidió a un familiar cercano a Hermoza que "le
diera una mano".
Por
orden de Hermoza y bajo la dirección de Martin Rivas, los integrantes de Colina
llegaron a la zona a las dos de la mañana; y secuestraron a John Calderón Ríos
(18), Toribio Ortiz Aponte (25), Felandro Castillo Manrique (38), Pedro Agüero
Rivera (35), Ernesto Arias Velásquez (17) y César Rodríguez Esquivel (29) .
Luego
de reducirlos, los torturaron con quemaduras de soplete en diversas partes de
sus cuerpos, incluido el ano; y además les propinaron patadas. Después de esto,
los mataron con sendos disparos de bala en la cabeza y lanzaron sus cuerpos en
un cañaveral.
Este
crimen tiene el mismo modus operandi del ocurrida en la provincia de El Santa,
en la región Áncash, el 2 de mayo de 1992, dos meses antes de la masacre de La
Cantuta.
LA IMPLICACIÓN DE FUJIMORI
El
técnico de Segunda EP, Jorge Ortiz Mantas, integrante del destacamento Colina
que confesó su participación en la masacre de Pativilca, ha sido clave para dar
con la responsabilidad de Fujimori en este crimen.
Ortiz
Mantas es uno de los pocos exagentes que ha señalado que Colina dependía,
además de Hermoza Ríos, de Fujimori y el exasesor presidencial Vladimiro
Montesinos.
El 8
de febrero del 2008, en una sesión judicial, Ortiz Mantas incriminó a Hermoza
Ríos, quien respondía a las órdenes de Fujimori. Ante la pregunta del juez
sobre la cadena de mando de Colina, el exagente respondió:
"(El mayor
Santiago) Martin Rivas, (el coronel) Fernando Rodríguez Zabalbescoa, (el
general Federico Navarro Pérez, el director de la Dinte, el jefe de Estado
Mayor y el comandante general del Ejército (Nicolás Hermoza). Nos dieron un
almuerzo, lo que demuestra que el general Hermoza sabía (...) En el Ejército no
es posible. Nada se hace sin una orden superior".
Esta
declaración, además de sentencias judiciales como las de los casos La Cantuta y
Barrios Altos, que indican la responsabilidad de Fujimori como autor mediato,
habrían sido determinantes para que la justicia chilena autorice un nuevo
juicio contra el expresidente por crímenes de lesa humanidad.
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