Diario Los Andes
Sin duda alguna, este 24 de junio último será marcado como uno de los episodios luctuosos más sangrientos en la historia de Juliaca y Azángaro; una gesta que lejos de ser atendidas por los órganos de Gobierno, con su desidia provocó que la convulsión social llegara a su punto máximo. Hoy los más de 30 heridos y los seis caídos por la defensa del medio ambiente, despiden al Gobierno aprista marchado de sangre, echándole en cara su incapacidad negociadora y resolutiva a una problemática ampliamente clamada.
Sólo era cuestión de tiempo para que la bomba estalle. La desatención a las demandas de los pobladores de Azángaro por parte del Gobierno central y la falta de intermediación de la instancia regional, ayer alcanzó su punto más crítico dejando como trágico saldo el deceso de sesis ciudadanos entre huelguistas y ciudadanos que fueron abatidos por las fuerzas combinadas.
La advertencia estaba hecha. Desde que los azangarinos trasladaron su voz de protesta la Ciudad Calcetera, emplazaron al Gobierno central a tomar nota de sus demandas y mediante una comisión de alto nivel similar a la que se conformó para la huelga aymara, se diera solución a la descontaminación de la cuenca del río Ramis, clamor que ya habría sido mecido hace más de 4 años.
responsabilidad directa
Para el ex presidente de la Asociación de la Central Única Barrios y Urbanizaciones de Juliaca (ACUBUJ), Jorge Chávez Checa, sobre los luctuosos hechos de ayer, recae una responsabilidad directa del presidente de la República Alan García Pérez, por dejar que la sangre corra al rió al demostrar su ineptitud y voluntad para atender el clamor del pueblo.
De la misma forma, indica que las autoridades locales y regionales brillaron por su ausencia para mediar entre los dirigentes y el ejecutivo capitalino, y así evitar los trágicos saldos que trajo consigo una protesta que a todas luces anunciaba una posición firme de los huelguistas, aunque a diferencia de las gestas aymaras, en la lucha de los azangarinos el diálogo nunca llegó.
Fue a mansalva
Mientras que un grupo de la ACUBUJ alzaba su voz de protesta en solidaridad de los azangarinos con movilizaciones por el centro de la ciudad, el aeropuerto Manco Capac se vivía una verdadera batalla campal entre las fuerzas combinadas del orden, quienes según testigos abatieron a mansalva a los dirigente de Asillo, Progreso, San Antón y otros distritos.
Según los dirigentes azangarinos y varios vecinos del sector, los huelguistas se hallaban protestando pacíficamente en inmediaciones del terminal de aviones, cuando en su intento de aproximarse más al sector, sin intenciones de invadir el terreno custodiado por las fuerzas del orden, fueron abatidos a mansalva.
En medio del fuego cruzado, el primero en ser abatido fue Félix Yrpanoca Turpo (20), quien habría fallecido al momento de que le impactara una bala en la parte posterior de la cabeza, y que lamentablemente por el abundante sangrado dejó de existir, siendo su cuerpo luego evacuado en una ambulancia de serenazgo a la morgue del hospital Carlos Monje Medrano.
Antonio Campos Huanca (70), un humilde ciudadano que nada tenía que hacer en la huelga, y que simplemente observaba los sucesos subidos en una escalera apoyada a su vivienda, perdió la vida instantáneamente por una bala impactada en la cabeza. A exhortación de la Defensoría del Pueblo, la Fiscalía recién hizo el levantamiento del cadáver casi a las 17:30 horas.
Raúl Cancapa Huaricallo (38), se convirtió en la tercera víctima fatal, al no resistir una intervención quirúrgica que le practicaran los galenos del hospital Carlos Monje Medrano para extraerle balas del abdomen y la columna que habrían comprometido órganos vitales, dejando de existir durante la operación al promediar las 15:00 horas.
Al poco rato, Petronila Coa Huanca, que llegaba al nosocomio de la ciudad gravemente herida y en estado inconsciente, dejó de existir por la excesiva sangre que perdió desde que fue trasladada al servicio de emergencia.
Además, Gregorio Huamán Mamani (56) con peor suerte que los demás caídos, tuvo que permanecer varias horas tendido en la pista en las inmediaciones de la salida a la altura de ex Cooperación Popular, para que la insistente llamado de ciudadanos por medios radiales, el Ministerio Público haga el levantamiento del cadáver.
Mientras tanto, vecinos aledaños al aeropuerto de Juliaca y del riel de trenes que va a Cusco, han informado sobre la presencia de un cuerpo inerte abandonado, pero hasta el cierre de la presente edición este no era identificado y menos las autoridades han confirmado.
Nosocomio colapsado
Los infortunados sucesos que iniciaron desde media mañana, trajo consigo a más de 30 heridos que, por la coyuntura que se vivía, puso en aprietos al escaso personal del servicios de emergencia del hospital Monge Medrano que no se daban abasto para atender a los más de 30 heridos que paulatinamente llegaban en motocargas y cualquier otro medio de transporte.
Sumado a las precariedades de material quirúrgico, de personal y de otra índole, el aparato logístico del nosocomio se vio obligado a evacuar a varios heridos a clínicas particulares y Essalud. Para colmo de males, la Clínica Americana inicialmente se negó a atender a heridos por lo que tuvo que intervenir la Defensoría del Pueblo.
El drama que se vivía en los pasillos del Monge Medrano era conmovedor. A la exasperación de los familiares porque sus heridos sean atendidos, al personal médico y asistencial le faltaban manos para atender a los pacientes que formaban fila en medio de sus quejidos de dolor.
Casos como el de Pablo Mamani, natural de la comunidad de Conduriri perteneciente al distrito de San Antón, quien indicó haber sido disparado cuando se retiraba de la protesta, argumentando que su herida en parte baja posterior de su pierna evidencia que los disparos fueron a mansalva, pidió justicia y una reparación por el Ministerio del Interior y Gobierno aprista.
Para Gabriel Paco Jove, dirigente azangarino, como muchos de sus coterráneos que aguadaban fuera del servicio de emergencia del nosocomio juliaqueño, debido a que tanto los fallecidos como los heridos fueron impactados por los proyectiles en la parte posterior de sus cuerpos, hace deducir que los disparos fueron hechos por francotiradores y la intención era matar.
De la misma forma, Grimaldo Usmayo, considera que esta represión sangrienta ha alcanzado una connotación regional, por lo que urge le pronunciamiento de las autoridades y entidades de derechos humanos, además de dictarse responsabilidad al gobierno de Alan García y su gabinete en por no apagar oportunamente una bomba de tiempo.
Infierno en Aeropuerto
Pasado las 18:00 horas, los huelguistas provenientes de la provincia de Azángaro al conocer el número de víctimas, volvieron a atacar las instalaciones del aeropuerto internacional Manco Capac, donde incendiaron vehículos y fueron repelidos por los agentes del orden con disparos de arma de fuego, aunque esto no fue confirmado debido a la oscuridad que reinaba en el lugar.
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