Presidente electo dijo a bases que su agrupación “no debe ser una agencia de empleos”. Espinoza niega que Ollanta se haya aislado de militantes.
A poco más de cinco semanas para que se inicie el nuevo gobierno, el presidente electo Ollanta Humala comienza a ser blanco de las presiones de quienes se consideran con derecho de compartir el poder por el hecho de haber participado en la campaña electoral que lo llevó a la victoria. Una de las presiones más notorias viene de la misma militancia nacionalista.
Según fuentes del propio partido, el malestar tiene un punto de origen. El pasado viernes 17, luego de visitar Palacio de Gobierno, Humala se reunió con casi dos mil de sus partidarios en un local en Los Olivos, donde informó sobre decisiones que no fueron del agrado de los presentes.
Lo primero que el mandatario electo les dijo a sus bases fue que el partido “no deber ser una agencia de empleos”. No obstante que es una decisión correcta que tiende a priorizar la meritocracia, al parecer, la molestia es porque en cada reunión nacionalista empiezan a circular currículos. Humala señaló también que, salvo alguna excepción, los que dirigen la transferencia no integrarán el Gabinete de Ministros.
La fuente comentó que esa disconformidad se tradujo en la nota periodística difundida ayer en un diario local. Agregó que las bases perciben que más influencia en Humala tienen las nuevas incorporaciones y los familiares y allegados a Nadine Heredia.
La coordinadora de la Comisión de Transferencia y vicepresidente electa, Marisol Espinoza, desmintió que a Humala se le haya aislado de la militancia de Gana Perú: “Hay gente a la que siempre le interesa deslizar cosas, porque quien no se atreve a dar la cara es porque tiene algún interés”.
Mientras tanto, Anel Townsend y el entorno que la acompañó en el Ministerio de la Mujer durante el régimen toledista se incorporaron a la comisión de Transferencia de ese sector.
PRESIÓN COCALERA. Otra presión sobre el mandatario electo se ejerce desde el sector de los cocaleros. La parlamentaria andina y dirigente cocalera Elsa Malpartida llegó a la sede de Naciones Unidas, en Magdalena, donde se reunían Humala y las comisiones de Transferencia.
“Vine a conversar con Marisol Espinoza. Esperamos lo que diga el presidente el 28 de julio, pero todos los cocaleros sabemos que hay un convenio internacional, y el presidente Humala tiene que cumplirlo. No se debe erradicar por erradicar”, puntualizó con tono de amenaza.
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